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Los últimos días del crimen

Título original: The last days of American crime
Origen: EE.UU. 
Dirección: Olivier Megaton
Guión: Karl Gajdusek, basado en la novela gráfica de Rick Remender y Greg Tocchini
Intérpretes: Edgar Ramírez, Anna Brewster, Michael Pitt, Sharlto Copley, Tamer Burjaq, Leandie du Randt, Patrick Bergin, Garth Collins, Sean Cameron Michael, Daniel Fox, Nathan Lynn
Fotografía: Daniel Aranyó
Montaje: Mickael Dumontier
Música: The Limiñanas, David Menke
Duración: 148 minutos
Año: 2020


2 puntos


UN ROBO DE TIEMPO

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Desde su lanzamiento en Netflix, Los últimos días del crimen viene soportando palos desde dos ángulos. En primera instancia, muchos críticos la cuestionan porque su argumento implicaría una banalización de la crueldad y la brutalidad policial, justo en momentos políticamente complejos desde el asesinato de George Floyd. Ese argumento es sencillamente estúpido: no solo porque la coincidencia entre el estreno de la película y ese hecho es totalmente casual, sino también porque es una ficción que lejos está de pretender construir una apología de la violencia institucional. La segunda vertiente es mucho más directa: acusan al film de ser extremadamente mediocre o directamente pésimo. Esa aproximación es mucho más acertada.

Es que esta adaptación de una novela gráfica Rick Remender y Greg Tocchini es un verdadero caos narrativo que ya emprende un descarrilamiento absoluto desde el primer minuto. En buena medida porque Olivier Megaton (realizador de otros productos anodinos como El transportador 3, Búsqueda implacable 2 y Búsqueda implacable 3) nunca encuentra el rumbo desde el tono o la puesta en escena. Y eso que la premisa inicial combinaba de forma prometedora el policial con el relato distópico: en un futuro no muy lejano, el gobierno estadounidense planea emitir una señal que hará imposible para cualquier cometer delitos, con lo que un grupo de criminales planea realizar un último gran robo justo antes de que se haga la transmisión.

Pero el film muestra problemas muy evidentes para poner en marcha la historia y eso que recurre de manera constante a la sobre-explicación desde la voz en off. Las tramas y sub-tramas se acumulan, llevando a pensar que estamos ante muchas películas: un thriller de robos, una ciencia ficción urbana, un policial crudo, un drama íntimo y de vínculos familiares rotos, una tragedia romántica y hasta alguna más que es difícil recordar en el medio de tanta barullo visual. Y a la vez, no tenemos ninguna película: todas sus capas genéricas tienen un desarrollo deficiente, los personajes son pura pose y la tensión -con excepción del momento del robo propiamente dicho- es prácticamente nula. Esa superficialidad imperante afecta también a las actuaciones, incluso desde tonalidades opuestas: si Edgar Ramírez se muestra totalmente inexpresivo, incluso anestesiado, Michael Pitt (una vez más) está completamente desbordado y pasado de rosca.

Quizás, si fuera más directa y sintética en su progresión narrativa, Los últimos días del crimen podría haber sido una experiencia más llevadera. Sin embargo, es larga, muy larga. Innecesariamente larga. Casi dos horas y media para lo que tranquilamente podría haber sido contado en una hora y media. Megaton y el guionista Karl Gajdusek (que ya venía de otros monumentos a la solemnidad como Oblivion: el tiempo del olvido y El aprendiz) se deja llevar por ambiciones que están lejos de cumplirse en un film plagado de sentencias tan triviales como impostadas. Y uno, como espectador, no puede evitar la sensación de haber perdido mucho tiempo en un film definitivamente inútil y aburrido.

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