El final de la serie protagonizada por Jason Bateman y Laura Linney fue arriesgado y facilista al mismo tiempo, a partir de unas cuantas decisiones polémicas.
La segunda entrega de esta trilogía propuesta por Netflix se aferra al slasher, pero también a la mitología planteada por su predecesora, para construir un relato sólido, aunque limitado.
La primera entrega de la trilogía presentada por Netflix utiliza la saga literaria de R.L. Stine para construir un relato que, sin ser original, no deja de tener personajes atractivos.