Título original: The protégé
Origen: EE.UU. / Reino Unido
Dirección: Martin Campbell
Guión: Richard Wenk
Intérpretes: Maggie Q, Samuel L. Jackson, Michael Keaton, David Rintoul, Patrick Malahide, Ray Fearon, Ori Pfeffer, Robert Patrick, Florin Piersic Jr., Tudor Chirila, Velizar Binev, George Pistereanu, Eva Nguyen Thorsen, Tanja Keller, Taj Atwal, Caroline Loncq, Gamba Cole, Phong Giang, Richenda Carey, Dimitar Nikolov
Fotografía: David Tattersall
Montaje: Angela M. Catanzaro
Música: Photek
Duración: 109 minutos
Año: 2021
Plataforma: Paramount+
7 puntos
GENTE RUDA
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Caso raro el de Martin Campbell, un realizador cuya carrera ha sido un constante subibaja. Supo hacer entretenimientos sólidos y efectivos, como GoldenEye, Casino Royale y La máscara del Zorro; y un par de thrillers interesantes, casi autorales en su mirada sobre la violencia y la justicia por mano propia, como fueron Al filo de la oscuridad y El implacable; pero también algunos bodoques bochornosos, como La leyenda del Zorro y Linterna Verde. Y ahora nos trae El protegido –grosero error en la traducción para el original The protégé-, que por suerte consigue eludir unos cuantos lugares comunes posibles de su relato.
O lo que hace más bien con esos lugares comunes es rodearlos, apropiándoselos incluso un poco, como haciéndose cargo de que lo que tiene para contar no es nuevo, pero aún así puede tener su potencia. El relato se centra en Anna (Maggie Q), que, de niña, luego de presenciar la brutal masacre de su familia en Vietnam en 1991, fue rescatada Moody (Samuel L. Jackson), un asesino profesional, para luego convertirse en su ayudante y discípula. Cuando Moody es misteriosamente asesinado en su residencia, Anna emprenderá una misión casi en solitario para averiguar quiénes estuvieron detrás del homicidio y sus motivos, además de buscar venganza. Eso la pondrá en la mira de un grupo de mercenarios integrado, entre otros, por Rembrandt (Michael Keaton), un profesional con quien Anna establecerá una relación definitivamente ambigua y no exenta de atracción romántica.
Si los primeros minutos de El protegido caen en algunas remarcaciones innecesarias, a medida que pasan los minutos, Campbell va encontrando el tono apropiado que le pide la trama. Y esas tonalidades están vinculadas a personajes definidos por su profesión, que no solo está plagada de peligros, sino también de heridas del pasado y de la noción de que los pecados cometidos en algún momento van a tener un castigo, de una forma u otra. El film complementa este sentido del deber que atraviesa a los protagonistas con una violencia cruda y directa, que se alimenta apropiadamente de influencias como la saga Bourne o el cine de Michael Mann, además atmósferas progresivamente melancólicas, especialmente al momento de retratar los lazos afectivos. Pero, a la vez, el guión de Richard Wenk no se tienta con las solemnidades y brinda pasajes de un humor tan crudo como efectivo. En eso, el personaje de Rembrandt -ayudado por la interpretación de Keaton, que está perfecto- es fundamental, a partir de cómo maneja una variedad de capas de sentido, en especial a través del cruce de concepciones que tiene con Anna.
Sin ser una maravilla, El protegido es una película de ritmo vigoroso, que casi nunca se detiene -incluso en sus momentos de contemplación- y que se muestra femenina en su perspectiva sin forzar gestos para la tribuna, en buena medida gracias a Maggie Q, que vuelve a demostrar que es una actriz creíble en el género de acción. Y que, con fluidez y excesos de espectacularidad, logra construir un mundo repleto de gente ruda, que solo sabe expresarse a través de tiros y piñas, incluso en sus instancias más sensibles.
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