Por Mex Faliero
Severance, la serie creada por Dan Erickson y producida y dirigida por Ben Stiller, fue considerada por muchos como una de las mejores de 2022. Y no le erraron. Llegué un poco tarde al fenómeno de Severance, pero por cierto no me arrepiento: no, porque el cliffhanger con el que cierra la primera temporada es tan potente que al menos será un alivio saber que no tendré que esperar tanto para descubrir cómo sigue la historia. Bueno, no tanto como los que la vieron cuando se estrenó, entre febrero y abril del año pasado. El triunfo de Severance se da sobre todo en un terreno donde muchos fallan: la ciencia ficción distópica, un territorio ganado por cierta solemnidad y espíritu de trascendencia, a los que la serie de Erickson no le escapa pero que sobrevuela inteligentemente gracias a la presencia de Stiller en la dirección, un gran comediógrafo que conoce los diversos tonos del humor, y a un cuarteto protagónico (Adam Scott, Zach Cherry, Britt Lower, John Turturro) que camina por una cornisa que da al precipicio del patetismo. Entonces Severance es tomada, mientras se asienta el misterio principal y vamos descubriendo capa tras capa del relato, por un espíritu burlón leve, en sorna, un humor que se desprende del absurdo que habitan los personajes y de una extrañeza no exenta de mordacidad. El planteo es el siguiente: una corporación le instala un chip a sus empleados, por medio del cual se le borran los recuerdos una vez que ingresan al ascensor de la empresa y viven una vida laboral desconociendo quiénes son afuera, en la vida cotidiana. Pero esto es a total conciencia de cada individuo, que se somete libremente al experimento. Por ejemplo Mark, el protagonista (un perfecto Scott), lo hizo para olvidar un poco la muerte de su esposa y tener un espacio en el que su recuerdo no lo atormente. Con esa premisa, Severance inspecciona claramente el mundo del trabajo y las corporaciones, un mundo laboral regido por normas inusitadas (nunca se entiende bien cuál es el trabajo que hacen en Lumon -así se llama la empresa-) y en el que hay premios tan ridículos a los empleados como una fiesta de wafles. Sin embargo hay algo más, y que vuelve a todo más complejo, y es que si bien la corporación es presentada con extrañeza y misterio, también importan y son inspeccionadas las decisiones que cada individuo toma. En cierta medida, y sin aires de mensaje inspiracional, Severance nos dice que el cambio está en nosotros, mientras va aumentando la intensidad del relato hacia una suerte de revolución interna. Con su aire vintage, bien estilizado, en clara referencia a la ciencia ficción distópica de los 70’s (la época más conspiranoica del cine norteamericano), la primera temporada de Severance es perfecta, con un misterio que va subiendo capítulo a capítulo, luego de unos primeros episodios bastante crípticos, hasta el cierre con el tenso y angustiante The we we are. Claro que hay un peligro, algo similar a lo que sucedió con Lost, y es ver la forma en que la serie sostiene el misterio sin revelar demasiado, para no perder en el descubrimiento parte de la intriga. Salvo que ese descubrimiento sea lo suficientemente sólido. De todos modos Severance parece tener muchas capas para seguir explorando ese mundo sumamente estimulante que se ha creado.
NdR: Los 9 episodios de la primera temporada de Severance están disponibles en AppleTV+. Hay segunda temporada anunciada.
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