Título original: Idem
Origen: EE.UU. / Inglaterra
Dirección: Jon S. Baird
Guión: Noah Pink
Intérpretes: Taron Egerton, Mara Huf, Miles Barrow, Rick Yune, Nikita Efremov, Toby Jones, Aleksey Shedko, Natalia Gonchar, Oleg Stefan, Roger Allam, Anthony Boyle, Ayano Yamamoto, Nino Furuhata, Togo Igawa
Fotografía: Alwin H. Küchler
Montaje: Col Goudie, Ben Mills, Martin Walsh
Música: Lorne Balfe
Duración: 118 minutos
Año: 2023
Plataforma: AppleTV+
7 puntos
OTRA FÁBULA DEL CAPITALISMO
Por Mex Faliero
Las redes sociales aceleraron el proceso de convertirnos a nosotros mismos en un producto sin que nos sonrojemos un poco ante los débiles compromisos que sostienen los vínculos laborales. El sueño mojado del capitalismo está entre nosotros y es, en verdad, una pesadilla. No de otra manera se puede interpretar la forma en que Hollywood comenzó a asimilar marcas, compañías, empresas como elemento fundamental de sus conflictos. Si bien las fábulas del capitalismo no son nuevas, sí lo son la forma en que los espectadores se identifican con los logos: de Hambre de poder y McDonalds a Air: La historia detrás del logo y el acuerdo entre Nike y Michael Jordan. A veces se filtra una mirada ácida o cuestionadora del sistema, pero el fin de estas historias es mostrar como en el fondo hay personas, algunas de ellas con sueños, y el éxito no es otra cosa que el resultado de una serie de decisiones empresariales. En este contexto se inscribe Tetris, que si por un lado sigue la puja entre empresas para quedarse con los de derechos del popular videojuego, por el otro nos exige que suspendamos el cinismo y nos pongamos contentos con el éxito de su protagonista, Henk Rogers, un hábil negociante en inferioridad de condiciones interpretado con la dosis justa entre ingenio e ingenuidad por Taron Egerton.
Desconocía la historia detrás del Tetris, que abismó de alguna forma la caída del comunismo hacia finales de la década de 1980 y también el avance de los videojuegos por fuera de las consolas hogareñas, especialmente el Game Boy de Nintendo. Desarrollado por un simple técnico ruso fanático del tenis, el juego comenzó a girar por las ferias tecnológicas y llamó la atención de diversos compradores de patentes. El problema, claro, es que el origen soviético le impedía jugar el juego de las reglas de la economía capitalista y la obtención de sus derechos era algo turbia. La película de Jon S. Baird sigue entonces esas negociaciones, entre idas y vueltas que van desarrollando un poco la lógica del videojuego, con sus niveles de dificultad, incluida una estética de 8bits para algunas imágenes de referencia que hacen las veces de transiciones entre escenas. El film claramente se posiciona sobre el punto de vista de Rogers, al que construye como el estereotipo del hombre de negocios que tiene todas para perder y realiza una última apuesta que lo puede dejar en la lona. Dudamos que la historia haya ocurrido de la manera en que lo cuenta la película, pero lo importante es que Tetris logra imponer su propia lógica y creemos en lo que cuenta, de la forma en que lo hace.
Una de las principales virtudes de la película es que está narrada a una velocidad que no sólo reproduce el ritmo de las negociaciones -casi no hay tiempos muertos en el relato-, sino que nos impide descubrir sus manipulaciones. Entre reuniones, corridas, trampas, idas y vueltas, Tetris avanza llevándose puesto cualquier verosímil, y nos hace poner del lado de sus héroes. En el debe, seguro, hay una construcción de lo político que es decididamente caricaturesco, con buenos y malos delineados con una brocha gorda. Es probable que la presencia de Taron Egerton, un actor que aún conserva un aspecto aniñado, sea funcional a los modos maniqueos de la película. Queremos que gane, que se quede con la patente del Tetris, que derribe el Muro a cabezazos y libere a Europa del Este del comunismo.
Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente: