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Funcinema

The front runner

Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: Jason Reitman
Guión: Matt Bai, Jay Carson, Jason Reitman, sobre el libro de Matt Bai
Intérpretes: Hugh Jackman, Vera Farmiga, J.K. Simmons, Mark O’Brien, Molly Ephraim, Chris Coy, Alex Karpovsky, Josh Brener, Tommy Dewey, Kaitlyn Dever, Oliver Cooper, Jenna Kanell, RJ Brown, Alfred Molina
Fotografía: Eric Steelberg
Montaje: Stefan Grube
Música: Rob Simonsen
Duración: 113 minutos
Año: 2018


6 puntos


VIDAS POLÍTICAS Y VIDAS PRIVADAS

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Me gusta mucho el cine de Jason Reitman (también me gustan mucho las películas de su padre, así que me llevo bien con esa familia), pero por algún motivo había dejado pasar Adultos jóvenes. Y en estos días de cuarentena (y no puedo dejar de pensar que mencionar a la cuarentena en cada crítica que uno escribe por estos días es inevitable, pero que a la vez es un elemento que volverá fechado al texto en pocos meses) aproveché para recuperar algunas películas que no había visto. Precisamente Adultos jóvenes fue una de las que recuperé y sinceramente lamenté no haberlo hecho antes: esta comedia agridulce sobre el paso del tiempo es realmente uno de sus mejores films y una síntesis de lo mejor de su cine; una mirada compleja sobre el volverse adulto y sobre las responsabilidades sociales, pero que nunca deja de ser cómica y cínica a la vez. Pero Reitman hijo es dueño de un tipo de cinismo que nunca molesta. Claro que hay que hacer una aclaración: lo mejor del cine del director aparece en sus colaboraciones con la guionista Diablo Cody (La joven vida de Juno, Adultos jóvenes, Tully funcionan como una trilogía perfecta).

Así que envalentonado y aprovechando el tiempo libre de la cuarentena (otra vez…), me dispuse a ver alguna otra película suya que me faltaban y me enfrenté a The front runner, su último film antes de su próxima reversión de Cazafantasmas (ahora solo me queda recuperar Men, women and children). The front runner es una particularidad en su carrera, ya que se trata de la primera película que dirige basada en hechos reales: está ambientada en la frustrada campaña presidencial liderada por el demócrata Gary Hart (interpretado por Hugh Jackman) en 1987, que terminó cuando cayeron sobre él una serie de denuncias periodísticas acerca de relaciones extramaritales. Se dice que Hart fue el gran fracaso demócrata y de la política norteamericana, que se trataba de una mente lúcida pero que sucumbió ante la conversión de la política en una suerte de sucedáneo de la farándula. De hecho, la película pone en debate ese tema: ¿cuánto importan los hechos privados en las vidas de los políticos? Algunos tal vez hoy se lamenten, después de eso vino Bush padre.

Está más que claro que Reitman tiene talento, pero lamentablemente en The front runner no nos encontramos con su mejor versión (de todos modos es un narrador sólido, y la película funciona y se sigue con agrado). En verdad lo que nos encontramos es la lucha interna de un director que tiene entre manos un trabajo por encargo y la necesidad de ese director por volverlo personal: de hecho parece una película pensada para el Oscar. Pero si en primera instancia cuesta ingresar al relato para un espectador no vinculado con la historia que cuenta la película, progresivamente Reitman (que parece haber visto varias películas sobre el detrás de escena de la política norteamericana y las recreó al dedillo, con los nervios, las corridas, la tensión en las redacciones) va llevando el asunto para el terreno que mejor maneja, el de la ironía, el de las historias de seres a los que les cuesta madurar: y Hart en algún sentido es un personaje que no parece entender las reglas del juego que le toca. The front runner sirve, entonces, para conocer un poco ese detrás de escena fascinante de la política norteamericana y el diseño de candidatos. Pero si el cine de Reitman sobresale por la inseguridad de sus personajes, hacia el final de esta película (porque demócrata al fin, suponemos) aprovecha un discurso real de Hart para aleccionar sobre cómo debería ser la mirada sobre la política y ponerse, de alguna manera, del lado de su personaje. El último plano dice más sobre los temas que obsesionan a Reitman que sobre la película, que termina cerrándose sobre lo personal antes que sobre lo general. Es un momento íntimo poderoso, pero también una forma de escaparse de los grandes temas que la película trata un poco de costado.

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