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Paranormal

Título original: Nails
Origen: Irlanda
Dirección: Dennis Bartok
Guión: Tom Abrams, Dennis Bartok
Intérpretes: Shauna Macdonald, Steve Wall, Leah McNamara, Ross Noble, Richard Foster-King, Robert O’Mahoney, Charlotte Bradley, Muireann D’Arcy, Veronica O’Reilly, Conor Scott, Trish Groves, Eileen Doyle
Fotografía: James Mather
Montaje: John Walters
Música: Ade Fenton
Duración: 85 minutos
Año: 2017


5 puntos


NO HAY NADA QUE TEMER

Por Juan Cruz Bergondi

(@funcinemamdq)

Dennis Bartok -escritor, entre otras cosas, de Trapped ashes, una película antológica de terror dirigida a varias manos por algunos pesos pesados de la industria- debuta en la dirección con esta producción irlandesa. Paranormal, cuyo título original -con menos gancho para la venta- es Nails -uñas, en inglés-, es una película más -lo que en verdad quiere decir que bien podría ser una película menos- sobre el espíritu de un alma retorcida al que no le alcanzó la vida para hacer daño.

Dana, una mujer atlética -que ni bien se despierta sale a correr veinte kilómetros- tiene un accidente en la calle, permanece muerta por dos o tres minutos y despierta en un hospital poco lujoso enchufada por todas partes con tal de seguir viva. Ya desde la primera noche un antiguo enfermero del lugar, que se suicidó hace más de veinte años tras matar a varias niñas, intenta llevársela para el otro lado. Dana no puede irse -ni siquiera siente las piernas-, y si no fuese por la ayuda de una computadora tampoco podría hablar. En todo caso, no es que hablar le sirva de mucho: su familia -compuesta por un marido también atlético y propenso a abandonar los matrimonios por mujeres cada vez más jóvenes, y una hija que si se alegra de verla hay que decir que se nota poco- si en un principio le otorga el beneficio de la duda, pronto abonará a la teoría de que está loca.

El problema de Paranormal no es el presupuesto -todos saben que con poquitísimo dinero se hicieron grandes cosas-. El asunto de si el monstruo sí o el monstruo no -repositorio por lo general de mucha expectativa- está zanjado desde el principio -tarda menos de quince minutos en aparecer de cuerpo completo-. Por su parte, la tensión -si alguna vez estuvo en los planes- se ve reducida al susto que provoca el aumentar el volumen entre un plano y otro. La falla más grande en definitiva está en la construcción de los personajes: sin motivaciones ni mucho menos matices, no se ganan en ningún momento el derecho a vivir. La riqueza del terror reside en que la muerte acecha a quien no se la merece. Ya sea por buenos, por tozudos, o por desagradables pero carismáticos, a los personajes de las películas de terror uno los quiere ver llegar hasta el final. En la película de Dennis Bartok, tras los escombros dejados atrás por un guión que se queda ya sin lugares comunes para revolear, que mueran los inocentes da lo mismo: uno hasta tuvo tiempo de encariñarse más con el monstruo.

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