
Título original: Nightbitch // Origen: EE.UU. // Dirección: Marielle Heller // Guión: Marielle Heller, sobre la novela de Rachel Yoder // Intérpretes: Amy Adams, Scoot McNairy, Arleigh Snowden, Emmett Snowden, Jessica Harper, Zoë Chao, Mary Holland, Archana Rajan, Nate Heller, Darius De La Cruz, Ella Thomas, Stacey Swift, Garrett C. Phillips, Adrienne Rose White, Michaela Baham // Fotografía: Brandon Trost // Montaje: Anne McCabe // Música: Nate Heller // Duración: 99 minutos // Año: 2024 // Plataforma: Disney+
5 puntos
ABRAZAR A LA MUJER SALVAJE
Por Marcos Ojea
Sobre la base de una novela de Rachel Yoder, la directora Marielle Heller da forma en Canina, su cuarta película, a una meditación desromantizada sobre la maternidad, sumando una dimensión fantástica que busca potenciar, o acaso remarcar, la visceralidad del tema. Protagonizada por una muy comprometida Amy Adams, la historia es la de una mujer cuyo nombre desconocemos (en los créditos figura como “Madre”), de profesión artista plástica, que deja su vida laboral de lado para cuidar a su hijo. Con un marido semi ausente que viaja por trabajo (interpretado por Scoot McNairy, en un rol muy similar al que compuso en No hables con extraños), los días de nuestra protagonista parecen atrapados en la repetición. Hasta que, de repente, su cuerpo comienza a experimentar cambios. Primero de manera sutil, a lo que ella responde con apatía, pero luego de manera innegable, bestial y primitiva.
A partir de esa premisa, la película despliega sus preocupaciones: el rol de la mujer en la sociedad actual, las conductas impuestas que se esperan de una madre, las dinámicas de pareja, todo a través de una mirada que intenta equilibrar la angustia con la ternura. Es decir, que puede hablar de la autonomía desplazada de la protagonista, de su frustración, pero sin anular la posibilidad de salvarse, de encontrar un camino posible para sentirse mejor. Esa búsqueda puede encontrarse en algunas escenas de conexión con el hijo, pero aparece con mayor fuerza en la propia tesis de la película, que es la de volver a un estado ancestral, borrando las fronteras entre lo humano y lo animal, y entregándose al costado menos civilizado de la experiencia. Abrazar a la mujer salvaje, un concepto instalado desde hace tiempo en algunos libros de autoayuda y superación personal.
Ahora bien: si el tono de comedia de terror está logrado en algunos pasajes, lo cierto es que a la película le cuesta equilibrar los distintos niveles que propone: la dimensión mitológica, las rutinas de la maternidad, la memoria familiar, el arte como oficio y también como redención. Resultan más interesantes las escenas en las que Adams interactúa con el niño actor (una dinámica que es casi una película aparte), que los pasajes donde se indaga sobre la madre de la protagonista, con una propuesta visual a mitad de camino entre el flashback y la ensoñación. El mayor problema, claro, no es la ambición, sino la forma en que, una y otra vez, se atenta contra la capacidad intelectual del espectador. Como gran parte del cine del presente, todo está explicado hasta el hartazgo. A pesar del esfuerzo actoral de Adams, cuyos gestos sintetizan mucho mejor las inquietudes de la película, Canina resulta una experiencia bastante despareja, con un final por demás discutible.
Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente: