Este film ruso tiene referencias obvias, pero también giros particulares, que lo convierten más en un drama íntimo y político que en un thriller de horror.
Esta secuela rusa tiene un despliegue de producción más que aceptable, aunque su excesiva acumulación de subtramas y tonalidades le terminan jugando en contra.
Se iba estrenar en octubre pero ahora pasó para el primer cuatrimestre del año próximo. Es presentado como la respuesta del cine de aquel país a la exitosa serie de HBO del año pasado.
Este thriller tiene un planteo simple pero interesante al que consigue explotar durante buena parte de su metraje, aunque las propias limitaciones que se impone le quitan potencia.
Es una coproducción entre Rusia, Estonia y Francia dirigida por Aleksey Chupov y Natasha Merkulova. En la competencia de cortos nacionales se impuso La boxeadora de Aníbal Troche.