Por Mex Faliero
Puro estilo. Así es Palm Royale, serie basada en una novela de Juliet McDaniel que indaga en la vida de la alta sociedad de Palm Beach en los años 60’s, particularmente a partir de la aparición en ese mundo de Maxine, una mujer que pertenece lateralmente y quien hará todo lo posible para escalar y ocupar un lugar de relevancia. De hecho, la primera escena la muestra colándose por arriba del paredón de un muy exclusivo club. Que la protagonista sea Kristen Wiig (la mejor comediante norteamericana del Siglo XXI) da la idea de que la serie, con ese comienzo, apostará por la sátira, aunque en un plan críptico como en la singular A deadly adoption con Will Ferrell. Es verdad que algo de eso hay (todo lo que sucede con una ballena pertenece al universo absurdo de la actriz), con un registro cercano a la telenovela, aunque se trata en realidad de una forma de representación del material que McDaniel aporta. En lo concreto, Palm Royale es una comedia dramática, que a medida que avanza va dejando de lado cierto costado burlón para centrarse en los secretos de esta alta sociedad que tiene a Norma Dellacorte (la notable Carol Burnett) como reina absoluta de ese universo de pura apariencia. En verdad, su dominio tiene que ver con la cantidad de secretos que conoce y guarda, con lo cual tiene amenazados a todos para que le rindan pleitesía. Sobre esos secretos giran todos los personajes, en una serie que aprovecha la ebullición de aquellos sesentas para integrar en su elegante cóctel a la burguesía, los movimientos políticos revolucionarios, las represiones sexuales, los sesgos racistas, la experimentación de todo tipo, las agencias secretas, la lucha por el espacio y muchísimos más detalles que nunca redundan en un amontonamiento sin sentido. Los personajes de Palm Royale son esos que consumen los productos promocionados por la inventiva del Donald Draper de Mad Men. El acierto aquí es que a ese mundo extremadamente cínico, le contrapone el talento para la comedia de un elenco que funciona perfectamente: con Wiig a la cabeza, pero también con Laura Dern, Josh Lucas, Allison Janney, Leslie Bibb, Dominic Burgess y hasta Ricky Martin en la sólida interpretación de un mayordomo que sabe demasiadas cosas. La serie podría ser un muestrario de bajezas, pero Wiig sabe encontrar el reverso de un personaje que se termina adivinando bastante triste en su ímpetu de pertenencia. Palm Royale funciona y deja abierto su mundo para una segunda temporada en la que, ahora sí, los espectadores conocemos más cosas que los personajes. Una de las buenas series del año, un show visual deslumbrante y una historia tan divertida como trágica.
NdR: La primera temporada de Palm Royale, integrada por 10 episodios, está disponible en Apple TV.
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