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Eternamente comprometidos

poster eternamente

Título original: The Five-Year Engagement
Origen: EE.UU.
Dirección: Nicholas Stoller
Guión: Jason Segel, Nicholas Stoller
Intérpretes: Jason Segel, Emily Blunt, Chris Pratt, Alison Brie, Lauren Weedman, Mimi Kennedy, David Paymer, Jacki Weaver, Jim Piddock, Eric Scott Cooper, Dakota Johnson
Fotografía: Javier Aguirresarobe
Montaje: William Kerr, Peck Prior
Dirección de arte: John B. Josselyn
Música: Michael Andrews
Duración: 124 minutos
Año: 2012
Compañía editoria: AVH


9 puntos


La Jason Segel

Por Mex Faliero y Rodrigo Seijas

(@mexfaliero)

eternamenteunoA partir de este momento queremos dejar sentadas las bases de La Jason Segel, una agrupación de cinéfilos que defienden y sostienen las creencias de ese comediante fenomenal que es Jason Segel, alguien a quien hay que seguir si queremos saber más o menos por dónde debería ir el mapa actual de la comedia romántica hollywoodense. En toda su trayectoria, desde su participación en las películas de Judd Apatow como en su presencia fundamental en esa notable sitcom que es How I met your mother, se ven rasgos de identidad. Eternamente comprometidos (que aquí edita AVH) forma parte de este manifiesto y también es un paso más en otra sociedad indispensable: la de Segel con el director y guionista Nicholas Stoller.

Segel y Stoller participaron como protagonista y director, respectivamente, de Cómo sobrevivir a mi novia y de esta Eternamente comprometidos. Pero el director, además, fue guionista de Los Muppets, ese film que puso de nuevo en el centro de la escena a los muñecos de paño de Jim Henson y que fue una especie de cumbre creativa entre ambos: una sensibilidad y una mirada sobre el mundo extremadamente bondadosa, humana, coherente y realista, que nos decía que había una chance, cierta y poderosa, de un universo mejor. Eso también se transmite en las dos comedias románticas de “carne y hueso” mencionadas anteriormente.

Para la crítica, la comedia romántica (un invento del arte materialista y del cine norteamericano) sólo es tolerable en el período clásico de grandes autores o en el artificio de la comedia musical. Con el tiempo, nada más se han apreciado las que una y otra vez han devuelto la mirada al pasado: fundamentalmente aquellas en las que estuvo involucrada Nora Ephron. La comedia romántica funciona cuando recupera cierto clasicismo, pero no cuando se confunde lo clásico con lo intolerablemente conservador. Por eso la presencia de Segel resulta indispensable para el género, que progresivamente se fue descentrando para sostener miradas anticuadas, falsamente femeninas o celebratorias de comportamientos misóginos y machistas. No hay comedia romántica si no hay (por lo menos) dos seres conectándose. Eso fue lo que terminó perdiendo el género con el tiempo, sucumbiendo ante estereotipos vetustos. Y Segel vino a devolverle la dignidad.

Para entender el concepto que representa el actor, nada mejor que el arranque de Cómo sobrevivir a mi novia, en el que el hombre -tal vez por primera vez en la historia, o al menos por primera vez de forma tan explícita- se quiebra ante la situación, queda al desnudo (literalmente) ante su propio patetismo de macho que lleva las riendas de la relación. Extrañamente, esta película se construye a partir de un rol masculino corrido de lo habitual: hombre al fin y al cabo, pero también con sus crisis. En todo caso, esa masculinidad convencional termina por ser devorada en Te amo, hermano, otra de esas comedias perfectas en las que ha participado.

Sólo después de romper el estereotipo machista -el hombre puede ser sensible, y esa sensibilidad puede mostrarlo inseguro, sin que haya nada de malo en eso- la dupla Segel-Stoller aborda la comedia romántica de a dos, y verdaderamente moderna, que es Eternamente comprometidos. Porque el hombre que aparece junto a la protagonista, interpretada por Emily Blunt, ya no es el que veníamos viendo en la comedia romántica (prototipo que Adam Sandler, por ejemplo, reforzó más allá de avanzar positivamente en otros aspectos del género) sino que es un hombre nuevo. En las comedias románticas de los 80’s y 90’s, el rol principal lo tenía la mujer, pero la mirada sobre ella era deliberadamente masculina: estaba construida a partir de lo que el hombre presumía que eran sus conflictos. Si la escudería Apatow vino a desmontar algunos prejuicios, deconstruyendo de paso la mentalidad machista -como en los mejores momentos de Virgen a los 40 años y Ligeramente embarazada-, Segel es el mejor alumno. No hay ninguna otra comedia que surja hoy del centro de Hollywood en la que el rol de la mujer tome tanto protagonismo y sea tan respetado como en aquellas en las que participa el actor. Casi, digamos, es una vuelta a las películas de los 30’s ó 40’s.

Eternamente comprometidos tiene algo de Amor a distancia, aquella otra comedia romántica fenomenal con Drew Barrymore y Justin Long: el conflicto sentimental está medido por las incomodidades geográficas de un país gigantesco como los Estados Unidos. Pero aquí nos topamos con un trabajo sobre el humor mucho más elaborado y conceptualizado: el film carece de gags en el sentido tradicional, pero está montado a partir de estupendas secuencias humorísticas manejadas con brillo por Segel y Blunt, en las que el tiempo dentro de la escena parece suspenderse como en Bienvenido a los 40, de Apatow, o Damas en guerra. Segel es un cocinero, Blunt está vinculada con el ámbito académico. Ante la posibilidad de un trabajo para ella en la fría Michigan, él decide que puede acompañarla. Todo se da en medio de un compromiso y de un anuncio de boda. Boda que, dicho sea de paso, se posterga incontable cantidad de veces.

Aquí, la magia del trabajo de Stoller y Segel es que logran que en una historia donde elementos tan administrativos como lo laboral o lo geográfico toman protagonismo, las cosas se puedan montar sobre las vías de lo genérico, especialmente uno tan de verosímil propio como la comedia romántica. Ni lo banal de un sentimiento tan idealizado como el amor romántico logra aminorar la angustia del drama laboral o geográfico, ni estos arruinan por completo las posibilidades de lo emocional. Por el contrario, Eternamente comprometidos es una película que se introduce en una tradición y la amplía: su relato logra que cada punto de vista se sostenga, sin por eso apostar a una medianía inconducente. Hay razones cruzadas (se sabe, los clichés del género: el te amo, te odio, dame más) y justas, hay un rol de mujer moderna y un hombre que mira y acepta a esa nueva mujer, sin perder atribuciones en el camino. Y si Eternamente comprometidos funciona es porque nos permitimos creer en lo que ocurre, especialmente gracias a la presencia de Jason Segel, ese actor simple y que nunca hace una de más: su físico poco ortodoxo para el género, es altísimo y regordete, es otra de las claves para entender cómo lo que importa en la comedia romántica es un espíritu, una esencia, más allá de la mera forma.

Con una humanidad y un punto de vista que se traduce a la honestidad que es la del film, esta nueva incursión en el género por parte del dúo Segel-Stoller nos demuestra que la comedia romántica moderna no es aquella que nos adosa los dramas de la cotidianeidad, los entretelones de las entre-sábanas, sino aquella que aún bajo las parámetros del género construye personajes tangibles, con peso y que emocionan -ahora sí, con los conflictos de la modernidad-. Como para continuar creyendo que el cine puede seguir hablándonos del amor: de ese amor que nos puede doler pero también curar, de ese amor que se construye día a día, desde uno pero también con el otro, eludiendo los pensamientos cínicos y haciéndole caso a lo que dicta el corazón. Desde este humilde sitio, plantamos nuestra pequeña bandera: a favor del cine de Segel-Stoller, a favor de películas como Eternamente comprometidos, a favor del amor.

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