Por Rodrigo Seijas
ATENCIÓN: SPOILERS
Sin retomar el altísimo nivel que mostró en los primeros capítulos de su última temporada, Homeland consiguió salir un poco de la meseta en la que cayó en los anteriores dos episodios. In full flight es ciertamente desparejo, pero recupera algo de ese ritmo vertiginoso que siempre caracterizó a la serie, con múltiples tramas que se alternan sin pausa.
Quizás la clave haya sido que, si bien el episodio no se volcó a la acción propiamente dicha, introdujo un factor que muchas veces ha sido el fuerte de Homeland: las negociaciones contrarreloj, que en este caso en particular son casi siempre fallidas. Por un lado Saul, teniendo que volver obligatoriamente a Washington D.C. y remando en dulce de leche para convencer al Presidente Hayes de no ir a un enfrentamiento directo con Pakistán. Obviamente le va mal, porque Hayes ya está demasiado influenciado por Zabel y Wellington es más un contemplador de los eventos que un actor participante.
Algo parecido le sucede a Tasneem cuando intenta poner en su lugar a Jalal Haqqani, para terminar dándose cuenta que ese joven que ha formado, protegido y muchas veces manipulado empieza a accionar por cuenta propia, eludiendo sus mandatos. Es decir, el típico mito del Doctor Frankenstein cuya creación se le vuelve en contra y busca su propio destino. Jalal empieza a ser eso: alguien que emprende un camino propio, convencido de sus propias fortalezas pero también algo caprichoso, que actúa no tanto por convicción, sino por rebeldía ante sus antiguos protectores y la figura de su padre.
Finalmente, está la negociación de Carrie, que es también una compra y que llega a ser tan exitosa como fracasada. Distintas idas y vueltas, algunas verdades y bastantes mentiras la llevan hasta la elusiva caja negra del helicóptero y su grabación. El pago es alto (un millón de dólares transferidos clandestinamente) pero la recompensa, al menos inicialmente, muy alta: el audio prueba que todo fue un accidente y que no hubo ningún atentado, con lo que quedaría en claro que Haqqani mintió y que no hay razones para una nueva guerra. Sin embargo, ahí está Gromov jugando su propia partida: la tensión sexual entre él y Carrie termina explotando, pero solo sirve para que ella sea engañada y el objeto –con toda su verdad a cuestas- vuelva a escaparse. Como siempre, las cosas no son sencillas para Carrie y el cierre de In full flight vuelve a dejarla en un lugar incómodo, sin el pan y sin la torta.