Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Para David Benioff y D.B. Weiss, creadores de Game of thrones, el masivo éxito de esa serie fue una bendición, pero también una maldición. Es que la adaptación de la saga literaria de George R.R. Martin tuvo momentos notables, pero su cierre no fue muy bueno que digamos, lo que generó tanto expectativa como desconfianza en los próximos proyectos que encararon los realizadores. Más aún porque hubo varios intentos fallidos (como una serie llamada Confederate para HBO y una nueva trilogía de Star Wars) y ahora llega El problema de los 3 cuerpos, que lleva a la pantalla de Netflix una trilogía de libros de Cixin Liu considerada por muchos como inadaptable. El planteo, en el fondo, no deja de ser simple, porque gira ante el típico cuento de la humanidad afrontando una invasión alienígena en inferioridad de condiciones, aunque con un “pero” muy grande. Es que esa invasión recién ocurrirá en un futuro muy lejano, por más que el enemigo ya está preparando el terreno y sus planes son todavía difusos, lo que funciona como disparador para un compendio de dilemas y conflictos científicos, legales, políticos, sociales y existenciales para todos los habitantes del planeta. Y más aún para los protagonistas, que abarca un variopinto grupo de personajes, que van desde científicos, agentes de inteligencia, militares y políticos. Por eso es que el relato se permite arrancar casi como un policial, con una serie de muertes ligadas entre sí aunque sin un motivo concreto, para luego derivar para el lado de la intriga, con movimientos de los bandos en pugna cada vez más potentes. Todo esto atravesado por un amplio despliegue de teorías relacionadas con la física, la astrodinámica y los viajes espaciales -con una especie de videojuego como inquietante herramienta de reclutamiento-, además de idas y vueltas temporales, que nos llevan incluso hasta los comienzos de la Revolución Cultural en China. O sea, un quilombo de proporciones, que por momentos nos hace acordar a series como Lost o Los expedientes secretos X, pero con una pequeña y significativa diferencia: en esas producciones, los interrogantes se imponían a las respuestas, y en El problema de los 3 cuerpos ocurre a la inversa. Por más que persistan las preguntas sobre cómo opera esa raza alienígena o los roles jugados por diversos personajes -más aún porque varios que parecen ser decisivos son liquidados súbitamente, subvirtiendo expectativas-, las explicaciones son el verdadero hilo conductor de la narración. Eso le resta impacto a buena parte de las tramas y subtramas planteadas, por más que el argumento central se las arregle para mantener la tensión y la atención del espectador. Hay, de hecho, algunas líneas narrativas -como las que involucran a los personajes interpretados por Alex Sharp, John Bradley y Eiza González- que, al menos de momento, lucen un tanto redundantes o derivativas, por más que tengan cierta carnadura dramática. A diferencia de con Game of thrones, que ya en su primera temporada lograba construir un mundo complejo y atractivo, Benioff y Weiss (cocreadores junto a Alexander Woo) todavía no han hallado en esta primera entrega el equilibrio justo entre lo conocido y lo desconocido. Es decir, ese lugar creativo donde una historia nos captura por lo que sabemos de sus protagonistas y también por lo que nos queda por descubrir. Por eso es que la primera temporada de El problema de los 3 cuerpos funciona como una introducción efectiva, aunque lejos de lo cautivante. Eso no significa que la serie no tenga potencial: indudablemente, queda mucho por explorar y, quizás, si hay una segunda temporada, ahí es donde las piezas se terminen por alinear para el lado correcto.
-Los ocho episodios de la primera temporada de El problema de los 3 cuerpos están disponibles en Netflix. Todavía no fue confirmada una segunda temporada.
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