Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: Leslye Headland
Guión: Leslye Headland
Intérpretes: Jason Sudeikis, Alison Brie, Adam Scott, Amanda Peet, Jason Mantzoukas, Natasha Lyonne, Marc Blucas, Daniella Pineda, Andrea Savage, Remy Nozik, Megan Guinan, Jordan Carlos
Fotografía: Ben Kutchins
Montaje: Paul Frank
Música: Andrew Feltenstein, John Nau
Duración: 101 minutos
Año: 2015
7 puntos
TODAVÍA HAY BUENAS COMEDIAS ROMÁNTICAS
Por Mex Faliero
El otro día hablábamos en Funcinema Radio de Muñeca rusa, la muy buena serie de Netflix protagonizada por Natasha Lyonne, y ahí recordaba que una de las creadoras, Leslye Headland, había dirigido anteriormente Despedida de soltera, una comedia que en su momento me había parecido bastante floja pero que algunos conocidos en los cuales confío hablan muy bien. Bueno, el tema es que Headland también dirigió hace algunos años Sleeping with other people, una comedia romántica con Jason Sudeikis y Alison Brie, y los nombres involucrados indudablemente que me convencieron de verla: la actriz de Mad Men que estalló su talento en Glow y uno de los mejores comediantes contemporáneos, de esos que como Jason Bateman o Ed Helms son capaces de indagar más allá de la amable fachada del simpático blanco norteamericano. Y hay que decirlo, esta combinación de talentos es de lo más positiva.
La comedia romántica es un dinosaurio. Un género que hasta los 90’s gozó de estupenda salud, con varias obras claves en esa década, pero que progresivamente fue perdiendo peso, un poco porque la industria fue encaminada hacia otro target pero también porque la historia del chico conoce chica ya no genera interés en una sociedad activa y movilizada en cuestiones de género. La comedia romántica, por lo tanto, sufre de determinadas exigencias que son asimiladas de a poco o que, directamente, no pueden serlo. Los buenos ejemplos de películas en este registro no abundan y, en el caso de existir, son destinadas al mercado hogareño o a pasar desapercibidas en la cartelera de estreno. Sleeping with other people ejemplifica esto que decimos; no sólo que la comedia romántica no es un género masivo, sino que además debe repensarse y reconsiderar ciertas estructuras. Como verán, no existe comedia romántica sin subtexto, y el film de Headland se hace un poco cargo de eso. En la película tenemos a dos desconocidos que tienen su primera noche de sexo juntos y ya grandes (están en la universidad), y que a partir de allí llevarán vidas sentimentales absolutamente ligadas a lo sexual: ella, dependiente de un amante del que no puede desligarse; él, desconectado de las responsabilidades y preocupado sólo en la cómoda superficie del deseo. El reencuentro, varios años después y a la salida de un grupo de autoayuda, los llevará a tomar una decisión: construir una amistad sin sexo, mientras inspeccionan desde ese vínculo los vínculos que construyen alrededor.
Sleeping with other people no deja de volver al viejo recurso de cómo construir una amistad cuando hay deseo evidente en el medio. Aquello que Cuando Harry conoció a Sally conceptualizó e inmortalizó en una de las mejores comedias románticas de la historia. Claro, si aquella abrevaba en el territorio más intelectual de la comedia neoyorquina a lo Woody Allen y con la fascinante pluma de Norah Ephron, hay aquí una actualización por la vía del universo Judd Apatow y el colchón de irreverencia que permite la producción de la compañía Gloria Sánchez (Will Ferrell, Adam McKay): es decir, hay una sexualidad más presente y una fisicidad que vuelve todo más material. Ya no atrapa tanto el chico conoce chica y ahora lo que la comedia romántica contemporánea inspecciona es qué pasa con el después de esa etapa. El cine de Nicholas Stoller es ejemplar en ese sentido y The Five-Year Engagement una buena forma de explicar de qué manera los protagonistas de la comedia romántica actual son profesionales que deben pensar cómo congeniar su individualidad con el otro, y no tanto en la ensoñación del chispazo romántico. En Sleeping with other people (película bellamente filmada, por otra parte, con una presencia hermosa de la ciudad como personaje) tenemos a Brie como una actriz capacitada para recuperar el clasicismo y la elegancia del género, y a Sudeikis como alguien que puede ir más allá y derribar el buen gusto con kilos de escatología. La combinación es perfecta y la química impecable, herramientas indispensables de una buena comedia romántica. Y de una perfecta y armoniosa convivencia.