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BAFICI 2012: las crónicas fantasma (I)

Por Daniel Cholakian

Arrancó nomás el BAFICI en su edición decimocuarta (no digan más, por favor, la “catorce edición” o la “catorceava edición”). El fantasma debe reconocer que ni aún invisible, y menos aún disfrazado de hypster baficiano, pudo acceder a la inauguración del festival. Lo que es un clásico. A Lombardi/Wolf les interesa mucho más la presencia de Suar y familia en la apertura, que periodistas que trabajan y cinéfilos reales. Lo que es aún más difícil de conseguir, porque de últimas un canapé se consigue en cualquier rueda de prensa, son los contenidos de los “sendos y breves discursos en los que resaltaron los logros y la importancia del festival porteño” según puede leerse en el sitio www.otroscines.com. Nada más que esto, sobre lo que a esta altura ya es un clásico de la política cultural porteña, show, sonrisas para las cámaras y silencio, especialmente cuando corresponde hablar y marcar cómo se definen las políticas culturales.

El silencio no siempre oculta, muchas veces habla.

El festival comenzó un poco antes con una interesante polémica a propósito del rechazo de la película Tierra de los padres de Nicolás Prividera, producida por Pablo Ratto. Nadie serio duda de la pertinencia de incluir esta película, ya por el lugar que se ha ganado Prividera con M, su opera prima, tanto como por la trayectoria en el cine independiente de Ratto. Ambos animan tanto en la producción como en los debates, el espacio crítico al que el BAFICI no puede estar ausente. Por otra parte, quien haya asistido a más de una edición del festival, sabe perfectamente que el supuesto criterio estético para el rechazo es una respuesta burocrática. Se programan tantos esperpentos porque son de jóvenes realizadores o de amigos extranjeros, que casi cualquier cosa pasa este tamiz. Por ello algunos sostenemos que tal decisión es meramente política y que viene a cuento de la impronta ideológica que Lombardi/Wolf le impusieron al festival (puede verse parte del debate a propósito de esta exclusión aquí). A esto nadie dio respuesta alguna desde al ámbito oficial. El silencio tiene un valor destacado.

Como si las escenas se repitieran año tras año, el miércoles a las puertas del teatro 25 de Mayo donde se realizó la gala de presentación, estudiantes de la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático) montaron una escenificación de las políticas culturales llevadas a cabo por la actual administración, en reclamo por el comienzo del ciclo lectivo. Como si en la puerta del teatro no hubiera nadie, como si no existieran los jóvenes que hacían su reclamo, como si ellos en tanto actores presentes o futuros no fueran parte del proyecto que implica el BAFICI, todos los bonitos se sacaron fotos. Eso es un festival de cine independiente. Independiente de que la EMAD no funcione, independiente de que el Programa Cultural en los Barrios haya perdido el 30% de sus alumnos a lo largo del Gobierno de Mauricio Macri, independiente del vaciamiento de sentido.

Débil, el fantasma, como todo hombre que tuvo carnadura, sigue sin embargo apostando por las películas.

Es cierto que no fue tan fácil. Podría decirse que conseguir la acreditación y lograr que todo funcione con el nuevo sistema informático para obtener las entradas asignadas fue molesto, pero habilitó las humoradas y la solidaridad entre colegas. Aún cuando nos haya hecho perder alguna proyección de las elegidas, no fue lo peor que nos podía pasar.

Vi películas, buenas ambas, pero marginales en cuanto a las competencias.

Pero eso, es otra historia.

Mañana la seguimos.

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