El primer protagónico que tuvo el fallecido Carl Weathers era un film interesante, pero con demasiados lugares comunes de su época, a los que no lograba trascender.
En la filmografía de Norman Jewison sobresale este policial cuyas intenciones eran construir un alegato anti racista con las presencias icónicas de Sidney Poitier y Rod Steiger.
El film de Héctor Olivera, más que un conflicto, presenta un conjunto de situaciones e imágenes impactantes que buscaban reflejar lo que había sido el peronismo en los setenta.
La película de Miyazaki representa fielmente su cine a la vez que toma atajos hacia otros lugares. Un film donde lo fantástico está contenido y lo político puesto en primer plano.
El film de Frank Marshall, aunque queda algo empequeñecido frente a La sociedad de la nieve, se sostiene todavía a partir de su sentido aventurero, incluso frente a la tragedia y el horror.
La adaptación de Mel Stuart sobre la novela Roald Dahl sentó las bases para las adaptaciones que vinieron y contó con una icónica actuación de Gene Wilder.
Esta joya entrañable, filmada en Senegal, confirma que el fallecido Otar Iosseliani era un humanista que no necesitaba gritar, porque se expresaba a través de los planos.
Arnold Schwarzenegger se probaba en la comedia familiar navideña con esta discreta película de Brian Levant, que convierte a su hombre común en un superhéroe del consumismo.