En su nuevo film, Gustavo Fontán renueva un pacto con un espectador que percibe al cine no solo como una máquina que repite historias, sino también como una experiencia sensorial.
La ópera prima de Julieta Lande tiene un punto de partida interesante en la búsqueda identitaria, pero eso se desdibuja debido a una bajada de línea sociohistórica y política entre obvia y arbitraria.
El film de Maximiliano A. Villar explicita su carácter de ensayo y, más que un relato, es una exposición de un estado de ánimo frente al desafío de hacer cine.
El documental se proyectará el lunes 18 en la muestra Cinélatino – Reencontres. Dirigido por Laura Casabé, se centra en la activista de los derechos trans Claudia Pía Baudracco.
La ópera prima de Guido Ferrari tiene un arranque interesante, pero luego se va diluyendo a medida que acumula diálogos e imágenes cargados de una reflexividad bastante superficial.