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The souvenir

Título original: Idem
Origen: Inglaterra / EE.UU.
Dirección: Joanna Hogg
Guión: Joanna Hogg
Intérpretes: Neil Young, Tosin Cole, Jack McMullen, Frankie Wilson, Honor Swinton Byrne, Hannah Ashby Ward, Janet Etuk, Chyna Terrelonge-Vaughan, Tom Burke, Tilda Swinton, Alice McMillan, Barbara Peirson, James Dodds
Fotografía: David Raedeker
Montaje: Helle le Fevre
Vestuario: Grace Snell
Duración: 120 minutos
Año: 2019


8 puntos


RELATO DE LA NOSTALGIA

Por Cristian Ariel Mangini

(@cristian_mangi)

The souvenir, de Joana Hogg, se construye en base a la nostalgia de un recuerdo, y lo hace con una mirada personal que se derrama a lo largo de las casi dos horas de un film que resulta tan sólido como sombrío. Sobrevuela sobre la película una enorme tristeza cuyo núcleo es el tortuoso vínculo entre Julie (Honor Byrne, que curiosamente interpreta y resulta la hija de Tilda Swinton) y Anthony (Tom Burke), que tiene contacto con el pasado de la propia directora. Esta posibilidad de catarsis artística en forma de film es lo que termina haciendo de The souvenir un relato íntimo que se asienta en aciertos estéticos, un elenco sólido y diálogos que son tan pulidos como sus silencios. Se puede hacer un tanto extenuante pero seguir este drama ofrece una de experiencia sensible cuyo eco permanece en la memoria.

Julie es la protagonista de este relato situado a comienzos de los ´80 en los suburbios de la cosmopolita Londres, atravesada por el marco histórico de la Guerra Fría y los atentados del IRA, un marco que en verdad apenas da una referencia pero se mantiene fuera de campo como un fantasma. Estudiante de cine con una alta formación académica e hija de una familia acaudalada, se encuentra obsesionada con realizar un proyecto que se sitúa en la económicamente decaída ciudad de Sunderland. El relato de un chico que sufre un doloroso vínculo con su madre encuentra su paralelismo en la realidad cuando Julie conozca a Anthony, un muchacho arrogante que trabaja para la Oficina de Asuntos Exteriores. Este romance termina siendo un tortuoso vínculo porque como irá comprobando Julie, nada en Anthony es como parece y su problema de adicción a la heroína llevará la relación a un paulatino desgaste.

La narración de este romance se construye desde una estructura clásica y definida pero hay un caos interno en cómo se van sucediendo las secuencias, como si se tratara de memorias dispersas a las que se les intenta dar una coherencia. Las elipsis dan a las miradas y los diálogos un peso específico que corre el riesgo de pasar desapercibido si no se presta especial atención y uno solo se queda en momentos que parecen erráticos. El principal mérito de Hogg es hacer que esta pieza de relojería, calculada, parezca de una naturalidad casi documental. La cámara permanece fija en interiores que actúan con la misma simetría que si se tratara de una pantalla dividida, en particular el departamento de Julie, donde ocurre gran parte de la historia. Esto da al movimiento interno de cuadro una dinámica que da protagonismo a cómo cada personaje usa su espacio. Es interesante comparar la convivencia de Julie con su madre y luego con Anthony para entender el malestar y los silencios. También observar cómo la distancia entre los personajes se ve acentuada por la distancia en el espacio del encuadre. Es un relato donde la sospecha del malestar se traslada a lo visual hasta resultar agobiante, sin perder sutileza. La dirección de fotografía, que utiliza una imagen con mucho grano con frecuencia, contribuye a generar esa sensación de nostalgia y enrarecimiento al remitirnos a formatos más antiguos.

Drama que hace del recuerdo un esbozo doloroso y que hace de la pintura El souvenir de Jean-Honoré Fragonard una alegoría, el film de Joanna Hogg hace de la propia experiencia un retrato sensible de una notable honestidad.

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