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El profesor

profesor1Título original: Detachment
Origen: EE.UU.
Dirección: Tony Kaye
Guión: Carl Lund
Intérpretes: Adrien Brody, Marcia Gay Harden, James Caan, Christina Hendricks, Lucy Liu, Blythe Danner, Tim Blake Nelson, William Petersen, Bryan Cranston, Sami Gayle, Betty Kaye, Louis Zorich, Isiah Whitlock Jr.
Fotografía: Tony Kaye
Montaje: Michelle Botticelli, Barry Alexander Brown, Peter Goddard, Geoffrey Richman
Música: The Newton Brothers
Duración: 98 minutos
Año: 2011
Compañía editora: TVE


4 puntos


La necesidad de que esté todo mal

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

profesor2Caso llamativo el de Tony Kaye, por cómo ciertos factores de su personalidad influyeron en su carrera: desde su infancia ha sufrido un impedimento de carácter extremo para poder hablar -de hecho, recién pudo hablar por teléfono por primera vez a los 22 años- y después de decidir encarar una carrera en el cine a los 27, concretó su primer largometraje a los 45. Fue América X, que a pesar de ser un fracaso en la taquilla, impactó positivamente en unos cuantos sectores de la crítica y rápidamente adquirió un seguimiento de culto. Personalmente, por fuera de la sobreactuación de Edward Norton -quien gracias a la nominación al Oscar que obtuvo por ese papel comenzó a incurrir cada vez más en eso de estar un tono por encima de lo requerido-, veo dos grandes defectos en el film: una mescolanza de estéticas (por no decir esteticismos) que sólo sirven para darle un aire de importancia a una visión sobre el mundo sumamente simplista y repleta de obviedades; y una necesidad extrema de llegar a conclusiones necesariamente pesimistas sobre el contexto analizado, con lo que la narración incurre en toda clase de manipulaciones sobre los hechos y sus protagonistas, que son meros recipientes vacíos que apenas si sirven para portar sentencias.

Después de América X, Tony Kaye continuó con una carrera casi subterránea, hasta que en el 2011 estrenó El profesor, donde lamentablemente repite buena parte de los vicios de su ópera prima. El film contiene una estructura que juega con la típica historia del docente que llega a un establecimiento escolar para alterar la vida de los alumnos y la suya propia, pero en clave definitivamente pesimista: tenemos a Henry Barthes (Adrian Brody), un profesor substituto que arriba a una de esas escuelas estadounidenses que son un verdadero caos de violencia y malas notas, encontrando conexiones con varios alumnos y unos cuantos compañeros de trabajo. La película se permite no sólo explorar los dilemas de Henry, sino de varios jóvenes y adultos más, y para eso cuenta con un seleccionado de actores definitivamente interesante, con nombres como Christina Hendricks, James Caan, Marcia Gay Harden y Lucy Liu.

Pero el problema que exhibe El profesor no pasa por sus ambiciones -insinuadas ya en el apellido del protagonista- sino por sus formas de querer concretarlas: en su pretensión de retratar un sistema educativo al borde del colapso el film no sólo recurre a una estética granulada, sucia y cercana al feísmo, a un montaje definitivamente chocante pero también videoclipero, y a una alternancia un tanto arbitraria de líneas temporales, sino que acumula desgracias y conflictos hasta la exasperación. Todo el mundo la pasa mal en la película, y lo peor que sin muchas razones que lo justifiquen, excepto el deseo de Kaye -y el guionista Carl Lund- en pos de bajar línea de manera cuanto menos simplista. Esto llega al extremo con un regodeo en el sufrimiento de los cuerpos de jóvenes y viejos -como el padre de Henry- que en algunos pasajes entran directamente en lo abyecto.

Lo peor es la necesidad de redondear climas trágicos que tiene la película, lo cual delata al mismo tiempo una falta de confianza en el espectador, como si la sumatoria de problemas laborales, de aprendizaje y personales de los personajes no fuera suficiente. No, si alguien puede morir -y si es posible, de manera terrible y hasta asquerosa-, mucho mejor, así queda claro que las acciones que se filman reflejan un universo hecho pedazos. Y eso da más pena aún al ver la última secuencia, donde la película apela a un fragmento de La caída de la casa Usher para hablar sobre la decadencia del sistema educativo estadounidense, logrando unos segundos de bella poesía audiovisual. Pero eso es apenas una insinuación de lo que pudo haber sido y logrado El profesor, porque el balance general está muy lejos de eso.

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