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Top 5 Pixar: 1ª – Toy story 3 (2010)


toy story 1


Tesis definitiva sobre la amistad

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

Después de esa increíble seguidilla conformada por Ratatouille (2007), WALL-E (2008) y Up! (2009), la espera por la tercera parte de Toy story no generaba tantas expectativas. ¿Era necesaria una nueva entrega de la saga? ¿Personajes como Woody y Buzz tenían todavía cosas para decir? ¿No era una apuesta a lo seguro, a lo ya conocido, sin buscar nuevas fronteras, como en los últimos films del estudio? Y sin embargo, Toy story 3 es un film que brinda todas las respuestas de manera en extremo positiva: era totalmente necesaria una nueva entrega, los personajes seguían teniendo mucho para decir y hay un relato repleto de riesgo en todas sus variables.

Desde su mismo comienzo, Toy story 3 se constituye en la película donde Pixar entabla un diálogo casi directo con el público que creció con ellos, con esa gente que de niños vieron Toy story en el momento de su estreno en 1995 y que quince años después, ya están parados en otro lugar, ya contemplan el mundo de diferente forma, aunque en el fondo conservan muchos aspectos de su niñez. Y lo que viene a decirnos el film de Lee Unkrich es que el tiempo pasó, que definitivamente ya no somos los mismos, que en muchos casos lo único que nos queda es la evocación de un pasado irrecuperable y que debemos soltar. Ya no usamos más juguetes, tenemos preocupaciones -y ocupaciones- de adultos, y la recuperación de la infancia es una utopía, un deseo frustrado, un cuarto vacío como el de Andy, que parte rumbo a la Universidad, a la adultez, lejos de Woody y sus amigos.

Toy story 3 nos dice que somos Andy, que ya no es el pequeño Andy, sino el joven Andy que casi de manera inconsciente pone en una caja buena parte de sus rasgos infantiles. Y que también somos Woody y toda la pandilla, que deben dar el paso final para cerrar una etapa de sus existencias. ¿Cómo hacerlo? ¿Es posible? Sí, y para eso está el presente que tenemos, las personas que nos rodean, la gente que queremos, que está para nosotros, ahora y siempre. Está la amistad como sostén para poder soltar, para dejar ir, para hacernos tomar consciencia de que cuando estamos cerrando un ciclo, es porque estamos empezando otro. De renovarse, de seguir adelante, de aceptar que cuando perdemos determinadas cosas, es porque estamos ganando otras, de eso se trata Toy story 3.

Siempre ha sido llamativo en Pixar cómo las historias que diseñan, detrás de una apariencia luminosa y hasta fervorosa, esconden una poderosa oscuridad. La saga de Toy story es un ejemplo cabal de esto, de la capacidad de vehiculizar a través del humor y la aventura rasgos y aspectos humanos difíciles de asimilar, como el egoísmo, el apego, la traición, el descuido, la ambición, incluso la crueldad. Toy story 3 es la culminación perfecta de todo esto, la mayor muestra de la capacidad de ese virtuoso conjunto de cineastas de dialogar con su propia tradición, con una multitud de géneros -el western, el terror, la comedia, el suspenso-, con toda una diversidad de espectadores, en pos de entretener al máximo mientras, de fondo, se va escuchando un mensaje triste, melancólico, pero que a partir del recuerdo adquirirá otras características -algo que sería retomado en Intensa-mente-.

A la luz del anuncio de una cuarta parte, se hace difícil volver a ver y repensar Toy story 3, que parecía clausurar para siempre el universo liderado por Woody. ¿Se podrá volver a habitar ese mundo? Que la decisión para la nueva entrega pase por el género romántico nos dice a priori que sí, que todos estos maravillosos personajes, tan humanos aunque sean juguetes, siguen teniendo mucho más amor para darnos.

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