Por Mex Faliero
Atención: se revelan detalles del capítulo.
A lo largo de esta temporada de Better call Saul hemos ido alimentando las expectativas sobre cada capítulo a partir del título. En varios casos el título tenía relación con algo que pasaba sobre el final, en otro es tanto una figura poética que encapsulaba el sentido final de cada episodio. Coushatta, el de esta semana, nos generaba múltiples dudas, básicamente porque desconocíamos que se trataba de un pueblo perdido en Luisiana. Y hacia ese destino es a donde parte Jimmy en el clásico prólogo de cada semana (los prólogos de esta serie pueden ser considerados una obra maestra por sí solos), para darle forma al plan coordinado por Kim: Coushatta estuvo casi tomado por las maniobras para salvar a Huell de la cárcel y que habían quedado en suspenso en el anterior Something stupid.
Sin un centro dramático explícito, como fue el duelo entre hermanos de la temporada pasada, lentamente la cuarta temporada de Better call Saul se va abrazando como leit motiv de este año al vínculo entre Jimmy y Kim, el cual depara muchísimas sorpresas, y esta semana se dio tal vez la más reveladora de todas. Mike sigue obsesivamente el armado del búnker de Gus y Nacho regresa para darse cuenta que nada va a cambiar definitivamente, por lo que lo más importante es lo que sucede entre la pareja de abogados. El salvataje de Huell requiere falsear un montón de domicilios y líneas telefónicas, escribir infinidad de cartas de pobladores de Coushatta para atosigar al juez y ejercer una presión descomunal para que el buen muchacho no caiga en prisión. Que todo esto haya sido pergeñado por Kim da cuenta de que Vince Gilligan y Peter Gould son dos tipos capaces de desarticular nuestras expectativas con un simple giro. Todo el plan y la forma en que se aplicó están más cerca de la comedia delirante, que del drama criminal que suele ser la serie. Y si funcionó es porque Bob Odenkirk es realmente un astro de la comedia y maneja como pocos esa delgada línea entre el humor y la tragedia.
El gran misterio de la serie es en definitiva qué pasa con Kim, ya que todos sabemos cuál es el destino de varios de los personajes de Better call Saul. Y lo que ha pasado con Kim en esta ocasión es que está claro que esa pata ilegal, amoral, poco recomendable de Jimmy McGill es absolutamente fascinante y seductora. Tanto, que ante la insistencia de Jimmy por dejar de lado las trampas, ella le responde con un lacónico: “volvamos a hacerlo”. Kim y Jimmy como una suerte de Bonnie y Clyde del mundo legal. Y por ahí ella no es tan víctima de él como parte consciente de una serie de juegos que la evaden de su universo de responsabilidad y profesionalismo.
Aunque, tal vez, haya más sorpresas en los dos capítulos que faltan. El próximo se llama Wiedersehen y si tenemos en cuenta a los trabajadores alemanes que construyen el búnker de Fring, las cosas pueden venir por ahí. O no.