Por Mex Faliero
El título La mujer en la pared nos lleva inequívocamente por los caminos del thriller. Y bastante hay de eso en esta miniserie creada por Joe Murtagh, que arranca como un thriller con derivaciones hacia el terror psicológico, pero que progresivamente irá mostrando sus verdaderas cartas e intenciones: detrás de todo eso, hay un alegato, el de continuar denunciando los horrores cometidos por la Iglesia Católica en Irlanda, donde varias adolescentes internadas en conventos sufrieron el robo de sus bebés, dados por muertos pero en verdad entregados a otras familias a cambio de donaciones. Es un tema conocido e incluso abordado en el cine por películas como En el nombre de Dios de Peter Mullan o Philomena de Stephen Frears. Lo que hace La mujer en la pared, entonces, es ir hacia el mismo destino, pero atravesando territorios más genéricos, jugando incluso con la ambigüedad a partir de su protagonista, Lorna (Ruth Wilson, un poco pasada de intensidad), una mujer que se obliga a no dormir porque padece sonambulismo y, en ese estado, hace cosas que desconoce, como -posiblemente- el crimen que motoriza la historia. Como thriller, La mujer en la pared es intrigante: hay un misterio que se va desentrañando progresivamente y un clima enrarecido gracias a la condición de su personaje principal. Y el cruce entre historia de género y alegato permite que las cosas no se vuelvan necesariamente discursivas: Murtagh nunca abandona la piel detectivesca que es por la que nos acercamos a la miniserie en primera instancia. Sin embargo, La mujer en la pared tiene un problema: Lorna es un personaje escrito según las necesidades del guion y se nota demasiado. Por momentos es la protagonista somnolienta y fuera de registro de un cuento de terror, pero después puede ser la mejor detective del mundo. Es un vaivén que marca de manera explícita las necesidades narrativas de la miniserie y la vuelve algo maniquea. Sin embargo, La mujer en la pared logra sobreponerse a su escritura poco rigurosa con una historia emocionante y dolorosa de hijos (especialmente por el detective interpretado por Daryl McCormack) despojados de su identidad y madres en constante duda y búsqueda. Con ecos del cine de Martin McDonagh, en el carácter existencial y un poco absurdo de algunos personajes secundarios, esta miniserie termina siendo un relato atrapante, que deriva hacia la emoción contenida y que gana en un último episodio que juega bien las cartas del melodrama. El último plano es un ejemplo de su efectividad en ese sentido.
NdR: los seis episodios de La mujer en la pared están disponibles en Paramount+.
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