Una de las mejores secuelas de todos los tiempos, donde ya quedaban esbozados de forma definitiva los rasgos estéticos y de carácter del cine de James Cameron.
El masivo éxito de este film de acción fue un tanto inexplicable y a la vez lógico, a partir de cómo descansaba en el carisma de un ascendente Eddie Murphy.
Si bien no aparece en los créditos, Robert Towne colabora con Roman Polanski en este thriller hitchcockiano que esconde en un segundo nivel el drama de una pareja.
Una secuela que mostraba la capacidad de George Miller para dialogar con tradiciones previas y también anticipar parte del cine de acción de los ochenta y noventa.
Este film algo olvidado de Oliver Stone funciona más como un retrato de un sujeto adicto al peligro que como una reflexión sobre las implicancias de la guerra civil salvadoreña.
Tras la muerte de Louis Gossett Jr. recordamos Enemigo mío, donde interpreta a un alienígena que debe generar una alianza con un humano en este film sensible y, por momento, ridículo de Wolfgang Petersen.
Un producto bastante típico de su época y sobrevalorado en la actualidad, con una trama entre disparatada y arbitraria, en la sobresale un machismo entre grasoso e ingenuo.
Antes que Nolan, este film de Roland Joffé con Paul Newman, reflexionaba sobre el Proyecto Manhattan y las diversas implicancias que existían en su concepción.