La adaptación a la pantalla chica del personaje de Tom Clancy tiene algunos pasajes potentes, pero sus estructuras narrativas no pueden superar el simplismo y superficialidad ideológicos.
Esta serie animada canadiense tiene dos temporadas en Netflix. No solo es creativa, sino que se anima a temas mucho más complejos de los que habitualmente abordan las series infantiles.
Los directores de American Splendor y los de Pequeña Miss Sunshine construyen aquí un gran relato sobre la angustia de crecer, que reproduce las obsesiones formales del indie norteamericano de comienzos de siglo.
La última entrega de esta serie tenía un gran potencial narrativo, estético y temático, pero elige las alternativas más facilistas, obvias y banales, arribando a un cierre indigno.
Sylvester Stallone encuentra otro gran personaje en esta serie algo despareja, pero ciertamente adictiva, donde lo mejor pasa por los contrastes generacionales y los choques afectivos.
Creada por Charlie Brooke y protagonizada por Diane Morgan, esta comedia es una brillante sátira del género documental y una ocurrente mirada acerca del mundo.
La primera temporada de la serie creada por Dan Erickson y dirigida por Ben Stiller es una sátira social sobre el mundo laboral en una gran corporación, con ecos a la ciencia ficción distópica de los 70’s.
Del creador de The Americans, esta miniserie protagonizada por Steve Carell y Domhnall Gleeson construye un relato de enorme tensión y dramatismo, además de una gran sensibilidad.