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Funcinema

MARFICI 2011: mini-críticas de FANCINEMA

También el 7º MARFICI cuenta con las mini-críticas de FANCINEMA. Aquí, durante los días que dure el festival, estaremos dejando impresiones veloces de las películas que vayamos viendo. Un repaso somero a la programación del Festival de Cine Independiente de Mar del Plata.

37 PELICULAS RESEÑADAS


¿Que sois ahora? Un documental sobre Pequeña orquesta de reincidentes, de Mariano Goldgrob y Gustavo Galuppo


Hay un acierto en este documental y es la utilización de la voz en off de los entrevistados (periodistas y músicos) sobre imágenes de rutas y paisajes tomados de fragmentos de películas en súper 8 que fue registrado por los propios realizadores. Nunca vemos a los que hablan y cuando es necesario, al final, se ve a los músicos dando a cámara su mirada de por qué terminó la banda. Pequeña orquesta reincidentes comenzó a mediados de los 90 como Reincidentes (se cambiarían el nombre en el 2000), su llegada al under de esa época los traía en un momento donde la dicotomía era rock chabón o pop. Nunca terminarían de encajar y su estilo elegante y su abanico de estilos los harían una banda difícil para el público más mainstream del rock. Como vemos en muchas de las imágenes sus shows en vivo eran muy buenos y el público acompañaba bailando como si fuera una fiesta pero de otra etnia. Entre las voces que se escuchan, las más interesantes me parecen las de Alfredo Rosso y Palo Pandolfo. El primero cuando tiene que responder sobre por qué no duró una banda de este tipo en la Argentina: comienza a comparar con las estructuras de circuitos alternativo que tienen los europeos y norteamericanos (radios universitarias, set para realizar shows en vivo, sellos independientes) y la falta que hace este tipo de sistema en el país para que las bandas que no trabajan con las multinacionales puedan subsistir. Queda un halo de nostalgia en alguno de los integrantes de la banda, pero todos hablan de un momento único y que esos 18 años que duró el grupo no se volverán a repetir. Gabriel Piquet / 7 puntos


Who is Harry Nilsson (and why is everybody talkin’ about him?), de John Scheinfeld


Del mismo director, en la Argentina se vio por ejemplo The U.S. vs. John Lennon. Who is Harry Hilsson… resulta un documento interesante para acercarse a un artista mucho más complejo que lo que sus canciones melódicas y simples podían hacer creer. Con exceso de busto parlante (hay apariciones de gente como Brian Wilson, Yoko Ono, Ray Cooper, Eric Idle, Al Kooper, Randy Newman, y Terry Gilliam, entre otros) y un estilo televisivo que no lo aleja demasiado de un E! True Hollywood history algo más sofisticado y menos sensacionalista, el trabajo de Scheinfeld tiene a su favor algo de lo que se habla al comienzo: la gente conoce o no conoce a Harry Nilson, y eso convierte a su documental en un terreno fértil para sorprenderse a cada paso. Tipo tan talentoso como conflictivo, este ex empleado bancario se codeó con The Beatles, quienes lo reconocían como uno de los mejores artistas del mundo. Sin embargo, su carácter lo alejó de ser el número uno que podría haber sido. Si bien el director se vale de las definiciones de sus amigos y conocidos, y no tiene ningún dato propio para aportar, ese “decir popular” sobre la vida de Nilsson refuerza la identidad de ilustre ignoto con la que transitó su vida, donde todo puede ser verdad o parte de la leyenda. Con problemas familiares y adictivos, Nilsson tuvo una conducta autodestructiva que lo llevó a morir joven. El trabajo de Scheinfeld llega a ser tan exhaustivo a la hora de transitar cada momento de la vida artística de su objeto de estudio, que uno llega a emocionarse con el final, como si estuviera viendo un melodrama. De hecho, la vida de Nilsson es buen material para un biopic hollywoodense, con sus descensos, ascensos, avernos y paraísos perdidos. Un documental que no innova desde la forma, pero que tiene un personaje interesante para desarrollar. Mex Faliero / 7 puntos


¿What´s Cuba playing At?, de Mike Dibb


Realizado dos años después que el anterior documental en el que hablaba del ballet, aquí Dibb se mete con los ritmos y las danzas cubanas, en quizás un trabajo un poco más didáctico o más televisivo. Conocemos cuáles son los principales géneros musicales que tiene la isla, el son, danzón, rumba y canción (los exponentes de esta corriente podrían ser Pablo Milanés y Silvio Rodríguez). Desde la llegada de los esclavos africanos traídos por los colonizadores y la importancia de los sistemas de plantación (lugar en donde los esclavos trabajaban) para que se fusionaran los ritmos de Africa con la cultura española. Muchos de los bailes tienen bastante de religioso y se les rinde homenaje a diosas como Yemaya o a santos como Santa Bárbara (esta mixtura de creencias se ve en todo el Caribe). Se habla de Oriente, la provincia (para denominarla de alguna manera) cuna de la revolución, lugar cerca de Haití. Conocemos a los creadores del danzón y a uno de sus temas emblema, El bombín de Barreto; a la cantante Rita Montaner que popularizó el tema El manicero (en la Argentina Los Twist utilizarían un fragmento de esa canción en su tema Salsa); a Enrique Jorrin, quien inventó el ritmo cha-cha-cha en 1953 con el tema La engañadora (el nombre fue sacado de la sonoridad que hacían los zapatos en el piso al bailar); y la influencia del jazz. En la época de Batista Cuba tenia muchos clubes nocturnos en los que los norteamericanos escuchaban esta música, por lo que quedó marcada en algunos ritmos de la isla y los propios cubanos crearon lo que algunos denominan latin-jazz. Uno de los momentos en los que vemos el presente de la música en Cuba (año 1985 en el documental) la banda Los van van interpreta Que La Habana no aguanta más, en donde se explica que la mayoría de las letras tocan temas sociales que representan al pueblo cubano: en el caso mencionado se refiere a la sobrepoblación que sufría la ciudad en ese momento. Si tomamos este documental y miramos después Buena Vista Social Club se tendría un panorama casi completo de la historia musical de Cuba. Gabriel Piquet / 7 puntos


A verdade do gato, de Jeremy Hamers


En la ciudad de Carmo, en Brasil, se quema y posteriormente se corta la caña de azúcar para la producción de bio-combustible. Tiao, a través de una voz en off, nos cuenta lo que escribe en sus cartas para su mujer e hija: que es contratado por un hombre al que ellos en la jerga le llaman «Gato» (el famoso oportunista vende promesas que les consigue el trabajo y sin que lo sepan, hasta que es demasiado tarde, se queda con un 5% de sus sueldos), que viven en un pueblo en donde sus casas tienen techo de teja y agua potable y comparten cuarto entre 16 personas. El trayecto hacia los campos es en camiones y colectivos que los llevan, les entregan un machete que deben cuidarlo porque es su herramienta de trabajo, con jornadas de 11 horas diarias y donde las cenizas de la quema de la caña los tiñe de negro y quedan todos pegajosos. Vamos descubriendo paulatinamente en estos relatos de las cartas que envía Tiago cómo es su situación, las imágenes acompañan pero no recargan lo que va contando ya que lo que vemos es todo el proceso de quema de la caña, corte con los machetes y posterior recolección, sin nunca mostrar a un personaje. A medida que se van sucediendo las cartas escuchamos en sus relatos el proceso de degradación que va sufriendo Tiago, desde la desaparición del que lo contrató (se fue y nadie le reconoce nada porque ese hombre no trabaja mas ahí), las peleas con el capataz y las condiciones de comida y alojamiento que soporta. Siempre en sus cartas trata de ser positivo, pero nos damos cuenta que sólo es para tranquilizar a su esposa, porque ese trabajo no tiene futuro para él. Gabriel Piquet / 7 puntos


Boxing gym, de Frederick Wiseman


Wiseman es un octogenario documentalista norteamericano muy prestigioso, con un estilo personal, autoral para el género: lo suyo es el involucrarse en un universo determinado, observar, registrar, y no sacar conclusiones ni desde el montaje ni desde la manipulación de los objetos sobre los que centra su mirada. Wiseman deja que las cosas se expliquen por su cuenta, que hallen su naturaleza en el proceso que va desde que posamos nuestras miradas en ellas y hasta que nos retiramos. En Boxing gym muestra la vida diaria de un gimnasio donde se enseña boxeo, y donde conviven tanto amateurs como profesionales. En la actualidad, el documental ha encontrado en la ficcionalización un camino si no facilista, al menos más amable para un público que busque algo más narrativo. Wiseman no hace nada de eso. Registra y para contar, se vale de pequeños retazos, de diálogos perdidos por allí, que van generando sentido. Una de las virtudes de su obra es que el espectador logra dejar de lado prejuicios y descubrir nuevas aristas, por más prosaico que resulte el ámbito retratado. Eso puede pasar con este gimnasio, donde residen criaturas más cercanas al pensamiento preexistente con otras que se corren del lugar común: y así surgen charlas sobre música latina, sobre el paso del tiempo, reflexiones sobre el ser como instrumento social. Dicen quienes han visto más de la obra de Wiseman que no está entre sus mejores trabajos, pero este cronista tiene que decir que salió con ganas de aprender boxeo. Mex Faliero / 8 puntos


Buen día, día, de Sergio Costantino y Eduardo Pinto


Buen día, día -que ya tuvo estreno comercial en Capital Federal- es un trabajo que cruza el documental informativo -con varios hallazgos provenientes del archivo audiovisual- con la ficcionalización, pasajes en los que se ve a Gato Azul, el hijo de Miguel, recorriendo las calles de Buenos Aires juntando fotos de su padre, y que resultan los menos inspirados. Buen día, día si bien no se acerca a la excelencia, permite sí descubrir algunas facetas interesantes de un personaje asombroso. Inteligentemente Costantino y Pinto deciden casi prescindir del narrador o del busto parlante, para contar al joven Miguel Angel Peralta (tal su nombre real) a partir de su propia voz. Así conoceremos a un tipo entre rebelde, pendenciero y genial, que tenía la chispa del artista impar clavada en algún lugar de su ADN. La formación de Los abuelos de la nada, en sus diversas etapas, es lo que estructura el film y desde allí se va descubriendo al personaje. Es cierto que Buen día, día tiene a su favor el estado de gracia de su personaje, pero también es su acierto retratarlo de la forma en que se lo hace, bastante libre y sin caer en solemnidades. Lo que queda claro es que los artistas grandes no son aquellos que mueren jóvenes, sino aquellos que en su tiempo no fueron del todo comprendidos y a los que el futuro les brinda una segunda oportunidad. Oportunidad doblemente válida si su presencia se debe a que forma parte del imaginario de una sociedad: Miguel Abuelo tenía una gracia, una arrogancia de la buena sobre el escenario, y poseía esa pizca de incorrección que al rock mainstream que se hace en la actualidad le falta. Y pensar que por aquellos tiempos le gritaban “puto”. Los talentos incomprendidos suelen sacar lo peor… de los demás. Mex Faliero / 6 puntos


Buen pastor, una fuga de mujeres, de Lucía Torres y Matías Herrera


Documental testimonial que narra los hechos sucedidos en una cárcel de presas comunes que unos meses antes de la última dictadura militar, era usada también como cárcel para presas políticas. Alternando imágenes actuales (desde 2007 se transformó en un shopping) con otras filmadas en 2003, cuando la cárcel todavía estaba en pie y la empezaban a demoler, se suman los testimonios de las únicas presas sobrevivientes que recorren el lugar en sus diversas etapas. Van contando cómo eran tratadas, los códigos internos que tenían para comunicarse y la planificación de la fuga que se llevó a cabo desde fuera de la cárcel por integrantes del PRT, que eran compañeros de algunas de las presas. La fuga que fue exitosa logró sacar a 26 mujeres de las cuales muchas volvieron a caer presas luego del golpe militar de marzo de 1976, o simplemente fueron desaparecidas por los grupos de tareas militares. Como todo testimonio relacionado con esa época de la Argentina, hay momentos en que las mujeres se quiebran en llantos contando cómo sufrían las torturas o eran sometidas a todo tipo de vejaciones que en algunos casos, ni los propios parientes que las visitaban en la cárcel creían. El tramo más interesante es cuando se cuenta con lujo de detalles la planificación de la fuga. Una de las cosas que más puede llamar la atención es que la ciudad de Córdoba en la época del Gobierno de María Estela Martínez de Perón estaba intervenida por el brigadier Raúl Lacabanne, quien ejercía técnicas de tortura en un gobierno democrático. El documental se hace un poco extenso en algunas anécdotas y podría ser más interesante si se compactara la pre-fuga. Igual, sirve como material de consulta para una etapa de nuestra historia todavía no tan visitada: la pre-dictadura. Gabriel Piquet / 6 puntos


Cien pájaros, de Sergio Bellotti


Sergio Bellotti, que todavía no era el Bellotti de Tesoro mío ni el de Las memorias del Sr. Alzheimer, se inmiscuye con su cámara en la gira de la banda de Andrés Calamaro, Los Rodríguez, para intentar capturar algo de la esencia compositiva del grupo, que por entonces comenzaba a mostrar algunas grietas y ya masticaba su separación. En verdad es poco lo que se puede revelar, dada la oralidad críptica del Calamaro que aún no era el “padrino” del rock nacional que es en la actualidad. Sin embargo, hay en este trabajo bastante desarropado (“ni puesta hay, es un documento antes que un documental”, nos dirá Bellotti luego de la proyección) algo que el director redondearía con sus obras posteriores: en primera instancia, un fascinación por los bordes (Calamaro, ahí, es un artista límite), y en segundo plano un poder de observación tal que permite capturar un momento, el momento, para congelar por siempre ese presente y hacerlo continuo. Estas imágenes estuvieron guardadas 14 años y recién ahora conocen la luz. Sin ser un gran documental, se mantiene intacta esa chispa del pasado que vuelve a encenderse como si fuera la primera vez. Mex Faliero / 6 puntos


Classically cuban, de Mike Dibb


Hay que reconocer que la BBC siempre estuvo bastante adelante que otros de sus colegas televisivos y en este documental de Mike Dibb queda demostrado. Tomando como eje a la bailarina Alicia Alonso, vemos cómo se creó el Ballet Nacional Cubano. Lo fundamental de la revolución de Castro para poder mantenerlo en el tiempo y lo importante de la ideología de dicha revolución para que la cultura llegue a las masas. Unas de las imágenes que recorre todo el film es la de una presentación realizada en la actualidad (el documental es de 1983) en una fábrica en la que los obreros son los espectadores. Escuchamos a Alicia Alonso quien dice cosas como “el ballet no les pertenece a unos pocos, nació de la gente y ahí pertenece”. Dibb nos muestra a los integrantes actuales del ballet, sus comienzos de la nada a comienzos de los 60 (parece que la única que estudió afuera fue Alicia), cómo generación tras generación los alumnos pasan a ser maestros lo que permite una continuidad en la docencia. Vamos conociendo parte de la vida de Alonso, quien en 1956 realizó una protesta contra Batista y dejó de bailar por tres años hasta la llegada de la revolución en 1959. Sus problemas de salud que la llevaron a quedar casi ciega y cómo hacía para bailar guiándose por unas luces que le «marcaban» en el escenario dónde moverse (sufría de cataratas y sólo veía sombras y luces muy brillantes). Todas las veces que interpretó Giselle y lo importante de esa obra, ya que habla de una historia de amor no concretada porque los enamorados pertenecían a diferentes clases sociales. Se le podría achacar a Dibb que muestra un costado muy positivo de la revolución, pero no creo que en esa época y con la limitaciones que debe haber tenido para ingresar a Cuba (era inglés y todavía tenían fuerza los países del Este, la U.R.S.S) no sé si pudiera haber preguntado mucho más y si era lo que él pretendía. En un momento en los que le pasan factura al realizador, Alonso comenta todos los lugares en donde se presentaron con el ballet y dice sorprendida que el único país de Europa que no nos invitó fue Inglaterra, sabiendo que Dibb es británico. Gabriel Piquet / 7 puntos


Cortometrajes, de Narcisa Hirsch


Quería ver los trabajos de Narcisa porque su documental autobiográfico tiene muchas imágenes de sus cortometrajes experimentales y prometían. Hay que decir que cumplió con mis expectativas y uno fue una grata sorpresa: Retrato de una artista como ser humano. Allí evoca sus años relacionados con la vanguardia de la época, vemos la caracterización de un amigo como ciego para dejarlo rodeado de personas en el centro de la ciudad (¿adelantada en la cámara oculta, también?); viejos y jóvenes en una fiesta, en donde una mujer con una máscara de rasgos orientales se besa con un hombre; un regalo de frutas en la vía pública mientras se escucha alguien que dice “es la primera vez que me regalan algo en este país”, y esto visto con la imagen en negativo. El corto termina con una pared en la que se lee “Hay arena gruesa, gruesa” y Narcisa sigue escribiendo en la misma pared los créditos del film. En Testamento y vida anterior cuatro hombres con galeras llevarán un ataúd por la ciudad (en algún momento Narcisa será una de las personas que lo lleve), mientras se ven también imágenes de Narcisa en una bañadera, todo esto acompañado al principio por música de carnaval de Brasil. Homecoming es su obra más personal y aunque ella misma diga que sus trabajos son poesía y que el cine experimental no tiene narración, aquí se puede ver un pequeño hilo argumental mostrando a una mujer desde niña hasta que conoce al primer hombre de su vida. En Ama-Zona se ve una textura fuera de foco que termina siendo una mujer desnuda a la que le cae sangre desde su cuello hacia el abdomen (el plano corta la cabeza). Este, junto con Aleph, serán los más experimentales con imágenes más inconexas si se quiere. Para finalizar, la frutilla del postre Comeout, un plano fijo de 10 minutos que utiliza un loop de la palabra “come out” y lo va distorsionando o pisando hasta lograr un efecto tan machacante que te queda girando en la cabeza. Tema compuesto por Steve Reich para el disco New Sounds in Electronic Music, en donde también estaban otros artistas como Richard Maxfield con Night Music y I of IV de Pauline Oliveros. El plano empieza fuera de foco y al finalizar descubriremos que es un tocadiscos con un disco andando que llega a su fin. Narcisa es una persona grande, pero su vitalidad es increíble cuando la escuchamos hablar, su lucidez podría ser prestada un rato a muchos directores de videoclips, a los cuales les vendría muy bien copiar alguna idea. Gabriel Piquet / 7 puntos


Countryside 35 x 45, de Eugeny Solomin


En los pueblos que forman la campiña de Siberia la gente tiene que cambiar sus viejos pasaportes soviéticos por los nuevos rusos. El fotógrafo encargado de sacar las fotos para los pasaportes será el hilo conductor del film. Mientras toma las fotos a diferentes personas, escuchamos los relatos de algunos de los fotografiados. Con un casamiento y boda incluida, se verá un poco de las costumbres de la gente del lugar. Quizás lo más interesante del documental sea el plano final, el resto es algo que bordea una frase que se te puede hacer común con el correr de los años en los festivales de cine: más de lo mismo. Inclusive algunas de las imágenes me hicieron recordar algunos lugares y costumbres del campo en la Argentina, en donde hay inmigrantes e hijos de inmigrantes de rusos y alemanes. Otro de los grandes problemas de este documental (algo ajeno a su voluntad), es que comparte doble programa con la muy buena The ballad of Genesis and Lady Jaye. Al venir tan arriba, y aunque las temáticas sean totalmente diferentes, le es muy difícil competir y The ballad… saca amplia ventaja. Gabriel Piquet / 5 puntos


Curacao, de Sarah Vos-Sander Snoep


Una voz en off nos relata la historia del primer barco en llegar a la isla y traer esclavos. Basándose en relatos de escritores y religiosos del siglo XVIII y XIX. Vemos en la actualidad los barrios privados construidos para que los holandeses jubilados puedan comprar sus casas de fin de semana, se escuchan comentarios sobres las facilidades que tienen los mayores de 50, ya que le cobran solamente el 10 % de los impuestos a las ganancias y la cantidad de sucursales bancarias holandesas que hay en la ciudad como para poder invertir. Lo barato de volar porque las aerolíneas holandesas tienen muchos viajes a la ciudad. Mientras vemos esto, en casi todos los lugares los negros sólo aparecen como empleados sumisos (golf club, hoteles) y expectantes como si algo estuviera por estallar en cualquier momento. Vemos en un material de archivo una de las mayores revueltas que se produjo en la planta de la petrolera Shell que hay en las Antillas Holandesas en 1969, supuestamente toda esa rebelión organizada por algunas de esas «gentuzas» (según dice un entrevistado de color blanco, que parece ser algún jerárquico de la petrolera). Lo curioso es que el documental, cuando vuelve al presente, nos muestra los pocos cambios que hay en la actualidad y cómo los holandeses marcan supremacía blanca. A partir de la mitad del film veremos cómo el área de relaciones humanas de una cadena de mercados holandesa trata de hacer más sociables a todos sus empleados negros. El nivel de segregación es muy alto y se nota en el ambiente que el documental logra crear. La escena de la playa en la que se ve un muro que divide de qué lado se bañan unos y otros es muy elocuente. Los holandeses ignoran esto y creen que les hacen un favor a los negros. Los negros siguen creyéndose menos y ese complejo de inferioridad lo vienen trayendo desde la época de las plantaciones de esclavos. Un diálogo en un determinado momento entre jefes blancos y empleados negros cambiará esa perspectiva y se escuchará el lado que hasta ese momento se mantuvo más callado. Gabriel Piquet / 7 puntos


Der tag des spatzen, de Peter Scheffner


Este documental alemán es, por un lado, un inteligente (y malicioso) juego de asociaciones que llevan de la contemplación de aves y de gorriones en particular, hasta el involucramiento de los militares alemanes en Afganistán; pero por el otro, un disperso trabajo que se descentra continuamente, al que le sobran varios minutos y que por eso impide que su denuncie tenga la fuerza que tiene en la realidad. Scheffner se vale de dos titulares de diario: uno que habla sobre el escándalo generado por la muerte de un gorrión, otro que indica que un soldado alemán murió en Afganistán. El director juega bastante con lo absurdo de esta situación y, se sabe, el absurdo esconde una sátira: la de mostrar el horror del mundo por medio del ridículo. Algo de esto hay: un hombre que caza pájaros es condenado socialmente, mientras que las Fuerzas Aéreas germanas hacen lo que quieren con aquellos pájaros que ponen en peligro el despegue de aviones militares. Interesante cada vez que Scheffner se centra en este juego de analogías corrosivas, irritante cuando el director parece poco interesarle lo que tiene que contar y se dispersa en planos que se extienden innecesariamente. De todos modos, esa irregularidad da un trabajo interesante, que muestra cómo lo político puede planear sobre las alas de un gorrión. Eso sí, imágenes como la de un gorrión posado en el cañón de un monumento que simula un tanque de guerra son pruebas de algunos hallazgos visuales a los que llega Scheffner. Mex Faliero / 6 puntos


El mito de Narciso, de Narcisa Hirsch


Para todo aquel que no conozca la obra de Narcisa Hirsch (me incluyo), este podría ser una especie de «manual para principiantes». Aunque el mundo del cine experimental es muy hermético, y este documental autobiográfico tiene muchas citas filosóficas, uno puede engancharse con varias de las cosas que piensa Narcisa y deja expuestas en este film. Utilizando su propio material de archivo de súper 8 y 16mm de sus trabajos, más imágenes de películas y una entrevista a Hans-Jurgen Syberberg, nos va contando cómo fue su vida. Su niñez, su relación con su padre, su madre y el holocausto en Alemania, Dios y los hombres, el nacimiento de un hijo. Todo esto con una voz en off de un hombre que, sentado en una silla de espalda a la cámara, mira una pantalla en la que vemos a una joven Narciza escuchar todo lo que se le cuestiona de alguna manera de ese mundo virtual que tanto le gusta y no es la realidad, que queda plasmado en oníricas imágenes. Los fragmentos de las películas de Narcisa son realmente llamativos, algunos surrealistas y provocan enseguida ganas de ver su material. Buena introducción para mí que no conocía su universo: espero poder ver su obra porque realmente promete. Gabriel Piquet / 7 puntos


En tu ausencia, de Iván Noel


En un pueblito de España, Pablo se cruza por accidente con un misterioso foráneo, empiezan a conocerse y para sorpresa del joven, el extranjero había sido amigo de su padre, lo que da inicio a una relación amistosa entre ambos, al mismo tiempo que esto levanta las sospechas acerca de la verdadera identidad del recién llegado. Poco a poco Pablo va relatando cómo era su padre y recuerda que no era todo color de rosas, aunque de la boca para afuera niegue la irascibilidad de su progenitor: los flashbacks nos muestran a un tipo violento y despiadado. El director no ahorra en sutilezas y elige el peor camino posible, el del golpe bajo, el efectista (alguien capaz de filmar cómo un niño debe ahogar a un perro, sin recurrir al fuera de campo, es un miserable) se emparienta un poco con ese bochorno cinematográfico de Iñarritu, Babel. Lo trágico se desencadena de forma absurda, inverosímil, ridícula, sobrecargado desde el acompañamiento musical, eso sí con un acertado trabajo de fotografía, y más aún tratándose de que En tu ausencia se rodó en video con un presupuesto bastante acotado. Vale decir también que algunos de los protagonistas no son actores, y este punto es para destacar en la dirección de Noel: sobresale principalmente Pablo (Gonzalo Sánchez Salas) y Julia (Ana Tutor). David Pafundi / 4 puntos


Expelled, de Adam Sikora


La mirada está centrada en un único protagonista, desconocemos su nombre, sólo sabemos que es un vagabundo que ha sido expulsado del lugar en que estaba refugiado, y sale en busca de una sola cosa: poder cerrar los ojos y descansar. Transita por varios lugares escudriñando alguna zona de reposo, casas abandonadas, alquilando una habitación en un altillo o un galpón, poco le interesa el contacto humano, sólo si es un medio para llegar a un fin. La película decide apostar por el lado contemplativo: no tiene diálogos ni música, utiliza planos fijos, encuadres cerrados, opresivos cuando se filma en interiores. Apenas los sonidos acompañan el deambular del protagonista, en su trayecto se cruza con otras personas que intentan tenderle una mano, pero este las rechaza, es un hombre que ya está rendido, no tiene nada que perder, ni nada por qué luchar (así lo denotan los intertítulos que tiene el film). Si bien la historia está inspirada en un texto de Samuel Beckett, es inevitable la comparación desde lo estético y lo sórdido de la reciente Essential killing, de la cual Adam Sikora es director de fotografía. Sikora logra transmitir con pericia el desasosiego de su protagonista, y aunque por algunos pequeños momentos unos fragmentos se estiran un poco más de lo necesario, y el ejercicio de filmar sin diálogos flaquee en un par de oportunidades, no deja de ser una película más que atendible sobre todo por la notable actuación de Krzysztof Siwczyk. David Pafundi / 8 puntos


Ewa, de Adam Sikora


Después de ver Expelled me entusiasmó la idea de poder ver algo más del mismo director. Gran desilusión. Porque Ewa se parece a muchas películas de Europa del Este, me refiero a esas historias marginales que ya han sido contadas miles de veces, ese neorrealismo mal hecho, esta vez centrado en algún lugar de Polonia. Acá Ewa, la protagonista, es una madre de familia, que tiene que salir a generar ingresos ya que su esposo ha abandonado su trabajo en las minas de carbón después de un accidente. Es así como ella empieza a trabajar limpiando la casa de una acaudalada mujer que regentea un bar, el entorno se va volviendo cada vez más hostil, y Ewa es obligada por su empleadora a trabajar en su bar como prostituta. Un drama sobrecargado casi innecesariamente, claro ejemplo de ello es el personaje del esposo, que pasa de ser un hombre tranquilo y opacado por la situación en la que vive, a un marido violento e irascible. Más allá de las escenas que buscan el golpe de efecto panfletario, afortunadamente Sikora se ahorra las escenas de miserabilismo explícito. David Pafundi / 5 puntos


Final de obra, José Glusman


Un documental chiquito que es en realidad una conversación con el director de teatro Ricardo Bartis durante el proceso de gestación de la obra De mal en peor, con la que homenajeó al teatro de Florencio Sánchez. El director de Cien años de perdón deja de lado cualquier posibilidad de hallazgo narrativo o formal y se deja llevar por la palabra de Bartis, uno de los nombres más experimentados de las tablas nacionales: lo que queda es un acercamiento respetuoso y poco invasivo a un mundo del que no conocemos mucho, y que no deja de ser interesante. Atrae ver cómo Bartis interactúa con sus actores durante los ensayos y también cómo el director construye a sus personajes, convirtiéndolos casi en personas reales: más si tenemos en cuenta la calaña de los personajes que conforman el entramado familiar de De mal en peor. Mex Faliero / 6 puntos


Gorri, de Carmen Guarini


Guarini, documentalista de amplia trayectoria y algunos trabajos altamente recomendables como Tinta roja, demuestra aquí su excelente poder de observación para construir relatos que tengan el espíritu del objeto que retrata: Gorri, el documental, se parece bastante a Carlos Gorriarena o a su obra. La directora pensaba hacer este film con el propio Gorriarena como entrevistado, pero la muerte del pintor la sorprendió con el trabajo a medio terminar. Por eso, hubo que salir a buscar y bucear, y tratar de comprender qué deja un artista cuando desaparece físicamente. Lo que halla Guarini es la imposibilidad de contar a su personaje desde un único punto de vista. Gorri consta de tres líneas narrativas bien identificables (el propio pintor entrevistado; su viuda seleccionando obras para una muestra; y especialistas explicando la obra de Gorriarena), líneas que son como las capas de pintura de los cuadros del pintor y que, recién fusionadas, pueden dar un sentido final. Personaje sumamente atractivo, sobre todo por sus contradicciones, Gorriarena recibe un film póstumo interesante y complejo porque indaga en el proceso creativo de un tipo que dice desconocer lo que quiere decir cuando pinta. Su voz y la voz de los que lo “explican” construyen un entramado de sentido escasamente lineal que es satisfactorio a la hora de dilucidar un personaje de la realidad. Mex Faliero / 8 puntos


Huellas y memoria de Jorge Prelorán, de Fermín Riviera


Es casi indudable en el documental biográfico que los resultados tienen muchas veces que ver con la pertinencia de la figura retratada. La elección de Riviera es por demás acertada: acercarse a una figura como la de Jorge Prelorán, uno de los directores que más han hecho por el género documental en la Argentina, formador de una corriente conocida como etnodocumental (por el tipo de acercamiento que realizaba con sus objetos de interés, casi siempre personas viviendo en contextos difíciles, con una fuerte presencia de la naturaleza) pero que sin embargo permanece como un borrón en el paisaje de la memoria de muchos. Eso, por un lado, permite la sorpresa para uno como espectador, más conocedor del nombre que de la obra de Prelorán, y por el otro, la satisfacción de ver y escuchar a alguien con una inteligencia absoluta para analizar su propia obra. Es divertido ver cómo Prelorán es quien marca la forma que debe tener este documental, al decir que no quiere una cámara a 45 grados tomando su rostro (Prelorán, desde lo estético, luchó siempre contra el busto parlante: él trabajaba el sonido asincrónico, es decir con la voz en off por un lado y la imagen por otro). Pero más allá de los aciertos y algunas carencias de Huellas y memoria… el documental se vale consciente y honestamente de dos cuestiones: una, es la falta de reconocimiento real para el director, el descuido que hubo en la Argentina sobre su obra; otra, es la final muerte del realizador, lo que hace que aquel otro tópico, el olvido sobre su trabajo, adquiera un gusto mucho más amargo. Llegado ese punto, Huellas y memoria… emociona y, claro que sí, da un poco de bronca. Mex Faliero / 7 puntos


La balada de Génesis y Lady Jaye, de Marie Losier


Génesis P-Orridge desarrolló en los finales de los sesenta la música “industrial”, como parte de un proyecto de vanguardia artística que finalmente incluyó su propio cuerpo y su amor más profundo. Conoció a Lady Jaye, de quien se enamoró perdidamente, y con ella desarrollaron un proyecto que es a la vez la consumación del amor tanto como un grito estético: la pandrogenia. Sometidos a diversas cirugías y cosmetología, su intención era parecerse tanto como fuera posible. Pero esta situación, que sirve como comienzo del film, termina siendo anecdótica frente a la potencia de la voluntad artística de la pareja y la imparable creatividad de Génesis. Con material de archivo, Marie Losier realiza ella misma un trabajo de una creatividad y un riesgo estético notable. Blandiendo irreverencia, con un impecable trabajo de montaje, mostrando y ocultando cuando es debido, y llevando al primer plano lo mejor de la música de Psychic TV, la directora hace una película que cuenta conjuntamente la historia de amor increíble, la visión artístico filosófica de Génesis y la historia de las vanguardias modernas, y del rock como poética. La balada de Génesis y Lady Jaye sorprende, despierta demonios y cautiva con una banda de sonido impecable. Para mentes y oídos despiertos. Daniel Cholakian / 9 puntos


La casa por la ventana, de Esteban Rojas y Juan Olivares


Algo de la expectativa que tenía sobre la película La casa por la ventana se vio defraudada totalmente. Parte del proyecto de la productora y distribuidora de cine de género nacional VideoFlims, esta película de Esteban Rojas y Juan Olivares tiene una intención evidente: recuperar el espíritu de aquellas comedias norteamericanas de la década de 1980, cuando reinaba en el género el gran John Hughes. Con algo de la rebeldía adolescente de Especialista en diversión o Ciencia loca, el film gira en derredor de dos hermanos, uno de ellos que continúa el mandato paterno y el otro, más rebelde, quienes se enfrentan durante una noche de fin de año en la que el más formal de los dos espera dar una súper fiesta en su hogar. Y si bien Rojas y Olivares demuestran tener conocimiento sobre la forma en este tipo de películas, lo cierto es que se olvidaron de lo fundamental, que es el humor y el timing para la comedia. Así estamos ante un film que funciona en la teoría, pero que se agota inmediatamente y nunca acierta en el tono ni en el ritmo. Una apuesta decididamente fallida. Mex Faliero / 5 puntos


La quemadura, de René Ballesteros


Ballesteros, junto a su hermana, busca a su madre, desaparecida desde 1982. Hablamos de Chile, dictadura de Pinochet. Las fuentes en las que busca no son demasiado confiables: un padre que no quiero hablar de cosas personales justamente en un documental que habla de una parte -ausente- de la vida del propio director; una abuela que parece tener alguna enfermedad de la memoria, aunque por momentos en realidad parece no querer recordar nada de su hija. De hecho, se prohibió hablar de ella en esa casa luego de su partida. Ballesteros rastrea por partida doble: por un lado a su madre -que vive en Venezuela- y por el otro lo que queda de una vieja editorial creada en tiempos de Salvador Allende. La idea de los libros como forma de mantener la memoria se funde con las personas, creadoras de esa memoria, intentando borrar el pasado. Ballesteros crea un documental justo, preciso, que no se extiende ni da rodeos, y que habla de todos los tipos de memoria posibles, sin caer en panfletos: la memoria de los pueblos, la de la cultura popular, la de la propia gente. Y, claro, del olvido como consecuencia ineludible y, también, como búsqueda para acallar un pasado doloroso. El personaje de la abuela es un hallazgo, tan tierno como espeluznante en su dudosa desmemoria. Mex Faliero / 8 puntos


Lado B, de Jimmy Ce


Un músico (Jimmy Ce) siente placer al flagelarse, sus contantes mutilaciones lo llevan de forma casi rutinaria a la sala de urgencias, en la que conoce a una residente (Zimena Ly). Ella también se encuentra sumergida en la depresión, ya que recientemente su novio ha muerto. Las visitas del músico y sus constantes heridas van captando la atención de la residente, empiezan a conocerse, y él le muestra una canción que provoca que ella también se dañe, la combinación del dolor y la música hace que los personajes tengan pequeñas visiones del mar. Así de pretenciosa es la cosa, un mal que está presente en muchas películas independientes, personajes grises, historias melancólicas, actuaciones monocordes, el mar como metáfora ya está usado hasta el hartazgo. A favor puede decirse de Lado B que tiene una puesta en escena decente y un trabajo medianamente experimental desde la imagen. David Pafundi / 5 puntos


Las memorias del Sr. Alzheimer, de Sergio Bellotti


Jorge di Paola, alias “Dipi”, fue un escritor y periodista particular. Integrante del grupo intelectual que rodeaba a Witold Gombrowicz durante su estadía en la Argentina, fue por obligación genética ya no un contador de historias, sino un constructor de historias; alguien que no podría haber hecho ninguna otra cosa en su vida que no sea narrar, narrar, siempre narrar. Y en Las memorias del Sr. Alzheimer, Bellotti toma la mejor decisión que podía tomar: pone la cámara delante de Di Paola, y lo deja contar. Y esto se agiganta cuando sabemos que el escritor estaba enfermo para entonces, bastante enfermo. Por eso, lo que queda, es una serie de historias interconectadas y divididas por los escozores del Alzheimer, que va mellando cada anécdota. Sin embargo, queda claro que ninguna enfermedad puede contra la creatividad y la imaginación. Di Paola utiliza dosis homeopáticas de ambas y cuenta su vida como quien toma un libro y va saltando entre capítulos, todo desordenado. Se podría decir que el documental ES el personaje, pero esta es una obviedad ya que es una decisión conciente de Bellotti. Por eso, es su hallazgo. “Dipi”, por otro lado, era dueño de un humor singular (y decimos “era” porque tiempo después de rodado este documental, murió). Ni bien arranca el film, tirado en su cama, mira la televisión y asegura: “la pobreza empieza cuando te cortan el cable”. Frases como esta pueblan este genial documental de Bellotti. Mex Faliero / 8 puntos


Letters from the desert (eulogy to slowness), de Michela Occhipinti


Imágenes de una gran ciudad (alguna urbe en India), un joven (luego nos imaginaremos que es el hijo del personaje principal) que escribe una carta. Un tren que recorre desde la estación de la ciudad hasta una estafeta en un paraje del desierto y deja una bolsa con correspondencia. Un hombre que la recoge y con su bicicleta la lleva hasta su casa en donde empezará su camino a pie, llevando las cartas a los demás lugareños de las aldeas vecinas. Este recorrido diario en el que el hombre lee a las personas las cartas que les entrega (cumpliendo la doble función de cartero y narrador), más la relación de este con otro personaje que hará las veces de catalogador de las cartas (es el encargado de mirar los sellos), serán el eje central de la historia. Esta rutina se verá alterada con la construcción de una torre (para captar señal de los celulares). Esta película que transita esa línea del documental ficcionalizado, hace un poco de ruido en la puesta en escena y los diálogos (no es creíble que eso pase sin estar guionado), y el registro está manipulado y se nota. En el BAFICI vi otra película (Parto de Antonio Borges Correia) que utiliza este mismo estilo narrativo, pero no molesta tanto. Algunas escenas también están un poco sobreexplicadas: un hombre recibe la noticia de que su madre murió y el cartero, a la escena siguiente, llega a su casa y le cuenta nuevamente todo a su mujer. Si uno logra superar lo antes mencionado, el film no es pretencioso y eso permite que igual se deje ver. Gabriel Piquet / 6 puntos


Liniers, el trazo simple de las cosas, de Franca Gabriela González


Me gustan mucho Liniers y su arte, su humor algo naif y sus ideas entre poéticas y reflexivas, su universo adorable y que, de tener textura, esta debería ser la de esos copos de algodón que venden en el centro. Pero sin embargo, este trabajo que busca indagar en el proceso creativo de Liniers es un producto tan simpático como menor. En primera instancia, González se encuentra con que al dibujante mucho no le simpatiza la idea de un documental centrado en su figura. Pero, con su visto bueno, lentamente la cámara se acerca a él y logra sacarle alguna definición. El problema fundamental de Liniers, el trazo simple de las cosas es precisamente eso, “el trazo simple”. Si bien el universo del dibujante es rico, su vida interior ya sea por su reticencia a decir o porque no hay mucho más para contar, carece del vuelo que necesita un documental para justificarse. Este documental existe, sólo por la persistencia de su autora y por su empecinamiento en creer que allí hay algo más de lo que realmente hay. A esto, se suma una pesada voz en off de la realizadora, bastante acartonada y pretenciosa, que busca rellenar. Otra vez, explicar lo que no tiene explicación. Lo que queda claro es que Liniers es sí un tipo inteligente, ocurrente, divertido, gracioso, que su arte es intransferible porque tiene su misma textura. Si hasta uno se tienta de decir que es un tipo macanudo. Pero no lo hace para no quedar, en definitiva, tan obvio. Mex Faliero / 6 puntos


Los nueve puntos de mi padre, de Pablo Romano


Relato intimista con un tema que es difícil de digerir, la muerte de un ser querido. Si a eso le agregamos que murió de una enfermedad terminal, más complicado. Romano entrevista a su madre, su hermano y una mujer que cuidó del padre los últimos días y les saca relatos conmovedores, intercalando imágenes de clásicos del cine y su representación de la muerte (Vampyr, por ejemplo). Cuando pensamos que esto va a ser la reconstrucción de los últimos días de la vida del padre de Romano, una confesión que le saca a su madre (momento duro para ella) agrega un nuevo elemento a la historia. Más adelante también el nacimiento del hijo de Romano aportará esa idea de que todo lo que se muere renace en otra generación, su mujer contará una historia hermosa sobre el porque del nombre de su hijo. Esta mini-critica esta muy fragmentada, no quiero develar muchas cosas que le aportan al documental, ni tampoco la explicación del título que es uno de los momentos en los que descubrimos qué eran los nueve puntos dibujados en un papel que se ven en dos escenas del film. El padre de Pablo era psicólogo y según la mujer que lo cuidaba, no tenía miedo y estaba preparado para afrontar erguido a la muerte. Romano es cineasta y de los buenos, su pasión cinéfila también se nota en los fragmentos que utiliza para afianzar lo que quiere decir (John Wayne por dos es un ejemplo: La diligencia y Más corazón que odio). Pero Romano al igual que su padre podría ser un excelente psicólogo, porque escucha y logra sacar la verdad de cada integrante de su familia. Aunque acá no se lo guarde para su sesión personal, sino que arroja al espectador todo esas emociones. Gabriel Piquet / 8 puntos


Michael Nyman, composer in progress, de Silvia Beck


Esta película se me quedó a mitad de camino. No es del todo interesante lo que se muestra del personaje y el documental en sí no avanza sobre ciertos temas (cuando Nyman quiere saber de sus abuelos en Polonia) y queda una sensación de que daba para más. Michael Nyman va saltando en el tiempo, recordando su época de musicólogo (primero fue critico de música durante 12 años), su vuelta a la composición a mediados de los 70. Su salto a la masividad gracias a la banda de sonido de The draughtsman´s contract (Peter Greenaway) que lo llevó a realizar otro éxito como The piano (Jane Campion), sus otras pasiones: la fotografía y el video. Como decía antes, los entrevistados sólo acotan lo bueno que es o lo difícil que es tocar sus temas, pero todo se queda ahí y me hubiera gustado ver más de Nyman como videasta (sólo se ven unas imágenes que toma en México y otras que se proyectan en una galería de arte). Tendré que esperar entonces que se programe uno de sus trabajos en un próximo MARFICI. Gabriel Piquet / 5 puntos


Mosconi, abriendo los caminos de la resistencia y la dignidad, de Lorena Riposati


La UTD (Unión de Trabajadores Desocupados) se creó a mediados de los 90 cuando YPF dejó de existir en General Mosconi (provincia de Salta) y las petroleras privadas se hicieron cargo de las refinerías, volviendo a contratar a un porcentaje mínimo de los trabajadores y trayendo mano de obra de afuera. De la mano de “Pepino” Fernández los ex-trabajadores se agruparon y siguen peleándola hasta hoy. Tuvieron algún momento de «fama» cuando salieron en la tv por los cortes de ruta producidos en los finales del menemismo y los dos años del gobierno de De la Rúa. Vemos cómo se reprimía y las consecuencias de dicha represión, varias muertes de civiles que reclamaban derechos legítimos y que los gobiernos de turno nacional y provincial ignoraron. Aunque el documental recorra todos esos acontecimientos que marcaron a fuego y sangre a la población hace casi una década (la represión más grande sucedió en 2001, unos pocos meses antes de la caída de De la Rúa), el acierto de Riposati es mostrar en sí el trabajo de la UTD, cómo toda esa gente de Mosconi sigue tratando de subsistir generando emprendimientos constantemente a través de la UTD y la figura incansable de «Pepino»: una metalúrgica, recolección de madera muerta, reciclaje de botellas de plástico. En la actualidad  se siguen cortando, pero no las rutas, sino los accesos de las petrolera para que “les metan a trabajar al menos 2 ó 3 changos» como dice “Pepino”. Quedan muchas preguntas flotando, pero una de las que sobresale es ¿qué será de la UTD? Sobre todo el día que el insustituible «Pepino» Fernández no esté más. Gabriel Piquet / 8 puntos


Octubre Pilagá, de Valeria Mapelman


Es una apuesta fuerte, si uno tiene en cuenta el lado hacia el cual oscilan los documentales que se hacen hoy por hoy en el país: la crítica apunta directamente al gobierno del ex presidente Juan Domingo Perón, ya que bajo su mandato se ordenó una matanza de aborígenes Pilagá en el norte del país. Mapelman se pregunta cómo la política de justicia social que apuntaba al obrero no se respetó hacia los indígenas. Los pocos habitantes que quedan de esta tribu, que vivieron aquellos hechos, acompañan a una expedición que va al lugar para tratar de encontrar los restos de aquellos aborígenes asesinados por el Ejército argentino en octubre de 1947. El documental se vale de documentos históricos y del testimonio oral de los sobrevivientes. Así, cumple de buena forma con la tradición de las tribus originarias en su transmisión de leyendas: aunque, vale decir, lo que hay aquí para comunicar es mucho más crudo que una leyenda. Es una especie de genocidio, que ha quedado en la historia oficial como un dato oculto y que a través de Octubre Pilagá toma nueva dimensión. Porque uno, indudablemente, al tomar conciencia de estos episodios no deja de preguntarse de qué manera se conectan algunos discursos del presente con las acciones del pasado. Decididamente hay sectores de nuestra política que todavía no han confesado todos sus pecados. Mex Faliero / 7 puntos


Off ways, de Uli Schueppel


21 de diciembre de 1989. Vemos a unos jóvenes Einsturzenden Neubauten (banda liderada por Blixa Bargeld, quien también formó parte de Nick Cave and The Bad Seeds) subir a su furgoneta que los llevará a Berlín Oriental en donde realizarán un concierto que servirá como uno de los puntapiés para la unificación de las dos alemanias, después de la caída del muro. Con ese material de archivo de la banda (es un backstage que filmaron ellos) e imágenes de varias de las mismas personas que asistieron al concierto hace 20 años (el documental está filmado en 2009), avanza el documental. Vemos cómo cambiaron varias cosas de la vieja Alemania Oriental y todos los entrevistados cuentan lo que fue ese momento para ellos. Llegan al Salón de la Cultura en donde la banda realizó el show y hoy en día parece un depósito con diferentes tipos de estanterías metálicas, una de las personas que asistió al show bromea diciendo que ese lugar con tantos fierros podría ser la base de sonidos de la banda hoy en día (Einsturzenden se caracterizó por utilizar sonidos en vivo, sacándole ruidos a taladros o máquinas amoladoras amplificadas). Es interesante este trabajo de mostrar a través del archivo de ese show emblemático y a los presentes hoy en día, pero se vuelve muy largo y algunas cosas de la política interna del país se te escapan si no conocés bien la historia. Otra de las cuestiones que quedan picando es lo poco que se ve del show de la banda tocando, ya que estaban en su apogeo y no es muy común que se vea material de ellos. Gabriel Piquet / 6 puntos


The forgotten space, de Allan Sekula y Noël Burch


Documental holandés que es como una cachetada pesimista en su reflejo de la sociedad actual y del capitalismo. Los realizadote indagan en el transporte de mercaderías y productos, y analizan cómo ha sido el desarrollo tanto de los sistemas de trenes de carga como de los barcos que llevan contenedores, los puertos y los pequeños pueblos. Viajando de EE.UU. a Bélgica, de Holanda a China, lo que queda en claro en The forgotten space, con actitud militante y desafiante, es la trampa que el propio capitalismo se construye y que, estiman, terminará consigo mismo. Los directores se animan a presagiar una instancia donde los trabajadores chinos se cansen de aceptar trabajo esclavo y generen un caos en el sistema, que no tendrá de donde sacar mano de obra barata. Si bien uno puede acusar a Sekula y Burch de presagiar algo que ya han presagiado muchos, y de pronosticar el fin de un sistema que ha sabido siempre sobreponerse a las crisis -no sin dejar víctimas en el camino, se entiende-, lo que no se puede disimular es la energía y la convicción con la que el documental avanza llevándose todo por delante, tirando datos, acumulando información y mostrando realidades que son incontrastables. Mex Faliero / 7 puntos


The mill and the cross, de Lech Majewski


Cuando terminé de ver esta película se me vino a la mente lo que hubiera dicho un compañero mío de Fancinema: «todo bien con Lech Majewski, pero déjate de joder». Hay realizadores que vienen con un manto sagrado e intocable que es muy difícil de poder criticar para cierto público y alguna crítica (Von Trier, Haneke, por nombrar algunos) y todo muy lindo con los encuadres y las puestas en escena de la película que son una «pinturita», realmente de una técnica envidiable por la interacción de los personajes en primer plano y, sobre un fondo que parece pintado, los secundarios que también se mueven, creando una sensación visual muy interesante. Pero más allá de eso esta película no me atrapó. Estoy volviéndome más viejo y menos tolerante. Me pareció pretenciosa, muy solemne y la Pasión de Cristo ya me la mostró Zeffirelli (que era una estampita), y si quería más sangre Gibson (que era de trazo mas grueso), sobre estos lienzos en el celuloide. Si dejaran solamente los encuadres/cuadro, sin diálogos, como una película experimental o de la época del cine mudo, me hubiera gustado más. Gabriel Piquet / 5 puntos


Una beatle, de Gustavo Schammas


Betania, Julián y Coco son tres apasionados de los Beatles. Cada uno, a su manera, vive dentro de su pequeña burbuja y poco se relacionan con el mundo exterior. Por un lado está Julián (Santiago Pedrero, el más sólido de los tres), un imitador de John Lennon que hace presentaciones en pequeños clubs. Coco, un obsesivo del universo Beatle, más precisamente con Paul Mcartney; y Betania, la única amiga de Coco que es tentada a grabar un disco de covers de Lennon. El director Gustavo Schammas decide apostar por la comedia, más cercana al indie norteamericano (por las características de sus personajes) y también juega un poco con el absurdo y el grotesco desde el tratamiento de la imagen. El principal problema es que este híbrido no logra definir del todo qué camino tomar, y se estanca en una puesta en escena bastante televisiva y a veces torpe/arbitraria (vean sino la escena en la que dialogan Coco y Betania en la puerta de una casa), con una impronta de sus actores hecha a desgano que balbucean sus líneas de diálogo. Si bien es válido el intento por apostar al humor, dejando de lado la solemnidad y la melancolía (que tanto abundan en los programas de cortos), no se puede construir una comedia sin querer aunque sea un poco a los personajes: en Una beatle todos son seres patéticos, y la película por momentos parece mofarse de ese patetismo (Coco y la madre de Betiana son los más vapuleados) como único recurso para generar humor. David Pafundi / 4 puntos


Una mancha en el agua, de Pablo Romano


Vemos imágenes en blanco y negro del río, gente que parece sacar algo de allí, que parece bañarse, que está en la orilla, sobre balsas. Río de día y de noche. Paisajes inundados. Todo esto acompañado por la voz en off del director Fernando Birri que empieza con un loop que dice «la inundación», para seguir con relatos de escritores y poetas que lo tuvieran como protagonista. Romano nos mete en este viaje por el Paraná (aunque no todas las imágenes sean de ese río) y logra hacerlo onírico en algunos momentos, otras veces misterioso. No vi Apuntes del natural (película que me recomiendan todos mis conocidos del Festival), pero calculo que será un doble programa perfecto junto a este cortometraje. Gabriel Piquet / 7 puntos


Under control, de Volker Sattel


Reconozco y me confieso que salí no demasiado convencido con este trabajo, pero que con el correr de las horas su presencia se ha hecho más gigante. Básicamente el film pone en cámara a los responsables de una central nuclear alemana, la “más segura del mundo” como corresponde al orgullo germánico. Alejado de cualquier vicio de documentalista moderno, Sattel mueve la cámara en lentos travelings y la deja fija en muchos pasajes. Tampoco, salvo un ligero tramo, utiliza música: lo que se escucha son los múltiples sonidos de las máquinas que componen la central nuclear. ¿Dónde está el acierto de este documental entonces? Pues que en tiempos de conciencia ecologista, Sattel logra tomar distancia y deja el horror ante el holocausto nuclear en fuera de campo; que si de repente aparece subrepticiamente, es gracias a la fusión entre los testimonios, los sonidos y los hipnóticos travelings. El director logra mostrar, sin subrayados de ningún tipo, las contradicciones de una industria que surgió como una posibilidad de hallar la paz mundial, y que en la actualidad es la bomba de tiempo que todos tenemos sobre la cabeza. Mex Faliero / 8 puntos

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