Tras el estreno de su secuela, repasamos el film de Tony Scott, una de las películas emblemáticas de los años 80’s, que erigió a Tom Cruise como estrella.
Todavía lejos de los films oscarizables, el cineasta se pone en el lugar de niño e hijo, construyendo una historia avasallante y atravesada por la sensación de la pérdida.
Esta comedia castrense fue uno de los grandes éxitos de la primera época de Ivan Reitman, director que falleció recientemente dejando una filmografía para reconsiderar.
Esta secuela escrita por John Hughes se dedicaba a poner en crisis buena parte del imaginario navideño, de la mano de un humor tan cruel como efectivo.
Cuando todavía no había dirigido una decena de películas, Woody Allen se despachó con esta comedia excesiva y autoconsciente que satirizaba a 8 y ½ de Federico Fellini.
El comienzo de la franquicia era una relectura e reinvención de lo fantástico desde la comedia, con Dan Aykroyd como una figura creativa clave a partir de cómo pensaba lo grupal en el humor.
El alemán Wim Wenders mira con fascinación la geografía norteamericana y la convierte en cine. Una historia de amor compleja, como todas las historias de amor.
A la luz de la nueva versión, la fallida adaptación que hizo David Lynch de la novela de Frank Herbert demuestra personalidad y osadía, más allá de sus problemas.