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Sex education – Temporada 4

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

La cuarta y última temporada de Sex education es, casi sin lugar a dudas, la más floja de todas. En buena medida, porque continúa el camino descendente que se había evidenciado en la tercera entrega, donde se había dado una marcada ideologización de los conflictos de los personajes, lo cual llevaba a que se forzaran muchas situaciones y resoluciones. En esta última parte, eso se profundiza aún más y se combina con otro factor contraproducente: si ya había una coralidad por momentos un tanto excesiva, la incorporación de varios personajes más conduce a que todo sea entre disperso y apresurado. Lo cierto es que la serie se plantea a sí misma un punto de partida desafiante, ya que, tras el cierre de Moordale, sus alumnos se mudan al Colegio Cavendish, que es el extremo de progresista. De hecho, todo está pautado por la sostenibilidad, la inclusión y la corrección política, pero no en un sentido paródico como podría esperarse. Allí, Otis se encuentra otra joven terapeuta que se hace llamar O, con la que establecerán una competencia que irá creciendo en ferocidad; mientras Eric halla un nuevo grupo de amigos, con el que comparte muchas más afinidades culturales y de género, pero también chocará con las barreras impuestas por la iglesia de su comunidad. Al mismo tiempo, Jackson trata de superar su ruptura con Cal y afronta cuestiones relacionadas con su pasado; y Aimee busca canalizar sus inseguridades a través del arte y descubre una conexión inesperada con Isaac. Pero también están Maeve, ya instalada en Estados Unidos y buscando desarrollar su talento literario, aunque su historia personal al otro lado del océano la sigue atrayendo como un magneto; y Adam decide no retornar a la escuela, para, en cambio, probar su primera experiencia laboral. Y no hay que olvidarse de Jean, que emprende un estresante camino como madre soltera, al mismo tiempo que procura sostener su vida profesional y extenderla a un programa de radio. Si ya todo esto parece un montón, la narración despliega unas cuantas subtramas más, por lo que cada episodio va y viene con los distintos personajes y eventos, casi sin respiro. Y si, por un lado, esto hace que sea casi imposible aburrirse, también produce un paradójico distanciamiento en unos cuantos pasajes, porque lo cierto es que hay poco tiempo para generar empatía. Es verdad que Sex education ya cuenta con varios protagonistas inoxidables, capaces de generar interés aún en sus momentos más arbitrarios: por caso, la timidez e idealismo, además de las inseguridades de Otis, son una garantía casi inquebrantable de atractivo para el espectador. Pero también que hay muchos otros que han pasado a estar sometidos a ser piezas discursivas e ideológicas: por ejemplo, el vínculo romántico que establece Viv, transformado prácticamente de la nada en relación tóxica y violenta, parece estar solo para decir “las mujeres nunca deben ceder frente a cualquier tipo de violencia masculina” y está resuelto con un facilismo que hasta banaliza el tema. Y si el dilema de fe que afecta a Eric posee cierta ambigüedad e interés en su inicio, progresivamente apela a un realismo mágico insustancial y su resolución es optimista hasta el punto de lo inverosímil. Hay, eso sí, algunos hallazgos, como la forma en que confluyen las trayectorias de Adam y su padre, en un pausado reconocimiento mutuo; o el hacerse cargo de las diferencias entre Otis y Maeve, para darle un cierre a esa historia romántica que es perfectamente coherente con ambos personajes. Eso, más algunas secuencias no tan originales, pero bien resueltas desde lo dramático, como un funeral pautado por la canción With or without you, de U2, compensa una temporada condicionada excesivamente por la agenda de género y la necesidad de darle lugar a todos los personajes. El plano final -amargo y a la vez esperanzador, consistentemente con los minutos previos- son un indicador de lo que esta última temporada de Sex education pudo ser, pero no quiso o no se animó a ser.

-La cuarta y última temporada de Sex education se encuentra disponible en Netflix.


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