La nacional El ciudadano ilustre ganó esta noche el premio Goya a la mejor película iberoamericana.
El film de Gastón Duprat y Mariano Cohn, quienes estuvieron presentes en la ceremonia en el Madrid Marriot Auditorium Hotel, triunfó frente a la venezolana Desde allá, de Lorenzo Vigas (León de Oro en 2015 en el Festival de Venecia, donde Pablo Trapero fue mejor director por El Clan); la colombiana Anna, ópera prima de Jacques Toulemonde; y la mexicana Las elegidas, de David Pablos.
Es el tercer año consecutivo que la Academia de cine español premia a una realización argentina en el rubro, tras Relatos salvajes, de Damián Szifrón, en el 2015; y El Clan, de Pablo Trapero, en el 2016.
La dupla Duprat – Cohn ya había competido en el 2010 con El hombre de al lado, pero ganó en esa edición la chilena La vida de los peces, de Matías Bize.
El que no pudo llevarse una estatuilla fue Rodrigo de la Serna, que competía en el rubro Mejor actor revelación, por su papel en la coproducción con España Cien años de perdón. Ganó Carlos Santos, por El hombre de las mil caras.
Tarde para la ira, de Raúl Arévalo, ganó el Goya a la mejor película, mientras que J. A. Bayona resultó elegido como mejor director por Un monstruo viene a verme, que tenía una docena de nominaciones y terminó quedándose con nueve galardones.
El laurel al mejor actor fue para Roberto Alamo por Que Dios nos perdone, mientras que Emma Suárez fue consagrada como mejor actriz por Julieta, de Pedro Almodóvar. Fue el único Goya para el film del realizador manchego.
De manera previsible, Un monstruo viene a verme arrasó con los galardones técnicos: además de director, ganó montaje, dirección de fotografía, de producción y artística, música original, sonido, efectos especiales, y maquillaje y peluquería.
El ciudadano ilustre es la 17° película argentina en ganar el Goya en el rubro filme iberoamericano. Las ganadoras que la anteceden son: La película del rey, de Carlos Sorín, que se impuso en la primera edición, en 1986; Un lugar en el mundo, de Adolfo Aristarain (1992); Gatica, el mono, de Leonardo Favio (1993); Sol de otoño, de Eduardo Mignogna (1996); Cenizas del paraíso, de Marcelo Piñeyro (1997); El faro, de Eduardo Mignogna (1998); Plata quemada, de Marcelo Piñeyro (2000); La fuga, de Eduardo Mignogna (2001); Historias mínimas, de Carlos Sorín (2003); Iluminados por el fuego, de Tristán Bauer (2005); Las manos, de Alejandro Doria (2006); XXY, de Lucía Puenzo (2007); El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella (2009); Un cuento chino, de Alejandro Borensztein (2011); Relatos salvajes, de Damián Szifron (2015); y El Clan, de Pablo Trapero (2016).