Este thriller de acción de Martin Campbell, sin maravillar, logra construir un universo de profesionales de la violencia, sin necesidad de altos niveles de espectacularidad o solemnidad.
Una película casi Clase B, a la que Lian Neeson le aporta su aplomo como héroe de acción veterano y la saca de la intrascendencia a la que parece dirigirse.