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BERLÍN 2012: Mery Streep, Celina Murga, Miguel Gomes y candidatas al Oso

-La Meryl Streep real le ganó con creces el duelo a la Margaret Tharcher de La dama de hierro, donde además del previsto Oso de Oro de Honor se llevó un par de regalos de San Valentín y una de las ovaciones más sonoras de la 62º edición del festival.

Streep hizo alarde de simpatía ante los medios, confesó que la ayudaron a meterse en el personaje los gin-tonics que le daba la directora, Phyllida Lloyd; que guardó una “prudente distancia” con su rol y que “moverse” tras la espesa capa de maquillaje que hizo falta para caracterizarla no le costó tanto como pudiera parecer.

La dos veces ganadora del Oscar reaccionó con elegancia al regalo de un ramo de rosas blancas de un joven periodista de un medio de Brandeburgo -estado circundante a Berlín- que le recordó que era el Día de San Valentín.

El retrato fílmico de Thatcher, que no vaciló en estrangular el sistema social británico y, al mismo tiempo, lanzar a su Marina hacia las Malvinas, obligó a Streep a una doble caracterización, física y mental.

“Repaso esa figura desde sus años de Dama de Hierro hasta la vejez, lo que efectivamente implicó mucho maquillaje. Pero lo complejo realmente fue representar un personaje con el que, sinceramente, no guardo gran cercanía”, afirmó.

“Debo admitir que me sorprendieron algunos aspectos de su personalidad. Me enteré así de que era partidaria del aborto, por ejemplo, pese a su férreo conservadurismo; parece que menos férreo, por ejemplo, que el de los conservadores estadounidenses”, aseveró.

“Era una feminista, nos guste o no, y llegar a la cúspide del club de los conservadores merece un reconocimiento”, añadió sobre el personaje que le ha dado, por ahora, el Globo de Oro, aunque también algunas críticas no tan favorables como sería lo habitual en la actriz.

Streep reaccionó con humor tanto a los regalos como a las preguntas acerca del polémico acercamiento a la Thatcher vieja y senil: “Era una apuesta compleja, lo sé, pero evitar ese aspecto sería desdibujarla”, sostuvo.

-La directora argentina Celina Murga presentó su documental Escuela normal, con el que se sumerge en la realidad estudiantil de la escuela secundaria del que ella misma fue alumna.

En el filme, rodado en la Escuela Normal 5 de Paraná -la primera de su tipo fundada por Domingo Faustino Sarmiento -, se presentan las elecciones al consejo estudiantil como “el eje de interés del documental”.

Según Murga, en la película “se juega con dos aspectos”; por un lado “está el análisis del funcionamiento de la institución en sí”, y por el otro “en los estudiantes y, a través de eso, en esos jóvenes en tanto que son el futuro”.

Por lo tanto, su intención “no era hacer un documental donde se analizara fríamente el funcionamiento de la institución”, estigmatizando la situación en la que se encuentra la educación en Argentina hoy en día, sino hacer hincapié en las “características positivas” de los jóvenes que allí estudian.

“Cuando empecé a encontrarme con estos chicos, en esta actitud, en seguida sentí que mi objetivo tenía que ser revalorizar a los jóvenes”, afirmó la cineasta, al explicar que cuando comenzaron a filmar desconocían que en el centro se iban a celebrar elecciones al consejo estudiantil, algo que “en seguida cobró mucho protagonismo”.

Murga criticó que en Argentina ocurra que “desde el mundo adulto y los medios hay una tendencia a despreciar o a tildar muy fácilmente a los jóvenes de desinteresados y apáticos”. Y agregó “yo creo que eso es un profundo error, por un lado, porque no lo son y, por otro lado, porque les guste o no son el futuro de nuestro país”.

Actualmente, la directora de Ana y los otros se encuentra en el proceso de casting de un largo de ficción que tiene previsto rodar en la segunda mitad del año y que lleva por título La tercera orilla. El guión, que cuenta la historia de un padre y un hijo con un vínculo muy particular, es en el que estuvo trabajando durante una beca con Martin Scorsese, quien es además productor ejecutivo de la película.

-La melancolía afroportuguesa de Tabú, dirigida por Miguel Gomes (Aquel querido mes de agosto), conmovió a la Berlinale. Una historia de amor en el paraíso perdido colonial africano, en blanco y negro y en formato cercano al cine mudo, fue la apuesta presentada por Gomes en la sección competitiva.

“Preparé mi filme con mozambiqueños en Portugal, hay una relación de afecto entre mi película y esas personas, mucha `saudade´, mucho amor”, explicó el cineasta tras la exhibición de su película, anunciada como un homenaje a Friedrich Wilhelm Murnau.

El arranque es un cocodrilo que devora a un explorador. De ahí se pasa al microcosmos de tres vecinas de un bloque de viviendas portugués permanentemente en brumas.

Con la muerte de una despótica anciana, que trata a su criada negra como a una esclava, se salta a la antigua colonia y arranca la romántica historia de amor de la recién casada blanca con un aventurero que reniega de su pasado vividor por ella.

“Es puramente cine romántico, sí. Lo que no le evita una visión desapasionada tanto del colonialismo como de lo que vino después”, explicó Gomes.

En la Competencia Oficial también se presentó Was bleibt, del alemán Hans-Christian Schmid, un retrato de un entorno muy distinto -una hermosa villa estilo Bauhaus del sur de Alemania y una familia de ricos y guapos con muchos traumas por resolver-.

Es la segunda concursante del país anfitrión, tras Barbara, de Christian Petzold, película interpretada por Nina Hoss que encabeza la lista de favoritos al Oso del diario de la Berlinale, “Screen”.

En tanto, L’enfant d’en Haut, de la suiza Ursula Meier, se colocó tras su proyección ayer entre los títulos que suenan para el Oso, habiendo ya transcurrido más de la mitad del festival.

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