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Paula Brasca: “Los olvidados es una película dedicada al amante del cine de terror clásico”

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Este jueves 8 de marzo se estrena Los olvidados, film nacional de terror dirigido por los Hermanos Onetti. La película, que tuvo su estreno mundial en el Festival de Sitges y fue premiada en el Obscura Film Fest de Berlín, se centra en un grupo de jóvenes que llega a las ruinas de Epecuén para rodar un documental y terminan siendo víctimas de una serie de siniestros personajes. En charla con FUNCINEMA, Paula Brasca, una de las integrantes del elenco, cuenta cómo llegó al proyecto, cómo fue el trabajo con los directores y la experiencia de rodar en Epecuén, entre otras cuestiones.

-¿Cómo fue que llegaste a integrar el elenco? ¿Qué elementos te atrajeron del proyecto?

Llegué al proyecto cuando los hermanos Onetti y su productor alemán, Michael Kraetzer, vieron El eslabón podrido en Sitges y quisieron que yo participara de su próxima producción. Para mí fue una sorpresa enorme porque yo no había visto esa película todavía. Estaba circulando por festivales internacionales, no se había estrenado en Argentina aún, y recuerdo que ellos me hablaban con entusiasmo de unas escenas tremendas que yo no había visto. Me atrajo enseguida la posibilidad de hacer algo distinto, de terror clásico, que para mí era una novedad. Mis experiencias con Diment y Casabé (ambos muy reconocidos como directores de género) resultaron en películas particulares, más de corte de autoral, y esta era una oportunidad para hacer terror a lo clásico. Además, acababa de volver de Italia, de filmar una serie de televisión para chicos, y me cautivó la idea de entrar en algo tan discrepante.

-Ya habías trabajado en un film de terror como El eslabón podrido. ¿Qué diferencias y similitudes encontrás con Los olvidados?

Son películas radicalmente distintas. El eslabón podrido es un drama rural. Desde el punto de vista actoral, hay un profundo trabajo en los vínculos, en la complejidad de las relaciones. Los olvidados es una película más espectacular, con tomas panorámicas increíbles, uso de drones, escenas majestuosas. No pretendo hablar en detrimento de una ni otra en la comparación. Son propuestas bien diferentes: Diment hizo una película de autor, singular, extraña, profunda. Los Onetti han hecho una película más mainstream, dedicada al amante del cine de terror clásico, que va a adorar las locaciones de Epecuén y el desparpajo de las escenas de horror.

Pensando en similitudes, ambas son incómodas y crueles. Y en las dos, cada una a su manera, se da esta cosa extraña de que ante un contenido truculento el tratamiento visual es exquisito. Tanto Fernando Marticorena como Facundo Nuble son directores de fotografía maravillosos.

-¿Cómo fue el trabajo con los Hermanos Onetti? ¿Cómo plantearon el tono de las actuaciones en relación al relato?

Nos dieron mucha libertad. Aceptaron nuestras propuestas con entusiasmo. Fuimos transitando estas escenas, que son muy potentes y zarpadas (perdón pero necesito usar la palabra “zarpadas”, es tan pasado de rosca lo que ocurre hacia el final que no se me ocurre otra manera de expresarlo…) intentando hacerlo con verdad.

-¿Tomaste como referencia ciertos roles o films emblemáticos al momento de construir tu rol?

Tomé como referencia La masacre de Texas, a la cual creo que la película homenajea y toma como fuerte precedente.

-¿Qué elementos aportó el hecho de rodar en Epecuén, que es el sitio real donde transcurre la historia?

Las locaciones de Epecuén son increíbles. Es un lugar trágico, dramático. Eso se respira, se siente, influye en uno. Todavía hay agua que muerde las ruinas, de modo que una casa a la que entraste ayer, puede estar bloqueada a los tres días tras una lluvia fuerte. Hay escaleras que suben al cielo, que han quedado truncas en el espacio, mudas. Desde que llegué (estuve filmando un mes) no podía dejar de contarle por teléfono a mi familia y mis amigos la experiencia en estos términos. Es un lugar de tragedia.  La gente quedó sin nada, la mayoría ahora vive en los pueblos aledaños. Su hogar se volvió un lugar turístico. Sus casas se exhiben como atracción. Es raro y violento.

-¿Qué implicancias desde lo actoral tiene para vos trabajar en el género de terror? ¿Notás un mayor compromiso, por ejemplo, desde lo corporal?

La verdad es que no encuentro implicancias particulares de género a la hora de actuar. Siempre trato de hacerlo con verdad, y siempre lo hago con mucho compromiso y dedicación.  El tipo de escenas que aparecen en el cine de género sí tiene una intensidad y una exigencia que ponen en juego emociones muy fuertes, con la corporalidad que eso conlleva. Pero en todo caso cambiaría el orden de los términos.

-La película tuvo un exitoso paso por distintos festivales y ahora llegó el momento del estreno comercial. ¿Cuáles son tus expectativas de cara al lanzamiento?

¡Espero que le vaya muy bien! Es una súper producción que amerita llegar a muchísimos espectadores y conquistar un lugar en la cartelera de nuestros cines. Es una propuesta nacional que está a la altura de las producciones extranjeras y que sube la vara de nuestra industria.

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