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Funcinema

Los olvidados

Título original: Idem
Origen: Argentina
Dirección: Luciano Onetti, Nicolás Onetti
Guión: Luciano Onetti, Nicolás Onetti
Intérpretes: German Baudino, Paula Brasca, Mirta Busnelli, Victorio D’Alessandro, Damián Dreizik, Chucho Fernandez, Tamara Garzón, Pablo Guisa Koestinger, Victoria Maurette, Agustín Pardella, Paula Sartor
Fotografía: Facundo Nuble
Montaje: Luciano Onetti
Música: Luciano Onetti
Duración: 98 minutos
Año: 2017


7 puntos


TERROR ENTRE LAS RUINAS

Por Juan Cruz Bergondi

(@funcinemamdq)

La de Epecuén en verdad es una historia de terror. En 1985, el pueblo entero, una antigua atracción turística cuya laguna por su alto nivel de salinidad era comparada con el Mar Muerto, quedó enterrado bajo el agua. Debido a la inundación, que siguió avanzando lenta pero sin pausa tras la evacuación de sus habitantes, llegó a estar sumergido siete metros: allí se perdió todo. No fue hasta hace unos años atrás que el agua retrocedió y descubrió las ruinas. Uno de los aciertos de Los olvidados consta en que, además de elegir el pueblo como locación -que para una película de género queda perfecta-, retoma la tragedia y, ya por su propia trama, ya por el material de archivo, la acerca a generaciones jóvenes que quizá no la conozcan.

Un equipo creativo reducido -como habitualmente son los equipos creativos de los documentales- viaja a Epecuén con una sobreviviente para registrar su sensación al encontrarse con la memoria veinte años después. En el camino, se detienen en una abandonada estación de servicio para cargar nafta y, tal como uno puede adivinar, la parada virará el color de la aventura hasta volverlo rojo sangre. Un género es al mismo tiempo una jaula cerrada y la llave para abrirla. La repetición de los mismos motivos a través de distintas películas a lo largo de la Historia trae consigo un manual de lo que puede esperar el espectador y, para el que dirige, un montón de reglas que puede estirar hasta romper. Los hermanos Onetti, responsables ambos de Los olvidados, prefieren ir a lo seguro y, en este sentido, permanecen apegados a las reglas del slasher, lo que significa por un lado que no sorprenden con su trabajo y, por otro, que lograron hacer una verdadera película del género en una cinematografía -si existe la cinematografía nacional- donde el sólo hecho de plantearse la idea es una empresa de alto riesgo.

Tiene lo que tiene que tener: estereotipos y morbo, sexo y tortura. Hasta un ex combatiente de Malvinas, cuya representación atípica, por lo diferente, resulta curiosa. La venganza y la psicología son dos claves del género porque muchas veces el Mal tiene una causa: que vaya de la mano las penurias a las que de manera consciente sometieron a nuestros chicos con el gusto por la carne humana es una asociación digna de celebrar en una película así. Sin embargo, una falla en la construcción hace tambalear los naipes. El ritmo -porque por más música que haya, la película no suena- y la poca capacidad para amasar los climas que es evidente desean crear constituyen la mayor debilidad. La alternancia entre la calma y la tensión no llega a sentirse porque ninguno de los dos estados queda claro y la clave quizá esté en el montaje, en planos que se mantienen más tiempo del que deberían, cortes que nunca llegan. Y si bien el regodeo estético dice presente -como se debe, admiradores del giallo los Onetti-, es una lástima que por esta imprecisión en la edición no lleguen a redondear. En definitiva, Los olvidados es una película que no tiene mucho que envidiar a otras similares de afuera -porque la comparación entre tamaños de producción aquí parece tener valor-, y que termina por tematizar su propio título ya que el olvido en la película es doble: Malvinas, en la representación de un hombre -como tantos otros- que dio su vida allá y nunca tendrá el reconocimiento que merece; y Epecuén, devorada por el agua y por los medios de comunicación, que en cuanto dejó de ser noticia dejó también de importar.

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