Con sus desniveles, la serie alcanzó un cierre decente, que resuelve múltiples conflictos con bastante fluidez y entrega un plano final casi perfecto, que se impone a cuestionamientos un tanto excesivos.
La serie empieza a acomodar todas las piezas narrativas y deja varios interrogantes abiertos de cara al final de temporada, aunque también hace varios sacrificios en el camino.
La tercera temporada parece reacomodarse y encontrar un nuevo conflicto central a partir de los giros que introduce este capítulo que, sin descollar, fluye sin problemas.
Un episodio donde el pasado se conecta de forma potente con el presente de Grogu y Bo-Katan, narrado con mano experta por Carl Weathers, acá a cargo de la dirección.
Este capítulo dejó de lado en gran medida al protagonista, para focalizarse en una subtrama con atmósferas cercanas al thriller paranoico y resoluciones definitivamente inquietantes.
Un episodio que se mete de forma más decidida en el viaje personal del protagonista y donde su carácter heroico queda relegado en favor de otros personajes.
El arranque de la tercera temporada fue más una introducción a lo que viene que otra cosa, aunque eso no impidió que la serie vuelva a desplegar sus elementos más reconocibles.