La segunda película de la directora de origen peruano Marité Ugás, El chico que miente, se preestrena hoy en Caracas con los ojos puestos en el Festival de Cine de Berlín y con la «tremenda responsabilidad» de ser la primera película venezolana que competirá en la Berlinale.
Con la satisfacción de participar en uno de los festivales internacionales de cine más importantes, Ugás considera una «súper noticia» su candidatura en la categoría «Generation 14 plus» de la Berlinale, enfocada en el cine de adolescentes y premiada con un oso de cristal.
«Todo cineasta de esta parte del mundo desea participar», aseguró Ugás, después de que anunciaran su candidatura el pasado 12 de enero y a la espera de que se despliegue la alfombra roja de La Berlinale el próximo 10 de febrero.
Después de nueve semanas de rodaje desde la costa del estado de Vargas (en el centro de Venezuela) hasta la Península de Paraguaná (en la parte occidental), la nueva película de Ugás está lista para el estreno en Venezuela el próximo viernes y, después, exhibirse en las salas de otros países latinoamericanos.
En su segundo largometraje -el primero fue A la media noche y media, codirigido con Mariana Rondón- cuenta una historia que parte de las inundaciones que en diciembre de 1999 asolaron la costa venezolana y que azotaron especialmente al estado de Vargas.
«Quería hacer una road movie que reflejara en gestos y paisajes los últimos diez años de la Venezuela actual», explicó Ugás.
La directora afincada en Caracas considera que la tragedia de Vargas continúa viva como una «herida abierta» en el recuerdo de todos los venezolanos que «conocen y sufren» las consecuencias del que fue uno de los peores desastres naturales que ha sufrido el país y que dejó más de 20.000 muertos y desaparecidos.
En El chico que miente un chico de trece años parte con un bolso al hombro y la tragedia de Vargas a sus espaldas buscando la verdad sobre su pasado con la intención de averiguar si su madre murió en las inundaciones y descubrir su propio relato.
En un intento por «ordenar las fichas del pasado» el joven reinventa una y otra vez su historia sobre el deslizamiento, aunque durante la película el público averiguará que él no es el único que miente.
Las mentiras y verdades de esta película se presentan como «un reflejo del estado de ánimo», de la «incertidumbre», para llevar al espectador a descubrir que dentro del largometraje no sólo hay una, sino «muchas verdades», indica Ugás.
Al igual que su anterior película, la directora toma los desastres naturales como recurso para expresar los «miedos atávicos» del ser humano, un temor que en El chico que miente se simboliza con las lluvias, y recrea eventos que son «metáforas de las relaciones» personales.
Con la esperanza de que no sólo sea un momento para disfrutar sino una invitación al espectador a reflexionar, Ugás quiere que el público se lleve «un poco de película consigo» cuando abandone la proyección en el cine.
Ugás, junto a Mariana Rondón, es la propietaria de la productora de cine independiente Sudaca Films, responsable de El chico que miente.
Esta coproducción entre Venezuela y Perú se ha realizado «en perfecta comunión con los pueblos» que ha visitado y la directora ha contado con «muchos lugareños que se interpretan a ellos mismos» de las diversas zonas que ha recorrido El chico que miente.
(Fuente: EFE)
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