Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
El personaje literario de Jack Reacher, creado por Lee Child, ya había tenido dos adaptaciones cinematográficas (Bajo la mira y Sin regreso) con Tom Cruise en el protagónico, con relecturas del policial y la acción que implicaban una vuelta a tradiciones un tanto olvidadas: la primera entrega dialogaba con los setenta; la segunda con los noventa. Pero hay que convenir que Bajo la mira, aún con sus fallas y desniveles, era mucho más interesante y estimulante que Sin regreso. Lo cierto es que quedó latente la idea de que el personaje y su mundo podían encontrar un hábitat más amigable en la pantalla chica, y por suerte ahora tenemos a Reacher, que es una corrección bastante evidente del segundo film y también un poco del primero. Creada por Nick Santora (quien ya había trabajado en series como Prision break, Scorpion y Most dangerous game, y luego también lo haría en FUBAR), ha adaptado una novela de Child en cada temporada. Teniendo en cuenta que ya hay escritas más de veinte, hay material de sobra de cara al futuro para sacarle jugo a este militar retirado que ha decidido dedicarse a vagar por las rutas, aunque siempre termine encontrándose con diferentes situaciones problemáticas. La primera entrega se basa en Zona peligrosa, no casualmente el primer libro del personaje, en el que Reacher es arrestado por el homicidio (que no cometió) de su hermano, pero luego emprende una investigación que termina destapando una olla de corrupción en la que hay metidos empresarios, políticos, criminales y policías. Allí ya la serie establece rápidamente un lazo con la acción de los ochenta, esa donde prevalecían héroes casi sobrehumanos en su musculatura, pero que revelaban fragilidades sentimentales a partir de su interacción con contrapartes femeninas. En eso es clave la interpretación en el protagónico de Alan Ritchson, un actor no muy expresivo, pero querible desde su gigantismo y que consigue transmitir, sin muchas dificultades, la inteligencia deductiva y la brutalidad del sujeto que habita las novelas de Child. Esa búsqueda de equilibrio entre violencia sin tapujos y de humanidad en el protagonista funciona a medias en la primera temporada, que tiene un muy buen arranque, para luego entrar en un pozo narrativo y recién recuperar una mayor vitalidad en los últimos episodios. Algo similar sucede en la segunda temporada, basada en el onceavo libro, Mala suerte, donde Reacher debe reunirse con su antiguo equipo de investigación cuando varios de sus miembros aparecen muertos o desaparecen. Sin embargo, esta vez, los desniveles narrativos se dan casi desde el comienzo y tienen que ver, esencialmente, con la abundancia de personajes: ya Reacher deja de ser el único protagonista claro, porque emprende la pesquisa con otros tres ex compañeros que trabajan en igualdad de condiciones. El relato adquiere entonces características corales, que en unos cuantos tramos no llega a funcionar del todo, notándose una cierta dispersión en lo que se cuenta, con varios flashbacks no del todo necesarios. Más aún porque se quiere delinear un perfil entre romántico y familiar para ese cuarteto, que trasciende las lealtades profesionales, lo cual choca un poco con alguien como Reacher, que es primariamente un solitario sin grandes ataduras afectivas. Igualmente, la serie vuelve a arreglárselas para ser un entretenimiento seco y directo, con un héroe con el que es fácil empatizar a pesar de -o precisamente por- su falta de pruritos para quebrar la ley y así resolver los casos. Reacher es un viaje al pasado despojado mayormente de corrección política, donde los buenos son imperfectos, pero no se hacen tanto problema por eso; los malos son gente que hace cosas terribles por guita y no se les mueve un pelo (el villano encarnado por Robert Patrick en la segunda temporada es definitivamente aborrecible); y los conflictos solo se pueden solucionar a los tiros y rompiendo huesos.
-Las dos temporadas de Reacher están disponibles en Prime Video. Ya está confirmada una tercera temporada.
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