Muy buena
La tragedia del poder (real)
Por Daniel Cholakian
Cerca de medio siglo después de estrenada, Amarillo de Carlos Somigliana en versión de Andrés Bazzalo, adquiere una potencia poético política notable. La trama de una traición / tradición en la política romana, pone en juego ya no la inevitable traición en el ejercicio del poder, sino la tragedia a propósito de los lugares que cada sector ocupa en el conflicto político: el poder real, el poder institucional y los sectores populares. La obra respeta la tradición clásica del teatro trágico, de la relación entre los personajes, del discurso político amoroso y los lugares simbólicos que ocupan los personajes.
Cayo Graco, tribuno de la plebe de familia acomodada en la Roma del siglo II a.c., desarrolló una política basada en una importante reforma agraria y fomento económico basado en la obra pública a lo largo de todo el imperio, que benefició a los sectores populares, enfrentándolo a los sectores más ricos de la Roma antigua. De donde fue asesinado y sus seguidores víctimas de una terrible matanza, que se cobró la vida de más de 3000 personas. La obra se ocupa del período que va entre la elección de Cayo Graco y la aquel desenlace trágico.
El texto pone en el centro de la trama el conflicto como espacio necesario de la política. Conflicto que es explícitamente originado en el interés económico de los sectores más poderosos y la tragedia aparece, toma forma, se constituye, en tanto el poder institucional es asumido por alguien dispuesto a liderar un proyecto que sea capaz de impugnar ese orden y disputar aquella riqueza. La historia aparece como tragedia, no como drama. Como inevitable, como derrota inmanente de cualquier intento eficaz de impugnar el orden económico.
En tanto tragedia, Bazzalo respeta la organización espacial, los roles de los colectivos y su espacio simbólico. La acción principal ocupa el centro, a sus alrededores se disponen los grupos sociales: los poderosos dueños de tierras, los sumergidos, los aliados. La relación de la ocupación del espacio no sólo no es inocente sino que al reproducir el orden estético de la tragedia, reproduce su poética y su política.
La poética de Amarillo es evidente desde del texto cuya sonoridad evoca en el espectador una dramaturgia completa. Esa poética se hace presente también en la organización dramática en cuadros, en la suerte de coro que constituyen los sectores populares como voz individual y colectiva, y la tríada del poder con un cuerpo de trifronte. Esta poética, tan correctamente apropiada por Somigliana para producir un discurso político, es vital para la profundidad del pensamiento en la obra.
Trabajar estos textos, estas relaciones entre personajes, estos registros vocales, estas ubicaciones precisas en el espacio, es para los actores un desafío interesante. Todos salen airosos del desafío, destacándose Sergio Surraco, Rafael Bruza y Luis Campos.
Así como Somigliana demostró maestría al recuperar la tragedia clásica en los años 60, Bazzalo logró con talento reponer aquellas preguntas cincuenta años después. Esta actualización, la puesta en escena de la tragedia política moderna que sobrevive desde aquella antigua Roma, no es sino un discurso sobre el presente. Y lo que deja tal actualización son básicamente preguntas. Preguntas que se hacían en aquellos años sesenta y que deberían ser retomadas.
Las preguntas son sobre la política, la tragedia y la posibilidad de transformación. Las respuestas están más allá de Amarillo. La obra propone pensar el eje trágico del conflicto por la riqueza, que desde aquella Roma permanece hasta estos tiempos.
Dramaturgia: Carlos Somigliana (versión Andrés Bazzalo). Dirección: Andrés Bazzalo . Intérpretes: Guillermo Berthold, Joaquín Berthold, Rafael Bruza, Luis Campos, Daniel Dibiase, Adriana Dicaprio, Heidi Fauth, Sergio Pereyra Lobo, Hernán Pérez, Sergio Surraco, Miguel Terni, Daniel Zaballa . Vestuario: Carlos Di Pasquo . Iluminación: Fabián Molina . Escenografía: Carlos Di Pasquo . Diseño sonoro: Malena Graciosi . Fotografía: Queli Berthold . Asistencia de vestuario: Romina Cariola . Asistencia de dirección: Florencia Salto . Sala: Teatro Del Pueblo (Roque Sáenz Peña 943, CABA) los jueves, viernes y sábado a las 20:00. Domingo a las 18:00.
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