Javier Daulte vuelve a demostrar que la calidad no pasa necesariamente por la novedad, sino por la capacidad permanente para tomar riesgos de todo tipo.
Esta adaptación de la obra de Armando Discépolo consigue una enorme riqueza a partir de la transformación del Museo Pallarols en un espacio teatral, complejizando todos los aspectos del texto.