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Funcinema

Serena

serena posterTítulo original: Idem
Origen: EE.UU. / Francia / República Checa
Dirección: Susanne Bier
Guión: Christopher Kyle, sobre la novela de Ron Rash
Intérpretes: Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Rhys Ifans, Toby Jones, David Dencik, Sean Harris, Ana Ularu, Kim Bodnia, Ned Dennehy, Jim High, Bodil Jørgensen, Christian McKay, Mark O’Neal, Sam Reid
Fotografía: Morten Søborg
Montaje: Pernille Bech Christensen, Matthew Newman, Simon Webb
Música: Johan Söderqvist
Duración: 98 minutos
Año: 2014
Compañía editora: TVE


6 puntos


El progreso era una mentira

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

serena 1El Pemberton de Bradley Cooper tiene mucho del Charles Foster Kane de El ciudadano y del Daniel Plainview de Petróleo sangriento: es ambicioso, bastante ruin y tiene espíritu de adelantado; tanto que a partir de su trabajo desforestando bosques avanza el tren y -con él- se acerca el progreso a los pueblos de la Norteamérica de fines de los años 20’s. También tiene un Xanadú en el horizonte, ese Brasil mítico con el que sueña retirarse junto a su esposa Serena. Y es ella, precisamente quien le da nombre a la película, el personaje clave en toda esta ecuación: a diferencia de aquellos hombres fundacionales, aquí la presencia femenina es un poder que iguala en perversión a la masculinidad posesiva. Este elemento, entonces, lleva a Serena, la película de Susanne Bier, hasta el terreno del melodrama, de donde sale bastante bien parada más allá de una frialdad general que no la ayuda a salir de su tono medio y reposado.

Adaptación de una novela de Ron Rash, esta producción fue pensada como un espacio de lucimiento para su pareja protagónica: el mencionado Cooper y la estrella femenina del momento, Jennifer Lawrence. Ya habían colaborado en El lado luminoso de la vida y Escándalo americano, y esta era la esperada película romántica que finalmente consumara su química puramente cinematográfica. Tal vez el primer problema que encontró el film, y de ahí su esperable fracaso en la taquilla norteamericana, es que en verdad se trata de una historia anti-romántica, con personajes ambiguos que construyen un vínculo más enfermo que emocional, y con una serie de giros que llevan la historia a un lugar de oscuridad absoluta. Es la contracara a tanto film positivo y naif sobre la recuperación de la cultura Americana en tiempos de entreguerras y crisis financiera.

Que la película sea oscura y retorcida, tampoco tiene que ser un acierto porque sí. De hecho, algunos de sus giros, como el cambio de motivaciones de algunos personajes, resultan un tanto arbitrarios y sólo puestos en función de las necesidades dramáticas. También hay recursos metafóricos, como cierto puma que anda por ahí y obsesiona al protagonista, que lucen un tanto trillados y previsibles. Bier trabaja bien el drama durante sus primeros 40 minutos, pero algunos sucesos un tanto exacerbados en su cuota melodramática desacoplan el drama y aportan algo de dispersión. Sin embargo, Serena encuentra en sus diversos quiebres -algunos esperables, otros no tanto- un tono extraño que la aleja del romance edulcorado al que remiten sus primeras imágenes, también del relato clásico-romántico, y la acerca a cierto cine de revisión de un período histórico sin ánimo historicista: el thriller que comienza a hacerse presente y la sangre y los crímenes se empiezan a acumular a medida que las motivaciones de los personajes se van torciendo. Esos desacoples narrativos, que movilizan la habitual planicie de las películas de Bier y también le aportan complejidad a los registros más bien solemnes de Cooper, Lawrence y Rhys Ifans, terminan siendo aciertos y funcionan dentro de la película. Los últimos minutos, trágicos y oscuros, retoman la solidez de la primera parte del film y demuestran que el progreso era una mentira: es imposible, en definitiva, escapar de ciertos destinos.

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