Título original: Ídem
Origen: EE.UU.
Dirección: York Alec Shackleton
Guión: York Alec Shackleton
Intérpretes: Nicolas Cage, Sophie Skelton, Michael Rainey Jr., Dwayne Cameron, Weston Cage, Cory Hardrict, Ori Pfeffer, Mark Basnight, Amanda Cerny, Petar Mitev, Aaron Cohen
Fotografía: Alexander Krumov
Montaje: Ivan Todorov Ivanov
Música: Frederik Wiedmann
Duración: 86 minutos
Año: 2018
6 puntos
UNA CON NICOLAS CAGE QUE ES BUENA
Por Henry Drae
Las películas con Nicolas Cage ya casi salen a razón de una por semana y van deteriorando la carrera del actor a un ritmo preocupante. Pero cada tanto aparece una perla que, si bien no constituye un regreso a las grandes ligas, resulta un muy buen entretenimiento, demostrando que el actor, aún a pesar de lo erradas que suelen ser sus elecciones últimamente en su carrera, puede ser el vehículo adecuado para gratas sorpresas.
Tal es el caso de 211, que comienza cuando un grupo de traficantes de armas es traicionado por su jefe, quien les revela que su dinero fue desviado a un banco de Masachussets, antes de morir. La banda planea un atraco brutal aunque con cierta precisión y pericia, pero no cuenta con el olfato del oficial Mike Chandler (Cage), que se encuentra patrullando con su yerno (también policía) y un adolescente a quien tienen de pupilo por esa tarde. Chandler descubre que algo raro pasa en el banco al pasar por la zona y con eso desata el caos, que costará muchas víctimas pero también un final diferente al planeado por la banda.
211 está basada en una historia real, algo irrelevante si no fuese porque hoy pueden verse cosas peores en los noticieros, pero un dato interesante a la hora de construir una historia que escapa por momentos de lo convencional. Hay en la película de York Alec Shackleton una potente fisicidad, lo cual le termina agregando un atractivo inesperado. Lo peor, no obstante, son los vergonzosos momentos emotivos familiares, sobreactuados y llenos de obviedad, que convierten a unos cuantos pasajes del relato en un dramón pesado y aburrido.
Aún así, 211 termina entrando cómodamente dentro de lo mejor de Nick Cage desde la dignísima Joe. Y eso hasta se nota en su performance, que aún con sus habituales desbordes, termina siendo ajustada a lo que la historia pide. Cuando quiere (o puede), la presencia de Cage se transforma en un plus para películas de cualquier género.