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¡Patos!

Título original: Migration
Origen: EE.UU. / Francia / Canadá
Dirección: Benjamin Renner, Guylo Homsy
Guión: Mike White, Benjamin Renner
Voces originales: Kumail Nanjiani, Tresi Gazal, Elizabeth Banks, Caspar Jennings, Isabela Merced, Danny DeVito, Carol Kane, Awkwafina, Keegan-Michael Key, David Mitchell, Ozioma Akagha, Carlos Alazraqui
Diseño de producción: Colin Stimpson
Montaje: Christian Gazal
Música: John Powell
Duración: 83 minutos
Año: 2023


7 puntos


LOS PATOS VUELAN JUNTOS

Por Marcos Ojea

(@OjeaMarcos)

Si bien acá en Argentina se estrenó como ¡Patos! (un renombramiento eficaz y ajustado), el título original de la nueva película de Illumination es Migration. Una palabra que no suena muy atractiva para el público infantil, pero que describe exactamente la trama y la sencillez del film, que cuenta con el experimentado y querido Mike White en el guión, y el realizador e historietista francés Benjamin Renner en la dirección.

La historia es la de los Mallard, una familia de patos que vive en un estanque en Nueva Inglaterra. Mack, el padre, aterroriza a sus hijos Dax y Gwen contándoles las desgracias que podrían ocurrir si se alejan de los límites del hogar. A Dax, un adolescente que comienza a despegarse de sus padres, las historias lo frustran más de lo que lo asustan, pero a la pequeña Gwen la dejan paralizada. Y todo ante la mirada de Pam, mamá pato, que deja sus sueños de lado en pos del bienestar familiar, o mejor: con el foco puesto en que las cosas funcionen a pesar de los miedos y paranoias de su marido. La visita de unos patos que van de camino a Jamaica, sumado a una charla reveladora que Mack mantiene con el tío Dan, un pato viejo y destartalado, movilizan los acontecimientos, y pronto los cinco emprenden el vuelo, decididos a ver qué maravillas se esconden más allá del estanque. Así de simple y concisa arranca ¡Patos!, y durante 83 minutos se mantiene sin perder ni el rumbo ni la esencia.

Como esta crítica se escribe desde Mar del Plata, una ciudad en la que es cada vez más difícil ver una película subtitulada en cines, no podremos decir mucho del elenco de voces de ¡Patos!, con nombres como Kumail Nanjiani, Elizabeth Banks, Akwafina, Keegan-Michael Key y Danny DeVito. Está bien, sí, es una película infantil, y la última vez que ocurrió el milagro de una función subtitulada fue con Mario Bros. Un hecho celebrado pero aislado, distante de otros tiempos donde uno podía sentarse a disfrutar de una obra animada en todo su esplendor. La queja, en todo caso, le quedaría mejor a las películas de terror que se estrenan sólo dobladas, y al público adulto que las prefiere, pero en fin, estamos acá para hablar de ¡Patos!

Dejando de lado las voces (que igualmente tienen una perlita en su versión en español, la presencia de Humberto Vélez como el tío Dan), lo primero que salta a la vista es un diseño de personajes que no es novedoso, pero que funciona muy bien en su expresividad clásica. Basta con investigar un poco los trabajos previos de Renner para encontrar una continuidad de ese estilo, pero anabolizado por las posibilidades de animación de un estudio como Illumination, responsable de Mi villano favorito, La vida secreta de las mascotas, Sing!, entre otras. En una película donde los personajes vuelan la mayor parte del tiempo, el dinamismo y el vértigo están presentes en secuencias donde se explotan al máximo las virtudes del movimiento, en relación al espacio. Ya sea el encuentro con los cables y los rascacielos de Nueva York, ya sea una persecución dentro de un establecimiento de alta cocina, o la belleza, cargada de emoción y sorpresa, que se impone cuando los patos abandonan el estanque y se lanzan hacia la aventura, a lo desconocido.

En un momento donde los críticos alzan la voz contra las películas infantiles que se suscriben a una agenda y bajan línea en lugar de entretener, que curiosamente es el mismo momento donde se estrenan películas infantiles que alimentan el repudio colérico de estos críticos haciendo exactamente eso, ¡Patos! surge como una excepción feliz en medio de los gritos. ¿Tiene una denuncia contra la industria alimenticia algo subrayada, y un villano al respecto que es entre brusco y prescindible? Sí. Pero la eficacia del film está en poner a los protagonistas por delante, dando lugar a que crezcan individualmente y como conjunto. Si a esto le sumamos un humor aceitado y de a ratos truculento (cortesía de Mike White), todo puesto al servicio de una historia tan mínima como inmensa, el resultado es invariablemente positivo. Y ¡Patos! es ni más ni menos que eso: una pequeña gran película, de y para toda la familia.


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