Javier García, director de «Ricardo Vilca: Quebrada, música y silencio».
Este sábado 19 a las 19:00 en la Sala Payró (Boulevard Marítimo 1903; Mar del Plata) se verá en calidad de estreno para la ciudad el documental Ricardo Vilca: Quebrada, música y silencio del director marplatense Javier García, una película que aborda la figura del folklorista jujeño Ricardo Vilca. El realizador estará presente en la función para charlar con los espectadores.
Vilca fue músico y maestro rural. Si bien es considerado uno de los grandes referentes de la música de la Quebrada, su figura no ha trascendido popularmente y permanece más como un artista de culto. A partir de su muerte, en 2007, el director decidió comenzar una investigación para realizar el documental: “Independientemente de que me gustara su obra, que Ricardo fuera, a mi entender, una figura poco reconocida y valorada, fue lo que me impulsó a iniciar el proyecto”, comentó en diálogo con Funcinema.
–¿Cómo llegaste a la figura de Vilca?
En 2002 viajé a Jujuy a participar de un seminario de teatro antropológico. El pueblo donde se realizaba era Humahuaca. Y muchas de las noches íbamos a la casa-peña de Ricardo Vilca. Cenábamos, y él tocaba. Recuerdo que me llamó mucho la atención su estilo musical, sus temas, que eran distintos a los que yo conocía como la “música de la quebrada”. Me llevé sus discos a Mar del Plata y era increíble cómo, al escucharla, me transportaba automáticamente a esos paisajes.
–¿Cuán reconocido fue como músico y qué le aportó al folklore?
Mi visión es que no es lo suficientemente valorado en la provincia de Jujuy, y que esta situación complica entonces que lo sea en el resto del país. Para justificar esto, puedo decir que sus dos primeros productores, y que la mayoría de los proyectos en homenaje a su figura y obra, vienen de personas que no son jujeñas. La provincia sólo ha realizado reconocimientos a su figura tardíos y que no cumplen con las necesidades para que su obra llegue cada vez a más personas. En la película hay testimonios divididos al respecto, y cada uno de ellos expone los por qué correspondientes. Sin venir del palo de la música, creo que su mayor aporte fue presentar en su obra una vida quebradeña distinta a la que uno accede gracias otros ritmos musicales del altiplano mucho más difundidos, como lo son los carnavalitos, los huaynos, los bailecitos, entre otros. Y este hecho de mostrar la parte “no turística” del quebradeño, además, lo hace fusionando los ritmos ancestrales con la música clásica.
–¿Pensás la película como algo que permite conocer al personaje o como un complemento a su obra?
Me parece que si la película funciona como puente hacia su figura, hacia su obra y hacia su visión del mundo, ya me sentiría honrado de haber aportado ese granito. Pero también creo que la película tal como está planteada, nos da herramientas para resignificar su obra.
–A medida que conocías los testimonios de los entrevistados ¿descubriste nuevas cosas sobre Vilca que modificaron tu documental?
Tanto en el proceso de investigación como en el de rodaje, me permití tomar todo el tiempo que fuera necesario para indagar sobre los temas centrales en los que se estructura la historia: Su labor docente, su personalidad y su obra. Escuchar con atención y flexibilidad fue la premisa. Esto fue muy beneficioso porque permitió abrir el panorama a testimonios de musicólogos, sociólogos, filósofos andinos que nos introdujeron en el contexto cultural en el que Ricardo llevó adelante su vida y que repercute claramente en su obra.
–Hay otros documentales sobre Vilca. ¿Qué pensás que suma tu película a su figura?
Cuando Abraham Dip vio la película me dijo: “Hiciste una película sobre Ricardo con mirada jujeña y eso es un valor fundamental para entender su figura”. La película no habla de su trayectoria. Habla de su obra pero a partir de su forma de ver el mundo, y esto permite ayudarnos a resignificar no sólo su música, sino también su figura.
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