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Sandy Wexler

Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: Steven Brill 
Guión: Adam Sandler, Paul Sado, Dan Bulla 
Intérpretes: Adam Sandler, Jennifer Hudson, Kevin James, Colin Quinn, Nick Swardson, Jackie Sandler, Terry Crews, Rob Schneider, Lamorne Morris, Jane Seymour, Aaron Neville, Luis Guzmán, Arsenio Hall, Quincy JOnes, Rob Reiner, Ido Mosseri, Milo Ventimiglia, Jessica Lowe, Frank Coraci, Mike Judge, Judd Apatow, Dana Carvey, Janeane Garofalo, Jimmy Kimmel, Jay Leno, Jon Lovitz, Conan O´Brien, Lorne Michaels, Chris Rock, Jason Priestley, David Spade
Fotografía: Dean Semler
Montaje: Tom Costain
Música: Rupert Gregson-Williams
Duración: 130 minutos
Año: 2017


5 puntos


EL PROBLEMA ES SANDLER

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Mex Faliero ya lo decía en su reseña sobre Los doble vida: Adam Sandler luce últimamente muy cansado, desganado en su pose actoral, y eso se esparce de manera nociva a los demás elementos de sus películas. Como si su envejecimiento (personal y actoral) contagiara a su cine. Y esto se ve también en Sandy Wexler, su tercera colaboración con Netflix, que a pesar de todo es lo más interesante que ha entregado hasta el momento la unión entre el comediante y el servicio de streaming.

Lo interesante está en las ideas que se ven implícitas en Sandy Wexler, y su relato centrado en un torpe manager de talentos que trabaja en Los Ángeles durante los años noventa. Esa fue la década donde Sandler saltó a la fama mundial y el personaje está basado en su verdadero representante, Sandy Wernick, con lo que detectamos un componente claramente vinculado al homenaje, la parodia y hasta cierto tono melancólico. Esos aspectos referenciales ya lo habíamos detectado en films como La mejor de mis bodas (que funcionaba muy bien como un compendio de referencias a los ochenta) y la composición deforme del personaje recuerda bastante a la de, por citar un caso, El hijo del diablo (que también era dirigida por Steven Brill). Sin embargo, algunas cosas fallan en el camino.

Por empezar, la estructura casi de viñetas a la que recurre el film en numerosos pasajes, con distintas figuras –que van desde Judd Apatow a David Spade, pasando por Conan O´Brien, entre un montón más- contando diversos episodios y cuestiones personales de Sandy, no termina de cuajar con la narración, que a la vez intenta desarrollar una trama romántica entre el protagonista y una talentosa cantante (Jennifer Hudson) a la que descubre y ayuda a iniciar una ascendente carrera. Los formatos entrecruzados (el cuasi documental, la comedia física, el género romántico), en vez de retroalimentarse, se restan, acumulando personajes por doquier (está presente toda la factoría Sandler interpretando diversos personajes) con un desarrollo cuando menos desparejo.

Y luego lo más importante, que es la comicidad: Sandy Wexler despliega un montón de personajes e historias (hasta podría haber dado para una serie), intentando insertar momentos de humor casi como sketchs televisivos, pero todo suena demasiado repetido, gastado, incluso fallido en sus intenciones (hay por ejemplo un chiste muy negro que involucra al personaje de Jane Seymour donde la puesta en escena no ayuda a consolidar el impacto). Y en eso mucho tiene que ver el propio Sandler, co-autor además del guión: su gestualidad está lejos de causar gracia, básicamente porque redunda en roles previos, sin proponer algo realmente nuevo. Se puede intuir algo de la vocación anárquica (y energía) de sus primeros años cinematográficos y hasta una intención de leer la comedia de hace casi tres décadas a la luz del presente, pero esa lectura es extremadamente superficial y hasta contenida en sus propósitos.

Sandy Wexler se estira demasiado (dura 130 minutos cuando podría durar tranquilamente 100), resuelve muchos conflictos de manera muy facilista y solo encuentra momentos verdaderamente cómicos a cuentagotas. Uno quisiera pedirle a Sandler que se tome un tiempo, que se dedique incluso solo a la producción –donde ha tenido algunos hallazgos interesantes- o que incluso empiece a pensar sus proyectos en función de los formatos serializados; pero teniendo en cuenta que acaba de renovar su contrato con Netflix para otras cuatro películas, difícilmente eso suceda. Una pena: Sandler debería descansar un poco, repensarse y hasta reactualizarse, en vez de seguir repitiéndose.

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