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Volver a empezar

Título original: Everything Must Go
Origen: EE.UU.
Director: Dan Rush
Guión: Dan Rush, sobre el texto de Raymond Carver
Reparto: Will Ferrell, Christopher Jordan Wallace, Rebecca Hall, Michael Peña, Rosalie Michaels, Stephen Root, Laura Dern, Todd Bryant
Fotografía: Michael Barrett
Montaje: Sandra Adair
Música: David Torn
Duración: 97 minutos
Año: 2010


7 puntos


Borrachera agridulce

Por Mex Faliero

Lejos de las comedias que suele protagonizar, Will Ferrell se ha probado con Volver a empezar en otro territorio: el del drama indie, con sus reglas y cuestiones formales bien definidas. Y sin ser una película de quiebre ni que signifique un nuevo camino para el actor, Volver a empezar tiene algunos elementos que la transforman en una buena noticia: en primera instancia, adaptando libremente un texto corto del autor de culto Raymond Carver, la película carece de toda esa solemnidad que suelen tener este tipo de films, entre el respeto a la obra previa y el tedio; y segundo, la presencia de Ferrell está alejada de cualquier pose de comediante en busca de prestigio. De hecho, es más lo que su figura contamina al relato que lo que el texto original imprime sobre el actor. Ferrell, que no puede ser otra cosa que un elemento absurdo y ruidoso dentro de la imagen, incorpora esporádicamente ese toque lunático de sus criaturas habituales, en esta ópera prima de Dan Rush que es bastante candorosa y contenida en sus emociones.

En su planteo inicial se parece bastante a Larry Crowne, la última película del Tom Hanks director, incluso en las conclusiones a las que llega, aunque tiene sus bemoles: Ferrell interpreta a Nick Halsey, un hombre que tras estar más de una década y media en una empresa, es despedido y cuando vuelve a su casa, descubre que su mujer lo ha abandonado y le ha dejado todas sus pertenencias en la calle. Nick, entonces, no encuentra otra solución que la de organizar una feria americana ahí mismo, en el jardín delantero. El elemento adicional es que Nick es alcohólico y su relación con la cerveza irá marcando progresivamente las escasa horas que atraviesa el relato. El parecido con Larry Crowne no sólo está marcado en el hecho de liquidar las pertenencias personales, sino además en el hecho de con ello largar de alguna manera el pasado y adentrarse en nuevas sensaciones. Los bemoles, seguramente, tengan que ver con la oscuridad que posee el texto original de Carver contra la blancura naif y esperanzadora de Hanks.

Como decíamos, Volver a empezar cuenta con algunas particularidades del cine independiente norteamericano que ya son cliché: la utilización de la música, la construcción de familias disfuncionales, el suburbio como depósito de diversas atrocidades sociales, los personajes de doble moral. En fin, todo eso que Belleza Americana saboteó y releyó en clave canchera y cínica. Sin embargo, la obra de Rush es por demás honesta en sus pretensiones y elabora un grupo de personajes algo perdidos -además del Nick de Ferrell, también hay una mujer recién mudada que está embarazada (Rebecca Hall) y un joven adolescente negro y obeso (Christopher Jordan Wallace)- que encuentran algo parecido a un rumbo sobre el final. Otra vez la relación con Larry Crowne: todo lo que da por hecho a los gritos la obra de Hanks, aquí se supone. De nuevo, también, las necesidades del cine indie por apostar a otro tipo de convenciones, más simbólicas y menos superficiales. Lo bueno del film y lo que termina sacándola de cierta lindura estética es la presencia siempre atractiva de Ferrell, un actor que desde su fisicidad construye una incomodidad que es comedia. Hay un choque evidente entre las necesidades del film y lo que el actor puede construir, que encuentra su punto más interesante en aquellos momentos donde Nick está ebrio. Ese humor asordinado y etílico es una de las cosas que justifica el visionado de esta obra que es tal vez demasiado dulce para la amargura que contiene.

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