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Get hard

gethard1Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: Etan Cohen
Guión: Jay Martel, Ian Roberts, Etan Cohen
Intérpretes: Will Ferrell, Kevin Hart, Craig T. Nelson, Alison Brie, Edwina Findley Dickerson, Ariana Neal, Erick Chavarria, T.I., Paul Ben-Victor, John Mayer, Jon Eyez, Nito Larioza, Dan Bakkedahl, Greg Germann
Fotografía: Tim Suhrstedt
Montaje: Michael L. Sale
Música: Christophe Beck
Duración: 100 minutos
Año: 2015


7 puntos


Los bajos mundos de Will Ferrell

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

get hard 2Get hard, a pesar de contar con el aporte de un comediante “fuerte” para la taquilla norteamericana como Kevin Hart, es una comedia purísima de Will Ferrell. Si hay algo que agradecerle al actor es que más allá de su coqueteo con un cine independiente más “serio” (Más extraño que la ficción, Volver a empezar), en sus comedias sigue fiel a un estilo personal y sin claudicaciones en búsqueda de masividad, logrando un pasaje sumamente fluido entre sus primeros y más despreocupados films y estos, en los que la adultez lleva a pensar en otras formas y otros temas. Pero allí donde la mayoría de los comediantes entienden que su filmografía debe ponerse a pensar necesariemente asuntos como la familia y los hijos, Ferrell continúa explorando un universo cómico inigualable, trabajando siempre sobre aquello que conocemos como lo real, pero subvirtiéndolo en clave satírica. Get hard, decíamos, es otro de esos viajes del actor al centro de la cultura norteamericana, especialmente a esos sectores más recalcitrantes.

Si en la mayoría de los comediantes de su generación (con Adam Sandler a la cabeza) el dinero o el poder aparecen como el mal absoluto y al que hay que combatir, Ferrell no tiene problemas en personificar a ese mal. Rara vez interpreta al débil, y por el contrario disfruta de la construcción de tipos realmente repudiables, de Ron Burgundy a Ricky Bobby, de Jackie Moon a este James King (un raro caso sería Policías de repuesto, pero la película esconde una vuelta de tuerca al respecto); su galería de personajes resume tipos arrogantes, pedantes, racistas, machistas, homofóbicos, claros representantes de una sociedad sostenida en base al materialismo y la superficialidad. Pero hay un elemento fudamental en sus criaturas, que es la inocencia. Los personajes de Ferrell pueden ser brutos y brutales, pero la ignorancia respecto de sus actos y sus consecuencias si bien no lo eximen, lo ponen en el lugar del aprendizaje. Las comedias de Will Ferrell son relatos morales, sí, pero con la inteligencia suficiente como para hacer que esas lecciones que sus personajes aprenden, y que los convierten en mejores personas, nunca se pongan por delante del relato y sus formas. Y eso vincula al comediante con los grandes del género de todos los tiempos.

Para Ferrell este prototipo de blanco despreciable se encuentra fundamentalmente en el mundo de las finanzas y las empresas. No pocas veces sus criaturas se rozan con ese universo: Jackie Moon es un ególatra promotor deportivo, Ricky Bobby mide su vida a través de spónsors, James King es el rico repentino que ha hecho guita estafando gente. King es el protagonista de Get hard, comedia que se vincula con otro nombre fuerte dentro del universo Ferrell: Adam McKay. El director y guionista -de las mejores películas del actor- es uno de los creadores de la historia que ha dado paso al guión de Jay Martel, Ian Roberts e Etan Cohen: en Get hard el mal vuelven a ser los empresarios y el mundo de las finanzas, como ocurría en Policías de repuesto, una comedia con elementos policiales que iba revelándose progresivamente como una sátira sobre la burbuja que colapsó la economía norteamericana hace unos años. Y si esto no fuera suficiente, McKay estrenó recientemente La gran apuesta, donde nuevamente posa su mirada sobre ese asunto, un tema que comienza a hacerse recurrente dentro de su obra.

Al igual que en la mejor sátira sobre este mismo conflicto, como fue la remake Las locuas de Dick y Jane, el King de Ferrell termina siendo el chivo expiatorio por donde salta el fusible del sistema. La diferencia aquí es que Get hard trabaja fuertemente el concepto de ingenuidad como motor fundamental del funcionamiento del sistema político-económico norteamericano: sin la ingenuidad de King, quien se come la parodia que le montan a su alrededor y se entrega sin luchar, no sólo no habría película, sino que además no habría bancos y capital en movimiento. El Macguffin de Get hard es el vínculo que nace entre King y Darnell Lewis (Hart), humilde dueño de una compañía de limpieza de autos. Tras creerse su condena a la prisión de San Quintín, el primero -blanco- contrata al segundo -negro- para que lo eduque acerca de cómo sobrevivir en la dura vida carcelaria. A partir de esa relación, el film de Etan Cohen trabaja una cuerda de humor incómodo, especialmente racista, con una vuelta de tuerca interesante: no sólo el racismo se da en lo que King cree que un negro es, sino además en cómo Darnell actúa a ese negro que el otro supone. La película es osada al respecto, y a medida que avanza va volviéndose más oscura, en paralelo a un King que va encontrando ese otro mundo que desconocía.

Get hard es una película rapeada, que bravuconea y arremete a cada rato. Y que construye particulares puentes entre diversos mundos aparenemente desconectados: King enseñándole trampas financieras a un grupo de pandilleros marginales es uno de los momentos más felices. Es un paseo por el bajo mundo de Will Ferrell -en tal vez su película más grosera al momento-, uno donde sólo se arreglan algunas cosas y en el que la ilegalidad se revela como una posibilidad latente. Si bien el universo de Ferrell es un universo con moraleja, la misma tiene un alcance más bien limitado. El mismo límite que exhibe la justicia en el mundo real, ese que Ferrell satiriza con inigualable gracia.

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