Este drama centrado en una persona a la que le diagnostican un cáncer agobia con su apuesta por un existencialismo plagado de aforismos y filosofía barata.
Leonardo Sbaraglia y Julieta Díaz interpretan a una pareja burguesa que, como indica la norma del cine argentino, son gente mala que se odia sin miramientos.
El director de El padre retoma temáticas vinculadas con las enfermedades psiquiátricas, aunque en esta ocasión se encuentra ausente la apuesta formal de aquel film.
Una secuela que lleva su apuesta estética y narrativa al extremo, con una gran cantidad de secuencias notables y un universo propio tan disparatado como cautivante.
Elizabeth Banks lleva a buen puerto esta propuesta basada libremente en un caso real. Una comedia negra con un tono irreverente, que logra un verosímil posible.
Dominik Moll toma un caso policial y le quita el artificio, para resaltar lo burocrático del trabajo policial, a la vez que denuncia a la sociedad machista.
El director Jeff Zorrilla aprovecha los días de encierro por la pandemia de Covid para reflexionar sobre el paso del tiempo y las decisiones que tomamos.
La película de Manuela Martelli es otro relato sobre la dictadura, en este caso la chilena, que apuesta por un personaje que se balancea positivamente entre arquetipos que nunca termina representando.
Melisa Liebenthal utiliza algunos recursos habituales de su cine, pero con resultados pobres. Lugares comunes que imponen sus intenciones, antes que aspectos narrativos.