No estás en la home
Funcinema

La calle del terror – Parte 1: 1994

Título original: Fear Street – Part 1: 1994
Origen: EE.UU. 
Dirección: Leigh Janiak
Guión: Phil Graziadei, Leigh Janiak, basado en los libros de R.L. Stine
Intérpretes: Kiana Madeira, Olivia Scott Welch, Benjamin Flores Jr., Fred Hechinger, Ashley Zukerman, Darrell Britt-Gibson, Maya Hawke, Charlene Amoia, David W. Thompson, Noah Bain Garret, Julia Rehwald, Matthew Zuk, Jordana Spiro, Gillian Jacobs, Michael Chandler, Lloyd Pitts, Jordyn DiNatale
Fotografía: Caleb Heymann
Montaje: Rachel Goodlett Katz
Música: Marco Beltrami, Anna Drubich, Marcus Trumpp 
Duración: 107 minutos
Año: 2021


6 puntos


LA ADOLESCENCIA ES UNA PELÍCULA DE TERROR

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

El experimento que realiza Netflix con La calle del terror no deja de ser ciertamente interesante: utilizar la saga literaria de R.L. Stine como trampolín para crear una trilogía de películas que transcurren en años bien específicos y constituyen una gran historia conjunta, delineando un universo coherente. Al mismo tiempo, apelar al inmenso poder de difusión de la plataforma para convertir a esa trilogía en un pequeño gran acontecimiento para fanáticos del cine adolescente y de terror, ya que los lanzamientos se dan en tres viernes sucesivos, lo cual permite acumular cada vez más expectativa. Pero ese ensayo no es solo argumentativo y marketinero, sino también estético y genérico, y la primera entrega ya da unas cuantas pistas de eso.

Es que La calle del terror – Parte 1: 1994 aprovecha su locación temporal para establecer un diálogo con el cine de terror de mitad de los noventa. Más precisamente, ese donde Wes Craven, con La nueva pesadilla, ya insinuaba cambios potentes que iba a terminar de delinear en Scream, con la autoconsciencia como motor narrativo y estético. Lo hace a través de un relato centrado en un grupo de jóvenes de Shadyside, que se encuentra con las huellas de una antigua entidad maligna que es responsable por una brutal serie de crímenes violentos que han asolado al pueblo por más de tres siglos. A medida que conocen más sobre las maldiciones y los aspectos sobrenaturales que vinculan los distintos eventos, también sus vidas quedan cada vez más expuestas en un juego de gato y ratón.

Detrás de su mitología construida a hachazos y cuchillazos, sangre y tripas, un poco antojadiza, pero igualmente atrayente, La calle del terror – Parte 1: 1994 tiene un componente que le juega bastante a favor, que son sus protagonistas. El quinteto de jóvenes que se enfrenta a la maldición que aqueja a Shadyside es un conjunto de estereotipos inteligentemente utilizados, que recuerda -salvando las distancias- al de El club de los cinco o, más cerca en el tiempo, a varios personajes de Aulas peligrosas. Todos tienen distintos estatus y posiciones frente al mundo, además de cargar con varias tensiones entre ellos, y son precisamente las subtramas personales los que terminan dándole mayor solidez al conflicto central de la premisa. Eso se aprecia particularmente en el romance entre Deena y Samantha, cargado de intensidad cuasi melodramático y telenovelesca, pero aún creíble.

Es cierto que la experimentación de La calle del terror – Parte 1: 1994 no deja de ser tímida y eso lleva a que no se pueda detectar nada particularmente original en su estructura. Aún así, la directora y co-guionista Leigh Janiak muestra la sensibilidad suficiente para que las referencias, citas y guiños no se impongan a los personajes. Desde ahí, hilvana una puesta en escena que no redunda en explicaciones y que confía en la inquietud y nervio transmitidos por los protagonistas. Sin ser una maravilla, La calle del terror – Parte 1: 1994 es un cuento de amistad, sexualidad y amores frustrados atravesado por las dosis justas de sangre y tripas.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.