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Nadie te había invitado

Buena


LA PREVIA AL ESTALLIDO

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

La obra del director y dramaturgo Pablo Bellocchio parece sostenerse esencialmente en los intersticios entre los silencios y los momentos donde se explicita lo contenido. Podrá tener mayor peso la mirada histórico-política (Los Lascia), el retrato social (Otra vez lunes) o los lazos sentimentales (Si no te veo, felices fiestas, Dos, una desconexión), pero el fondo del asunto siempre es la comunicación, lo que se dice o no se dice. Las diferencias surgen a partir de las estructuraciones narrativas, donde siempre los espacios y las líneas temporales son herramientas destinadas a alterar la percepción del espectador, que se ve obligado a unir las piezas y armar su propia construcción de sentido.

En el caso de Nadie te había invitado, tenemos a un grupo de antiguos compañeros de la secundaria que se reencuentran en una fiesta organizada por uno de ellos. Sin embargo, a esa reunión solo asisten unos pocos, aunque eso resultará más que suficiente para que vayan aflorando paulatinamente rencores, ostentaciones, asuntos pendientes y secretos silenciados durante largo tiempo hasta que el arribo de un último personaje termina haciendo estallar todo por los aires. Ese estallido particular e interior, que se da dentro de la casa, irá en paralelo con otro estallido exterior, mucho mayor, de tipo socio-económico, con el cual se retroalimentará narrativa, estética y reflexivamente.

Es en la referencia política, en ese intento de poner a dialogar el relato con un contexto histórico determinado (y con los potenciales vínculos con el presente), donde Nadie te había invitado encuentra sus mayores dificultades, porque se nota un forzamiento en la unión con la trama central. Especialmente hacia el final, el discurso ideológico se impone a la construcción de los personajes, que quedan atados a funcionar más como recipientes metafóricos de la miseria y el individualismo de las clases media y altas argentinas que como sujetos con historias propias.

Precisamente cuando el texto les da más aire a los personajes, permitiéndoles ir más allá de las superficies para indagar en sus contradicciones, dilemas y desdichas, que Nadie te había invitado adquiere una mayor riqueza y complejidad. Y es donde también aparecen los ya habituales hallazgos formales del teatro de Bellocchio, cuya puesta en escena trabaja con inteligencia los diversos planos de sentido, haciendo un mayor énfasis en el verdadero núcleo de la obra: cómo los lazos de amistad se rompen a partir del paso del tiempo y la sucesión de miserias de diversos tipo, con la mentira, el ocultamiento y hasta el miedo como factores fundamentales.

Heredera de una extendida tradición del teatro argentino, donde se exponen las miserias de clase y se interpelan las propias experiencias sociales e individuales del espectador, Nadie te había invitado expone las potencialidades y límites de esa corriente. Al fin y al cabo, es el dilema constante que atraviesa la producción cultural argentina: cómo referenciar al pasado histórico en pos de analizar el propio presente. Quizás la respuesta pase por darle una mayor relevancia a lo particular e íntimo, para que hablen de manera más tangible y a la vez sutil de lo exterior y general.


Dramaturgia: Pablo Bellocchio Actúan: Rodrigo Bianco, Fernando Del Gener, Jimena Lopez, Malena López, Nicolás Salischiker, Marivi Yanno Voz en Off: Víctor Hugo Morales Vestuario: Gina Michienzi Escenografía y diseño de luces: Pablo Calmet Realización escenográfica: Mariano Sivak Fotografía: Nacho Lunadei Diseño gráfico: Rodrigo Bianco Asistencia de dirección: Ángeles Fernández Producción: Lascia Colectivo De Trabajo, Pablo Bellocchio, Marivi Yanno Diseño de coreografía: Cecilia Gruner Dirección: Pablo Bellocchio Duración: 60 minutos Sala: El Método Kairós Teatro (El Salvador 4530, CABA) – Sábados a las 21:00. Hasta el 25 de agosto.

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