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Recuerdos mortales

Título original: Sleeping dogs
Origen: Australia/ EE.UU.
Dirección: Adam Cooper
Guión: Adam Cooper, Bill Collage, basado en el libro de E.O. Chirovici
Intérpretes: Russell Crowe, Karen Gillan, Marton Csokas, Tommy Flanagan, Thomas M. Wright, Harry Greenwood, Pacharo Mzembe, Lynn Gilmartin, Elizabeth Blackmore, Kelly Greyson, Ming-Zhu Hii
Fotografía: Ben Nott
Montaje: Matt Villa
Música: David Hirschfelder
Duración: 110 minutos
Año: 2024


6 puntos


RUSSELL CROWE, SU PANZA Y UN CASO POR RESOLVER

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

En el más reciente programa de Funcinema Radio, Mex Faliero presentó un top 5 dedicado al “Russell Crowe gordo”, aseverando -con bastante razón- que, desde hace algo más de una década, el actor se dejó estar, pero para bien, permitiendo que su físico, cada vez más inmenso y a la vez relajado, se ponga al servicio y potencie varias de las películas en las que participa. Recuerdos mortales se suma a la lista, aunque esté lejos de ser de lo mejor que hizo en los últimos tiempos.

La ópera prima de Adam Cooper, basada en un libro de E.O. Chirovici, se centra en Roy Freeman (Crowe y su panza, que directamente ya es otro personaje con vida propia), un detective retirado que acaba de someterse a un tratamiento experimental para el Alzheimer y al que le solicitan revisar un caso que investigó cuando todavía estaba en actividad. Se trata del brutal asesinato de un profesor universitario (Marton Csokas), por el que fue condenado a muerte un joven (Pacharo Mzembe) que, a pesar de haber confesado el crimen en su momento, ahora afirma ser inocente. Es entonces que Roy emprenderá una nueva investigación desde cero, lo que inicialmente será una ventaja (al no tener memoria de lo sucedido, puede analizar todo sin prejuicios), aunque progresivamente la pesquisa lo llevará a lugares tortuosos de su pasado y a recordar cosas que preferiría tener olvidadas.

Si el punto de partida es un tanto disparatado, Recuerdos mortales avanza con la convicción suficiente como para que eso no importe tanto. El método que aplica es paradójico: lo que hace relato es enredarse cada vez más, con Roy revelando un mundo donde conviven la intelectualidad universitaria, agencias gubernamentales e individuos ubicados al margen de la sociedad. Para eso, la narración acompaña el recorrido del protagonista, del que pronto queda claro que casi siempre sabe menos que todos los personajes con los que se cruza: desde su ex compañero en la policía (Tommy Flanagan) hasta una ex discípula del profesor (Karen Gillan, en un gran error de casting), pasando por un estudiante (Harry Greenwood) con muchos rencores y al que solo conocerá mediante una especie de ensayo literario. Hay que decir que Cooper maneja con cierta habilidad los códigos del policial y el thriller, balanceando apropiadamente el drama interior de Roy con los vericuetos de un misterio que durante la mayor parte del metraje sostiene la atención del espectador.

Aunque claro, en un momento, Recuerdos mortales debe arribar a una serie de respuestas para todos los enigmas planteados y, a la vez, resolver los conflictos psicológicos y morales del personaje principal. Ahí, en esos últimos momentos claves, la película elige el final más obvio posible y se va cayendo a pedazos, con varias vueltas de tuerca entre arbitrarias y previsibles. Eso sí, la presencia de Crowe -que se las arregla para nunca estar fuera de timing y lograr que todo lo que se cuenta sea creíble- hace que todo sea llevadero. Y hasta que le podamos perdonar a este film un cierre que no está para nada a la altura de las expectativas que venía generando.


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