Por Patricio Beltrami
NdR: Este artículo contiene spoilers.
La segunda temporada de Yo soy Groot llegó sorpresivamente a Disne + tras la decepción de Invasión secreta. De hecho, este proyecto no había sido anunciado previamente y se desconocía que Marvel Studios seguía desarrollando esta serie de cortos animados protagonizados por la versión infantil de Groot. Clausurada la etapa de los Guardianes de la Galaxia creados por James Gunn (actualmente uno de los CEO de DC Studios), Yo soy Groot podría representar una suerte de epílogo para la franquicia compuesta por una trilogía, un especial navideño y dos series animadas. Sin embargo, en esa esta temporada Gunn no tiene participación en la propuesta, ni siquiera en el rol de productor ejecutivo. De esta manera, el control creativo del proyecto recae nuevamente en Kirsten Lepore, quien se encarga de dirigir y guionar los cinco episodios. Igualmente, aunque la salida de Gunn es uno de los dos grandes cambios entre ambas temporadas, realmente no existen importantes transformaciones en la propuesta. Temporalmente ubicada después de los acontecimientos de Guardianes de la Galaxia Vol. 2, la segunda temporada de Yo soy Groot presenta el mismo tono divertido y ligero que su antecesora. En clave de comedia que oscila entre lo inocente y lo disparatado, Groot (voz de Vin Diesel) sigue explorando el cosmos a través de breves aventuras independientes y autoconclusivas. Nuevamente, la animación, los coloridos paisajes y ambientes y los ridículos e inesperados conflictos respetan la propuesta estética y narrativa de la franquicia madre. En este orden, un Groot más crecido y experimentado que en la temporada anterior sigue recorriendo el universo en sus tiempos libres. Si bien hay capítulos más logrados que otros, la serie mantiene cierto nivel de calidad que permite el disfrute de cada propuesta. En Are you my Groot? el protagonista asume responsabilidades parentales, y las complicaciones que ello implica, de manera inesperada y caótica. Algo más logrado, Groot noses around le abre un universo de posibilidades a Groot cuando accidentalmente consigue una nariz, pero también descubre que sus hábitos desprolijos y despreocupados, pueden resultar algo desagradables. Mientras que en Groot’s snow day una mañana de diversión en la nieve se transforma en una guerra contra un robot (breve cameo vocal del Rocket de Bradley Cooper), en Groot’s sweet treat hará lo imposible, por más ridículo y destructivo que sea, para conseguir monedas y alcanzar al carrito espacial de helados. Finalmente, la temporada concluye con el capítulo más autoconsciente de la serie, autoparódico no sólo del Universo Cinematográfico Marvel (MCU), sino también del cine de superhéroes y las producciones de aventuras espaciales a lo Star Wars. En ese orden, Groot and the great prophecy introduce a The Watcher (voz de Jeffrey Wright) como parte de la narrativa canon. De esa manera, The Watcher relata una antigua profecía sobre una legendaria semilla oculta en el lugar recóndito de la galaxia que podría salvar la vida en todo el universo. En una carrera contra el tiempo, un héroe aparece en el planeta para evitar que la semilla sea arrasada por la lava y, en consecuencia, que todo el cosmos quede condenado a la destrucción. Sin embargo, la desesperación del narrador no se condice con la actitud festiva, despreocupada, infantil e, incluso, vandálica que exhibe Groot en la caverna. Finalmente, The Watcher reflexiona en que no hay nada tan grave, tan trascendente que nos pueda alejar del juego, del disfrute, de los pequeños episodios que hacen que la vida sea más amable y feliz. Quizás en esta idea no sólo esté la clave para una eventual tercera temporada de Yo soy Groot, producto redondo, logrado y divertido que funciona sin mayores pretensiones, sino también para el Universo Marvel que cada vez está más desorientado y alejado de sus mejores días.
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