Título original: The Bricklayer
Origen: EE.UU. / Bulgaria / Grecia
Dirección: Renny Harlin
Guión: Pete Travis, Hanna Weg, Marc Moss, Matt Johnson, basado enla novela de Noah Boyd
Intérpretes: Aaron Eckhart, Nina Dobrev, Clifton Collins Jr., Tim Blake Nelson, Ilfenesh Hadera, Oliver Trevena, Akis Sakellariou, Ori Pfeffer, Cristina Serafini, Johanna Harlin, Veronica Ferres
Fotografía: Matti Eerikäinen
Montaje: Iain Erskine
Música: Walter Mair
Duración: 110 minutos
Año: 2023
Plataforma: Prime Video
4 puntos
AARON ECKHART Y RENNY HARLIN HACEN UNA BARATIJA
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Es una pena lo de Renny Harlin, un director que, particularmente durante los noventa, supo entregar algunas grasadas bastante divertidas, como La pirata y Alerta en lo profundo. Y, por supuesto, Riesgo total, un bello y sanguinario delirio, con un Sylvester Stallone poniendo todo de sí y un John Lithgow absolutamente despreciable. Encima todas ellas películas gigantescas y caras, que daban para preguntarse cómo demonios habían obtenido el financiamiento de los estudios. Pero el realizador envejeció, quizás se aburguesó, y hace un rato largo que filma a reglamento películas bastante descartables.
Y es una pena también lo de Aaron Eckhart, un actor de gran versatilidad, que ha tenido excelentes performances en films como Erin Brockovich, una mujer audaz, Gracias por fumar y Batman: el caballero de la noche, pero que desde hace más de una década que está en un subibaja permanente. Por eso aparecen en su filmografía reciente productos interesantes, como Sully: hazaña en el Hudson y Bleed for this, pero también bodoques como Yo, Frankenstein o Midway. Y varios representantes del cine de acción clase B (o C, o D), que ni vale pena nombrar y que solo pueden caratularse como meras baratijas.
Harlin y Eckhart confluyen para Agente X: última misión -rebuscadísima traducción para el original The Bricklayer, que significa “El Albañil”-, que es, precisamente, otra baratija. Una donde hay una conspiración que busca hacer parecer a la CIA como culpable de los asesinatos de varios periodistas, por lo que la agencia recurrirá a un agente que había sido forzado al retiro (Eckhart) para que descubra quién está detrás de todo el asunto. Por supuesto, nada será simple y se irán revelando secretos sucios de varias altas autoridades y del pasado del propio protagonista, siempre de la mano de tiros, peleas, explosiones y persecuciones.
Los primeros momentos de Agente X: última misión nos hacen pensar que todo va a ser muy horrible, con una trama repleta de diálogos híper esquemáticos y sentenciosos, además de actuaciones carentes de timing, donde destaca lo de Nina Dobrev, que como la forzada compañera de aventuras de Eckhart nos confirma que es de madera. Sin embargo, sorprendentemente, con el correr de los minutos, Harlin va encauzando algo el relato. No lo hace tanto desde el sadismo absurdo que caracteriza a algunas de sus películas, sino desde un dejarse llevar por las vueltas de tuerca constantes, que hacen que todo avance un poco a los tropezones, pero sin respiro. Además de eso, se permite confiar en las capacidades de Eckhart como héroe de acción, en secuencias para nada innovadoras, pero ciertamente efectivas.
¿Alcanza esa apuesta por los giros argumentales para salvar a Agente X: última misión? No, porque igualmente se nota demasiado que todo está hecho en piloto automático, sin un verdadero cariño por lo que se está contando e incluso por el género. Y es -nuevamente- una pena, porque quizás Eckhart y Harlin se merecen estar haciendo cosas mejores, o por lo menos más desafiantes. Pero son también ellos los que deciden ponerse delante y detrás de cámara para estas baratijas.
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